lunes, 30 de septiembre de 2013

De Troya a U.S.A: La Marcha a la Locura


Hace tiempo que vengo importunando a mis amigos más avisados y curiosos sobre un libro publicado en 1984 por la insigne historiadora norteamericana Bárbara Tuckman, sobre cómo personas y naciones caminan como ciegos a su perdición, marchando irracionalmente contra sus mejores intereses.

El desfile de estupideces históricas es interminable, pero la historiadora se conforma con destacar sólo cuatro dramáticas instancias, a la que el presente añade una:  la de los Estados Unidos en la hora aciaga que viven sus instituciones constitucionales y políticas:  el tranque Congreso – Obama que culmina, de una manera o de otra, esta noche.

Las cuatro ilustraciones de su análisis de la locura, en los lideratos y los pueblos, son las siguientes:
  1. La complacencia del Rey Príamo ante las fuerzas helénicas que finalmente lo derrotaron mediante la estratagema de regalarle un caballo de madera --- el famoso desde entonces Caballo de Troya --- lleno de soldados que asaltaron y tomaron la ciudad;
  2. La corrupción total de los Papas renacentistas, desde Sixto IV hasta Clemente VII, que provocaron la Reforma Protestante;
  3. La complacencia británica para con la Revolución Americana, dirigida por una serie de reyes mequetrefes, más pendientes de sus amantes y saqueos del Reino que de los problemas reales en América; y
  4. La locura de Vietnam, que se llevó de frente a dos presidentes, Nixon y Johnson, ciegos para la realidad, porque la locura no ve.
La quinta locura la estamos viviendo esta noche y por dos semanas más.  La derecha irracional del Partido Republicano Nacional ha querido rendir a sus pies a un electorado, a un Presidente, y aún a la Corte Suprema de los Estados Unidos, que avalaron la reforma de salud del Presidente Obama, que el Congreso mismo aprobó.  Como salteadores de caminos, exigen la capitulación del Presidente o su vida pública.  Valiéndose de una página del libro de Harry Truman, o del libro de John F. Kennedy “Profiles of Courage”, el Presidente Obama ha enfrentado el asalto con carácter e inteligencia.  No se puede negociar con locos, de la variedad que tan bien caracterizó Barbara Tuckman.  ¡No en balde dice el pueblo que “a quienes los dioses quieren perder, primero lo ciegan"!

domingo, 29 de septiembre de 2013

La Política y la Felicidad Privada


La insigne filósofa hebrea Hannah Arendt nos ha legado iluminadores estudios sobre el totalitarismo, principalmente el nazi de Alemania y el fascista de Italia y España:  Hitler, Mussolini y Franco, con sus correspondientes aplicaciones a Rusia, y Cuba en estos días, por más de medio siglo.

Como contraste palmario con esos totalitarismos, en que un hombre o un grupo se atribuye a sí mismo el monopolio de la verdad y la virtud --- a palo limpio, de cárcel y muerte contra los que reclaman libertades individuales y civiles contra las pretensiones omnímodas y omniscientes del Estado.

La fuente moderna de impugnación de ese totalitarismo lo ubicó la profesora Arendt en el pensamiento político que gestó la revolución norteamericana, cuajado en su Constitución y en su praxis política de dos siglos.  Destaca para ello la estudiosa que John Adams, el segundo Presidente de la nación --- de 1797 al 1801 --- sentó la base filosófica para la esperanza republicana y democrática de un gobierno justo y eficaz.  Porque, decía John Adams, esa esperanza y posibilidad sólo se afinca en la realidad si el político considera la felicidad pública como su propia felicidad, porque la primera es condición de la segunda.  Piense, si no, el lector ¿cómo sería posible el político feliz que gobierna sobre una sociedad desgarrada, violenta, empobrecida y escéptica, en otras palabras, infeliz?

Tal intuición filosófica y valorativa plantea nada menos que el abismático problema de la motivación en la vida pública:  ¿a qué va el político a esa vida pública, si no es a producir, con sus muchas o pocas luces, la felicidad pública, condición de su propia felicidad?

Recientemente  le escuché expresar al ex Presidente Bill Clinton un pensamiento gemelo al de John Adams.  “La vida privada”, dijo, “es mucho más deseable que la vida pública, pero eso es así sólo si la política lo permite”.

Aplique el lector esa doctrina --- que yo suscribo --- a nuestra presente condición política y social en Puerto Rico.  ¿Es posible optar por el retiro a la felicidad privada huyéndole a la infelicidad pública que nos rodea?  ¡Piénselo!

viernes, 27 de septiembre de 2013

La Reencarnación de Harry Truman en Barack Obama


Para noviembre de 1948 yo residía en la Casa Internacional de Chicago, mientras cursaba estudios post-graduados en su universidad.  Para la semana anterior a las elecciones nacionales que enfrentaba al presidente demócrata Harry S. Truman al candidato republicano Thomas Dewey, todas las encuestas, todos los aparatos publicitarios de la nación daban por seguro ganador al entonces gobernador de Nueva York.  Menos Harry Truman mismo y un círculo íntimo, bien pequeño, que nunca concedieron la derrota.  Uno de ellos cruzó el país, arriba y abajo, Este y Oeste, escuchando las voces sencillas del pueblo en los bares, en los restoranes, en las filas de los supermercados.  Allí escuchó otro sentir de pueblo, radicalmente diferente a la publicidad multimillonaria pagada por Wall Street y los barrigones ricachos de la vieja oligarquía de Herbert Hoover, J.P. Morgan, y miles de depredadores del Bien Común americano que Franklin D. Roosevelt había echado --- como los mercaderes bíblicos --- del templo de la democracia.

El íntimo amigo y confidente de Truman le comunicó un mensaje sencillo, producto de su capacidad para escuchar y discernir, lo que la cacofonía oligárquica no permitía ni quería oír.  “Mr. President”, le dijo, “you can win”.  Y así fue, en aquella noche larga de noviembre de 1948.  ¿Qué pasó?  ¿Cómo se construyó aquella victoria?  Se construyó a base de carácter, inteligencia práctica, sentido común y voluntad férrea de lucha por los principios capitales de la fe democrática.

Dos cosas salvaron para Truman aquella elección.  La primera, enfrentarse al adversario sin miedo, sin tapujos, sin cálculos demagógicos de pretender complacer a todo el mundo, en busca de votos rancios e hipócritas.  Para eso citó al Congreso --- republicano en ambas Cámaras --- a una Sesión Extraordinaria para entender en 18 proyectos que no habían querido aprobar para perjudicar al Presidente.  Los republicanos, claro está, no tomaron el asunto en serio.  No aprobaron nada, y le permitieron al Presidente recorrer el país en un tren especial, desde cuya plataforma trasera se dirigía al pueblo que lo esperaba en cantidades cada día más masivas, diciéndole, con la ira santa del “underdog” vilipendiado:  “We have, you have, a do nothing Congress”.  ¿Y ustedes saben lo que yo voy a hacer con ese “do nothing Congress”?  “I am going to give them hell”.  A lo que las multitudes respondían:  “Give them hell Harry, give them hell”.

En una situación comparable ha colocado el Partido Republicano del Congreso al Presidente Obama con su campaña contra el "Obama Care" --- el plan de salud del Presidente, aprobado por el Congreso, por la Corte Suprema, y por la reelección de Obama.  Todo para servirle a las compañías de seguro multimillonarias y a los complejos hospitalarios que le pagan las campañas.  Además, pretenden sumir al país en el descrédito de no poder pagar la deuda nacional, porque el Presidente no está dispuesto a destruir los programas que protegen a los pobres, a los estudiantes, a los inmigrantes, y a los cupones contra el hambre.

Recuerdo con orgullo que ejercí en favor de Truman, mi primer voto.

El discurso de ayer del Presidente, como un Harry Truman reencarnado, ha retado a la derecha cavernaria del Partido Republicano para que provoque la parálisis del gobierno federal y reniegue de la deuda nacional.  ¡A ver si se atreven!

martes, 24 de septiembre de 2013

¿Quiénes son los Nuevos Patronos de Víctor Fajardo?


La pregunta se cae de la mata.  El más grande ladrón de fondos públicos en la historia del País, mediante un arreglo muy especial de sus paisanos PNP en la Junta de Libertad Bajo Palabra, sale a la libre comunidad a beneficiarse de unos contratos de asesoría para clientes anónimos.

¿Por qué anónimos, si se trata de firmas bona FIDE a cambio de servicios profesionales?  ¿Qué profesión, se preguntará el pueblo?  ¿La de ladrón a escala multimillonaria, junto a favorecidos expertos en el soborno?  ¿Por qué no puede saberse el nombre de esas firmas?

Ofrezco una hipótesis en respuesta a mi pregunta:  se trata de los viejos contratistas a los que hizo ricos mientras el se enriquecía también.  ¿Qué puede pensar el cliente que va a hacer decisiones económicas en base al asesoramiento de Fajardo?  ¿Sobre qué será el asesoramiento?  ¿Sabe cómo mentir, robar, y traicionar la fe pública de tantos padres, maestros y estudiantes?  ¿Qué más sabe realmente?

El abogado que más allá de la excarcelación del ladrón le gestionó contratos es un aliado del crimen de su cliente, no acusa conciencia moral alguna frente a este pueblo, y contribuye, por dinero, a la prostitución de su profesión.  Una cosa es defender derechos de un acusado, y muy otra es servir de tutor para rehabilitarlo económicamente.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Víctor Fajardo: La Parábola de los Chanchullos


Víctor Fajardo anda libre por las calles del País.  Asegúrense los ciudadanos de que sus bienes no estén a su alcance.  El delincuente más burdo y vulgar de la historia del Pais, que sirvió de mampara protectora a su jefe corrupto Pedro Rosselló, no bien ha puesto pie en la calle y ya tiene un contrato con una corporación privada que no quiere dar su nombre al País.  Los corruptos en la sombra protegiendo a los corruptos conocidos.  Gracias todo ello a una Junta de Libertad Bajo Palabra apalabrada para proteger los de la casa, los de la feligresía PNP.

Nada de lo que aquí ocurrido sorprende.  El PNP le debe a Fajardo por el silencio sobre los ladrones que no fueron enjuiciados gracias al juez Laffite y al fiscal Guillermo Gil, que concertaron, en un receso del Tribunal Federal, culpar a Fajardo por no atenerse estrictamente a su compromiso de decirlo todo, y en un receso de 5 minutos chanchullaron meterlo para adentro y excusar el testimonio de por lo menos diez ladrones que estaban en turno para ser inculpados.  Laffite y Gil se combinaron para detener la hemorragia de la corruptela de Pedro Rosselló.  Así, Fajardo a la cárcel y los 10 ladrones a la calle.  En otras palabras, se impuso la parábola de la corrupción política y judicial:  empieza por lo bajo, va escalando las alturas del robo, y entonces desciende:  comienza en un chanchullo de Laffite y Gil, sube por el proceso judicial contra Fajardo como chivo expiatorio y “punching bag”, y baja y culmina en el otro chanchullo de la todavía administración PNP de la Junta de Libertad Bajo Palabra, liberando a Fajardo, no sea que siga hablando y diga lo que Laffite y Gil no le permitieron decir.

A pesar de todo lo anterior, y a los 9 meses del nuevo gobierno, el viejo gobierno sigue gobernando, y el pueblo votó en vano.  Eso, y suspender las elecciones, da lo mismo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Miguel Pereira y sus Experiencias con la Verdad


La frase proviene de Mahatma Gandhi.  Se refería en su tiempo a la técnica infalible de desarmar los embusteros y marrulleros con, sencillamente, la verdad.  Un pensador inglés del siglo 18, John Stuart Mill, en su famoso ensayo sobre la libertad, se anticipó conceptualmente a Gandhi cuando dijo:  “la superioridad de la verdad sobre la mentira estriba en que, por ser verdad, rebota, recurre”, contrario a la mentira, que por ser tal se esfuma al primer contacto con la realidad.

En estos días, en nuestra vida publica, estamos viviendo ese contraste:  el senador Miguel Pereira, que tiene una vocación de verdad inalterable, ha propuesto despenalizar el uso y la portación de una onza de marihuana para propósitos medicinales y recreativos.  Ese proceso va a todo galope en los Estados Unidos, y es la condición normal en la mayor parte de Europa.  Pero no en las aguas estancadas de esta laguna tropical 100 x 35.  Aquí se hace carrera política de la ignorancia, la mojigatería y la demagogia.  La gradas gobiernan sobre Fortaleza, el Capitolio y los partidos políticos.  Tal parece que sólo el pueblo piensa y entiende, intentando a gatas salir del oscurantismo en que lo mantienen sus líderes políticos y religiosos.  Y entonces aparece el Gobernador lleno de pánico demagógico, a advertir que él no firmará nada que despenalice el uso de tan exigua dosis del producto.

No podía esperar a que se culminara el proceso legislativo en el Senado, donde un grupo de legisladores serios analiza, discute, reflexiona responsablemente sobre cómo abrirle las entendederas a sus compañeros, al Gobernador y al País.  Tenía que salir a destiempo, lleno de pánico político, para complacer a las gradas en el fondo mismo de la ignorancia y la tiniebla.

El parlamento democrático tiene dos funciones principales, más allá de lo ceremonial vacío:  aprobar legislación y educar al pueblo.  Lo primero exige lo segundo.  ¿Qué prisa tenía el Gobernador de matar a medio camino ese proceso legislativo como educación de la opinión pública?  En este caso la inseguridad política del Gobernador da al traste con la seguridad que deben sentir los senadores de que su voz no será ahogada.  Faltó este fin de semana un líder senatorial que pusiera las cosas en su sitio.

Continúe el senador Pereira con su cruzada de verdad.  El pueblo aprecia y respeta su estilo, al margen de la demagogia.

Piense el lector de que lado estaría el Papa Alejandro si le preguntaran por el castigo carcelario, o la multa desproporcionada a un joven que utiliza una onza o menos de marihuana, por la razón que sea:  su respuesta abochornaría a nuestros comevelas y come biblias del patio.

Varado en alta mar, en un islote solitario, ¿de quién se haría usted acompañar, de Miguel Pereira o de Alejandro García Padilla?

jueves, 19 de septiembre de 2013

La Nueva Secretaria de Salud: Una Excelente Profesional Hacia Una Misión Imposible


La doctora Ana Rius es --- por reconocimiento universal --- una excelente persona y profesional de la salud.  Su sentido común, saber médico e integridad, salieron a relucir durante la presente crisis del Hospital de Carolina.  De ahí que el Gobernador la haya designado Secretaria, por sus méritos y para lavarse la cara sobre su nombramiento anterior, que no reunía las condiciones ejecutivas y éticas para dirigir el Departamento.  Porque lo que advertimos a tiempo se manifestó a destiempo, ante la primera crisis que enfrentó.  Tenía demasiado muchos padrinos y clientes para responderle al País con presteza y voluntad.

Ahora bien:  el nombramiento de esta gran persona y distinguida profesional en Salud no cambia nada de lo que es la gran mentira de esta administración sobre la salud pública: su financiamiento, su administración, su servicio directo al pueblo que la paga.  Y me temo que la doctora Rius, de la mejor buena fe, ha caído en la trampa mendaz de este gobierno sobre esos asuntos cardinales:  la doctora recita el mantra oficial de un servicio de salud universal --- que es un embuste ---, refiriéndose al acceso y no menciona el pagador --- que se le entrega a dos aseguradoras, en forma de monopolio, en salud física y mental, con el record más funesto de sobornos políticos y de pésimos servicios.

Por lo visto la doctora no tocará eso, sino que atenderá en Salud las sobras que han dejado los clientes políticos del gobierno.  De esa manera y por esas razones, la doctora le resolverá un problema político al gobernador, pero no le resolverá ningún problema fundamental al pueblo, porque los recursos y los poderes para eso están en otro sitio.  En este sentido, el doctor Eduardo Ibarra en  representación de los médicos del País y por su propia formación ética y profesional ha hablado claro, clarísimo.  Pues si no hay un pagador único que sea el propio gobierno, el servicio universal de salud es una frase hueca, un engaño.

Buena suerte le deseamos a la doctora, pero tiene ante sí una misión imposible, porque el gobierno que la ha nombrado tiene comprometidos de antemano los dineros del pueblo y las promesas que le hizo al País, con el negocio privado, para el lucro, de las aseguradoras.  La doctora sabe eso, y dice el pueblo que en guerra avisada no muere gente.  Yo digo, por el contrario, que muere a sabiendas y a gusto.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Lecciones de Carolina


Si uno juega, y pierde, y aprende --- dice el pueblo --- realmente no pierde.  El desastre de la ejecución de la política pública sobre salud con respecto al Hospital de la UPR en Carolina demuestra que Puerto Rico, descontada la incompetencia y complacencia criminal en la administración de ese hospital, cuenta con los recursos de inteligencia médica y capacidad de superar desastres, si la gerencia política cuenta con la voluntad de la decisión que este tipo de caso requiere.

En este drama hay que destacar varios extremos preocupantes: la pusilanimidad del Departamento y del Secretario de Salud saliente, doctor Joglar Pesquera, la tozudez del administrador del hospital, doctor Nevárez, y la blandenguería del Presidente Sánchez, de la Junta de Gobierno de la UPR, y principal agente del Gobernador en Salud y la UPR, como una especie de Leonardo da Vinci, maestro de todas las disciplinas, gracias a su tarjeta de membresía en el estadoísmo criollo.

Dos profesionales de primera han brillado en este desgraciado espectáculo de incompetencia y estupidez: la doctora Ana Rius y el doctor Eduardo Ibarra, desde el Departamento de Salud y el Colegio de Médicos, respectivamente.  Sacaron la cara por el País, y le han lavado la cara a un gobierno inerte y pusilánime, aún frente al hecho brutal de 32 muertos.

Podemos derivar de esta desgracia una lección más básica y duradera, si tenemos el ojo y la razón enfocadas en lo fundamental, y es esta: que, como afirmó hace más de dos siglos Tomás Jefferson, “no importa que la razón cometa errores, si mantenemos la libertad para corregirlos”… como en Carolina, digo yo.

Esta es la seguridad absoluta y fundamental que garantiza la sociedad libre.  

martes, 17 de septiembre de 2013

Ponencia Sobre el Plan Decenal

Para mis lectores, aqui comparto con ustedes una copia de la ponencia sobre el Plan Decenal, Proyecto de la Cámara Número 1032, que presenté hoy ante la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes.

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PONENCIA
José Arsenio Torres
18 de septiembre de 2013

Honorable Presidenta y miembros de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes:

--- Accedo hoy a la invitación que me han cursado para opinar sobre el Proyecto de la Cámara Número 1032, que por petición ustedes evalúan.

En primer lugar, una impresión general, que luego ilustraré mediante una anécdota relevante:  Robert Redfield y “The People of Puerto Rico”. 

En segundo lugar, una síntesis de las “reformas educativas” realizadas en Puerto Rico en los últimos tres cuartos de Siglo XX:
  • 1937 – José Padín – idioma español
  • 1942 – Jaime Benítez – educación en general
  • 1961 – Ángel Quintero Alfaro – educación en general
  • 1993 – José Arsenio Torres – Escuelas de la Comunidad

¿Qué debemos aprender de esos esfuerzos?  En primer lugar, que las reformas educativas no se conciben ni se realizan desde las quejas, ni por los quejosos.  Que no proceden de la masa del pueblo ni de las matrículas y clientelas que sufren el deterioro y la ineficiencia de los sistemas a reformarse.  Que las reformas son fenómenos de liderato, de voluntad de romper esquemas rígidos y esclerotizados a favor de formas nuevas de fundir los factores componentes del proceso educativo.  Así ocurríos en la Universidad de 1942 al 1970, y en el Departamento de Educación de 1961 al 1968, tanto como en 1993-94 bajo mi dirección.  Al agotarse o destruirse esos esfuerzos, los sistemas recaen en la antigua rutina de clientelas abajo y poder sin dirección arriba.

Sirva lo anterior de trasfondo… vamos al presente.  ¿Cuál es el diagnóstico que nos sirve de punto de partida, de hechos y valores educativos?

Nos enfrentamos como gobierno y como pueblo --- el pueblo pobre y de clase media --- a un sistema educativo enorme, costoso. Y en gran medida improductivo a la luz de las necesidades del País, de los niños, y de los propios profesionales que lo componen y lo dirigen, por no decir que lo sufren.  Sus notas definitorias son el bajo aprovechamiento --- que nadie niega ---, la desmoralización de sus componentes --- maestros, padres y estudiantes ---, impacto negativo en la sociedad porque ni sus egresados están a la altura de las exigencias académicas de las universidades ni del mercado de empleos que requiere destrezas básicas --- funcionales --- y adaptables a los cambios de la economía.  En el peor de los casos, el fracaso de la escuela es el triunfo de la criminalidad, en especial del mercadeo de la droga.

Por encima de esa masa educativa y moralmente jadeante está la cúpula del poder administrativo y los intereses partidistas de los políticos, cosa de todos conocida, pero recientemente confesada ante ustedes por tres Secretarios de Educación.  (Ejemplo, como experiencia personal: 1993 – Federación de Alcaldes y Junior Cruz).

Con esa cúpula, burocratizada, distante, vaga, y que crece y se reproduce como los animales inferiores por división simple --- aditiva --- no se puede hablar de reforma. (Ejemplo de 1942 en la Universidad).  Los sistemas no se reforman ellos mismos.

Estipulados los elementos objetivos de este diagnóstico, ¿cómo salimos del sumidero, del caño burocrático en que estamos sumidos?

II --- Principios guías para una verdadera reforma educativa de la escuela primaria y secundaria y de las estructuras de dirigencia educativa, a todos sus niveles:

Los principios, como los entendemos en la ciencia  y en la filosofía, tanto como en el derecho, representan puntos de partida para entender, explicar, o realizar un campo del conocimiento o de la acción.  En los ámbitos de la acción, ya sea política, ética o productiva en el orden de las artes como programas culturales, se trata de cuatro elementos cuya claridad es indispensable al éxito, a partir de problemas y en rumbo a fines a lograrse.  Estos cuatro elementos son:  una visión clara de hacia donde se marcha; una estrategia para llegar a esa finalidad; un programa que instrumente esa estrategia hacia la visión contemplada, y finalmente, voluntad para tomar las decisiones particulares que realicen en la operación real y cotidiana esos compromisos programáticos.

Estos principios --- como reforma --- no se realizan en el vacío.  Requieren el entendimiento y el respaldo legislativo y ejecutivo para realizarse, a contrapelo de todas las inercias y todos los intereses que quisieran apoderarse de los recursos del sistema educativo --- dinero  y valores --- para sus propios fines.

El punto de partida constitucional y legal de tal reforma no tolera dudas o interpretaciones torcidas:  nuestra Carta de Derechos y leyes educativas vigentes están meridianamente claras:  educación pública y gratuita, obligatoria a nivel primario y secundario, habidos los recursos económicos del Estado, y enteramente no sectaria.

En ese ámbito constitucional se establece además que el sistema de instrucción pública será dirigido por el Estado: Gobernador, Legislatura y Secretario de Educación, con todas las especificaciones legales y reglamentarias que sean necesarias para que al nivel operacional cotidiano se cumplan los propósitos del Estado y se satisfagan las necesidades de la sociedad.

Esas funciones --- constitucionales, legales, y reglamentarias --- no son delegables a nadie, sean muchos, pocos, bien organizados o intermitentemente activados.

La reforma educativa puede y debe ser realizada mediante la precondición de un diálogo intenso y extenso de la comunidad de interesados, que somos todos, como una exigencia de ley previa a la toma de decisiones por los funcionarios que la Constitución y las leyes designan para ello.  El populismo educativo es tan peligroso como el populismo político.  Ambos comparten una virtud:  envían demandas, a veces elocuentes y sonoras, al Estado.  Pero es el Estado el que tiene que adoptar las respuestas pertinentes a esos reclamos.  Mas allá de eso se trata de demagogia educativa o política, como sea el caso.

El sufragio universal y libre autoriza al pueblo a establecer un contrato que delega los poderes --- lo tres, Ejecutivo, Legislativo y Judicial --- al Estado.  No se puede reclamar --- en reversa --- esa delegación democrática para que, cada grupo de interés, numeroso o exiguo, retome el poder original, ya delegado, del pueblo.  Eso sería otro sistema, el de la anarquía intermitente.

III --- Vamos ahora al proceso educativo.  Porque todo lo anterior se piensa y se dice a favor de un proceso que resulte en verdad educativo.

El proceso educativo consiste de varios niveles de acción.  En primer lugar, la relación de la autoridad educativa --- el Secretario, su equipo administrativo central, regional y distrital --- y todo su mandamiento de aplicación de las leyes vigentes y de sus presupuestos a las escuelas individuales.  Contra esa pirámide de organismos burocráticos encima --- literalmente encima --- de las escuelas, giró la reforma de la Ley 18 de 1993.  Si a los legisladores le interesa, puedo entrar en detalles durante el diálogo que espero.

A ese proceso educativo burocrático hay que añadir, para diferenciarlo, el proceso educativo como proyecto educativo.  El proyecto educativo tiene que estar centrado en el estudiante y el maestro, como lo estuvo en las tres reformas educativas que mencioné al principio, de las cuales participé como estudiante, como profesor y como dirigente educativo:  1937; 1942; y 1993.

Una cuestión fundamental tiene que presidir el proyecto educativo, a saber, ¿qué es lo que ocurre cuando la experiencia educativa educa?  Esa experiencia educativa no ocurre en la Secretaría de Educación, ni en las regiones educativas, ni en las oficinas de los superintendentes.  Ocurre en la escuela --- entre estudiantes y maestros y estudiantes y estudiantes.  En el mundo burocrático, y en el mundo de los foros ciudadanos puede ocurrir una experiencia educativa sobre los asuntos que mutuamente le interesan.  Pero la educación de los estudiantes para inducirle las ganas de saber más, o ocurre en la escuela, o no ocurre.  Y ese proceso --- que el proyecto educativo define y postula --- supone un currículo nuclear sobre el que se emplean y desarrollan destrezas para uso actual y prospectivo, como forma multiplicadora de capacidades: lenguajes, matemáticas, ciencias, artes y técnicas, según el nivel educativo.  Fuera de esa experiencia no hay salvación.  Todo lo demás, por niveles hasta el final de la escuela secundaria, es complementario y no fundamental y fundamentante.  Si esto es así, ¿cómo se logran esos fines y cómo se reconocen y premian a sus realizadores:  los maestros?  Y para que la comunidad refuerce ese propósito, y para que los padres se sumen a ese esfuerzo a favor de sus hijos, ¿qué tipo de escuela y que tipo de relación educativa les reconoce y les sirve?  Para mí no existe otra respuesta que “la escuela de la comunidad”.  Esa es la dirección de las reformas educativas en los Estados Unidos, de Chicago y Nueva York, por ejemplo.  Pregúntenle al Secretario Duncan cuando lo vean.

La alternativa es la actual pirámide de poder, administrativo y partidista, que las iniciativas ciudadanas han hecho bien en desenmascarar.

IV --- El proyecto educativo que propongo exige mucho de los maestros y de los padres.  Toda la evidencia histórica y personal me dice que están dispuestos y ávidos:  esa es la participación de la cual debiéramos estar hablando, y no de la participación para expropiarle el poder constitucional y legal del Ejecutivo y al Legislativo mediante una participación romántica, curalotodo, no desde las comunidades y las escuelas, sino de unos centros de mercadeo publicitarios que han intentado un zarpazo al poder desde el Proyecto bajo estudio.

Ahora bien, si hablamos del largo plazo, decenal o quinquenal, es doblemente necesario aplicar el concepto a la formación académica de los maestros.  Porque la educación universitaria de los maestros --- muchas décadas de experiencia en el asunto me lo atestiguan --- es un área de desastre:  es una educación superficial, un entrenamiento para la pasividad, sus alumnos tienen históricamente los índices más bajos de aprovechamiento a la hora de admisión, y se gradúan --- al margen de excepciones admirables, por razón de vocación  --- sin la experiencia intelectual, académica, del aprecio, el análisis, y la crítica indispensable en quien se supone cultive esas destrezas mentales en sus alumnos.

No hay más que contar el número de programas de pedagogía --- seudo-programas --- en universidades --- seudo-universidades “Pell” --- para saber que se trata de pulgueros educativos, “trade schools” donde el cliente siempre tiene la razón.  Todas acreditadas por un Consejo de Educación que, para eso no hace falta y  podrían economizarse los millones que gasta.  ¿Quién ha visto que ese Consejo acredite las escuelas del Estado?  El Estado las acredita al establecerlas.  No se necesita ese organismo de patronazgo.  Los ciegos no pueden dirigir a los ciegos.  Pregúntese, además, esta Comisión, ¿qué es una universidad y cuántas en realidad hay en Puerto Rico?  De igual manera llamo la atención sobre la proliferación descontrolada de las fundaciones supuestamente “sin fines de lucro”.  Haga la Cámara un inventario de su número, y su costo al erario y se sorprenderá de los resultados. Porque ¿sabe la Cámara cuantas hay, financiadas total o parcialmente por el Estado, por la Cámara?

Esta breve ponencia no puede cubrir todos los temas que inciden en una reforma educativa democrática --- y no elitista ---, a nombre de y para beneficio de las masas ciudadanas.  Y por el otro lado, ni esta Comisión, ni esta Legislatura pueden realizar esa reforma.  La tienen que estudiar, proponer, y explicar los componentes de la praxis educativa y de la academia --- los intelectuales públicos de la sociedad y del sistema --- tales como los representantes activos de la sociedad civil legítimamente preocupados por las deficiencias de y mal uso de recursos del sistema como existe, evitando a toda costa la política partidista y el enriquecimiento ilícito de corporaciones trompito alrededor del Departamento y externos las escuelas, según confesado aquí por tres ex Secretarios de Educación de Luis Fortuño, para no mencionar al flamante Secretario de Pedro Rosselló que selló la muerte de las Escuelas de la Comunidad.

Por todo lo anterior propongo que esta Comisión recomiende a la Cámara haga el nombramiento de un Grupo de Trabajo para que estudie y formule un Plan de Acción ejecutiva y legislativa hacia la reforma de la educación pública en Puerto Rico.  Para preparar dicho plan el Grupo se valdrá de todos los recursos académicos y comunitarios disponibles en el País, y de todos los recursos económicos y administrativos que el gobierno pueda prestarle.  Este Plan debe prepararse en un periodo de seis meses.

El Grupo se constituiría de 14 miembros, de la siguiente manera:
  1. Un miembro nombrado por el Gobernador, y que sería el Presidente Ejecutivo del Grupo;
  2. Tres miembros seleccionados por el Presidente de la Cámara;
  3. Tres miembros seleccionados por el Presidente del Senado;
  4. Dos miembros seleccionados por las agrupaciones magisteriales;
  5. Cinco ciudadanos universitarios de reconocido historial intelectual sobre problemas de educación  y cultura.

Propongo además que el representante del Gobernador sea el Dr. David Bernier, Secretario de Estado, lo que contribuiría al Grupo el compromiso del Estado para que sus propuestas reciban la consideración pronta y seria que el País espera y merece.

Muchas gracias por la invitación, por su atención, y por la consideración que merezcan estas reflexiones y recomendaciones.
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jueves, 12 de septiembre de 2013

La Otra Crisis de Salud


Conozco y quiero compartir con mis lectores una experiencia de primera mano en el Doctor’s Center Hospital de Santurce.  De primera mano porque mi esposa fue testigo e interlocutora de un terrible abuso de poder médico y hospitalario durante el día de hoy, de seis de la mañana a seis de la tarde.

Se trata de una amiga y vecina citada para una operación ambulatoria a las seis de la mañana, una de quince pacientes citados todos para la misma hora.  Confrontado el cirujano sobre este abuso, contestó que se trataba de reglas del hospital, citar a todo el mundo para la misma hora.  Es obvio que de tal manera el hospital asegura de que la caja registradora suene todo el día, sin perder el médico y el hospital ni un centavo de su cálculo monetario.  Porque, en segundo lugar argumentaron que --- retóricamente --- que no se podían arriesgar a que faltara un cliente.  Todo esto dicho, según me relata mi señora, con una cara de lata que justificaba su avaricia e insensibilidad para los pacientes desesperados, por la espera y por el abuso evidente en sus actitudes.  Una sala de espera en un sexto piso sin sillas ni espacio suficiente, y un baño sólo disponible en el primer piso.  Añádase a esto una total falta de comunicación con los acompañantes de los pacientes, a tal grado que la esposa de un paciente que se estaba operando nunca se enteró de que habían trasladado a su esposo a su habitación. 

Esa es la otra crisis de salud que sufre el pueblo enfermo.  No se trata de virus A o B --- ni de la negligencia e incompetencia del Secretario de Salud, ni del negocio del gobierno con las aseguradoras asignándole el dinero del pueblo a cambio del dinero político  para las campañas:  se trata del sufrimiento cotidiano de los pacientes y sus familias a manos de los colmillús insensibles de los hospitales y los médicos dedicados al estricto principio del lucro.  Claro, no todos, pero suficientes para conformar una crisis moral que degrada el profesionalismo que reclama la clase médica y los inversionistas hospitalarios.

¿Qué dirán sobre esto --- este hecho particular que hoy denuncio --- los dirigentes de la clase médica y los dueños del emporio hospitalario? 

Seguramente dirán que se trata de casos aislados.  Pero lo aislado aquí es la ética médica, con su hipócrita sonsonete de “el paciente primero”.

El Doctor’s Hospital no es un hospital para seres humanos.  Es una sala de torturas que todo se explica por la avaricia.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Obama: Media Victoria en Siria


Cuando digo que el Presidente Obama ha logrado ya media victoria en Siria, tras haber admitido el verdugo de Damasco su posesión de miles de toneladas de armas químicas, no sugiero que haya obtenido una victoria a medias.  Porque si se le da paso a la diplomacia no es para desistir del castigo que merece, sino para lograr los fines políticos y morales que se persiguen por otros medios, pacíficos pero obligados, mandatorios.

Si se tratara en el caso de Obama y Siria de un acto de hegemonía imperial con fines de dominio económico --- como sostienen las teorías conspiratorias de los “usual suspects”, antiamericanos --- ya Assad y su pandilla de criminales serían ceniza en las calles de Damasco.  Pero se trata de una postura moral, de conciencia, como única garantía disponible contra el genocidio del tirano.  La razón práctica al servicio de la razón moral, dicta una pausa para explorar la seriedad de los garantes de Assad en China y Rusia, de tal manera que se preserve el derecho moral de ajusticiar al verdugo.  Pero si se determina que se trata de una táctica dilatoria para impedir el día del juicio final para el terrorismo de estado de Assad, la sanción militar.

En este asunto a Estados Unidos hay que juzgarlo como república democrática en su vida nacional interna, y como imperio político en sus relaciones externas, compitiendo con sus adversarios conocidos de China y Rusia, y sus satélites correspondientes de Irán, Corea del Norte y otros apéndices en America Latina.

Mirados desde adentro, los Estados Unidos representan – pasado, presente y futuro --- el más grande y exitoso proyecto de libertad humana y política de la historia.  El debate que sobre Siria ha escenificado su Presidente, su Congreso y su pueblo en estos días demuestra la madurez democrática de ese pueblo.  Mirado exteriormente, en competencia o cooperación con otras sociedades, exhibe y pone en juego los instrumentos y recursos del poder --- político, económico y militar --- en competencia, alianzas o confrontamiento con sus competidores.  Tomando la historia como medida de juicio y comparación, ¿cuándo no es Pascua en diciembre?

La media victoria obtenida ya por Obama ha puesto al verdugo de Damasco a confesar lo que hasta ayer negaba:  que es un fortín de gases venenosos para usar contra su pueblo, mientras ha convencido a Rusia de que el acto de conciencia que está dispuesto a realizar militarmente si es necesario va en serio y que mejor es que ellos también vengan en serio al desarme de Assad y su venenoso holocausto químico.

Mientras tanto, nadie se extraña de que los “ususal suspects” locales condenen otra vez a los Estados Unidos por… !lo que sea!  Porque se trata de un antiamericanismo ritual.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Siria: La Fuerza al Servicio del Derecho


Cuando en 1962 el presidente John F. Kennedy confrontó con el poder naval y aéreo norteamericanos la aventura de Nikita Kruschev y Fidel Castro para instalar misiles atómicos en Cuba a noventa millas de los Estados Unidos, hasta que Nikita vio malas y no buenas y desistió del proyecto, los antiamericanos profesionales del patio condenaron el uso del poder norteamericano, como lo hacen hoy en el enfrentamiento entre Assad, el verdugo de Damasco, y el Presidente Obama.

Nunca antes desde entonces había yo percibido el desbordamiento de la hostilidad emocional contra los Estados Unidos en este confrontamiento entre el genocidio y el derecho basado en la humanidad de las víctimas del carnicero de Damasco.  Eso ha llegado al extremo de proclamar a Vladimir Putin como el custodio de los derechos humanos, frente al malo de Barack Obama, a quien supuestamente sólo le interesa el petróleo del Mediano Oriente.  Putin, que abastece de misiles a Assad y a quien sólo le interesa desbancar el liderato de los Estados Unidos.  Putin, el matón profesional de la KGB del stalinismo, que hace desaparecer a los periodistas que le desenmascaran y a los políticos que lo confrontan, en esa “democracia zarista” que preside.  ¿Habráse visto?

La iniciativa y la promesa de Barack Obama de destartalar la infraestructura material y estratégica del verdugo de Damasco, sea que el Congreso la apruebe o no, ya va produciendo efectos potencialmente positivos.  El verdugo, a propuesta de los rusos, dice que está dispuesto a entregar las armas químicas --- las mismas que hasta ahora negó que tuviera --- a las Naciones Unidas, a cambio de evitar la pulverización de su aparato militar, aéreo y terrestre.  Obviamente, una trampa se esconde detrás de esa expresión de debilidad y terror a sufrir el mismo destino de Moammar Kadafi de Lybia.

Ese parpadeo de Assad fortalece la mano de Obama y Kerry, su Secretario de Estado.  De cumplirse la promesa de entregar todo lo que hasta hoy había negado, fortalece la perspectiva de un orden internacional que marca límites al genocidio de un pueblo a manos de sus dueños tiránicos.

Assad pestañeó, porque no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir.  Victoria para Obama y los Estados Unidos, sea que Rusia y Siria cumplan su palabra, que si no la cumplen.  Porque entonces la fuerza al servicio del derecho dirá la última palabra.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Una Crisis de Motivaciones


Nadie cuestiona la firme convicción de que la generación puertorriqueña patriótica de 1940 al 1968 actúo en la vida pública, renunciando a sus oportunidades de enriquecimiento en la vida privada, por motivos claramente patrióticos de rescate del pueblo trabajador, agregado, explotado, a manos de lo que Luis Muñoz Marín llamó “el colmillú” de las centrales azucareras, las haciendas del café y del tabaco, y de sus representantes legislativos de la coalición Repúblico-Socialista en la Legislatura de Puerto Rico.  A eso llamamos motivación:  las razones éticas y espirituales por las que se abandonan las comodidades de la vida privada a favor de la lucha política partidista, odiosa y destructiva como suele ser a veces, en aras de la justicia para todo el pueblo.

La generación luminosa de 1940 no fue la única que hizo de la virtud pública --- el combate político por el pueblo --- la base de su felicidad privada.  La generación  de los años ochenta y noventa del siglo 19 representó ese mismo espíritu patriótico y pionero, en aras de la felicidad, el bienestar y la dignidad del País.  En esas luchas --- desde Hostos en los 1860 hasta el 1910, hasta Luis Muñoz Rivera de 1887 hasta 1916 --- fundieron sus vidas y sus modestas haciendas.  A eso llamamos motivación, la razón por la cual sacrificamos la vida y la hacienda --- la felicidad privada --- por la felicidad pública, la libertad y el bienestar del País.

Lo que hoy vivimos, aparte de la crisis económica y el régimen de mediocridad e incompetencia de la vida pública, que explica el alto grado de turbación social que padecemos, es explicable  sólo en términos de una categoría moral:  la motivación torcida de nuestros gobernantes, gobierno y oposición.  Sólo así se explica la torpeza que exhibe nuestra vida pública, ejecutiva y legislativa.  Los hombres y mujeres que van al gobierno, ejecutivo y legislativo, no van pensando en el pueblo.  Van pensando en ellos mismos.  Al nivel de las alcaldías, esa vaciedad moral alcanza niveles de “striptease” moral, de desnudamiento de motivaciones puramente económicas como reclamo de validez para ejercer el poder diz que a nombre del pueblo.

La motivación en la acción --- por qué y para qué aspiramos al poder público, a nombre del pueblo --- el egoísmo o el servicio, dicen la historia, como un MRI moral, de los servidores y los farsantes, los “aprovechaos” insensibles.

Dejo al lector que señale a los practicantes de una cosa u otra.  Por mi cuenta, pienso que los dos partidos principales carecen absolutamente de la motivación ética y democrática para servirle al pueblo.

martes, 3 de septiembre de 2013

Obama sobre Siria: Una Jugada Maestra


El anuncio la semana pasada de que el Presidente Barack Obama atacaría a Siria como castigo a su flagrante programa de genocidio con armas químicas, pareció al principio un riesgo político y estratégico a espaldas del Congreso y del pueblo norteamericano.  Porque aunque tal decisión puede sostenerse jurídica y constitucionalmente, parecía arriesgada --- no siendo una declaración de guerra total contra el carnicero de Damasco ---política y militarmente.   Políticamente porque el pueblo americano está harto de guerras en tierras lejanas en las que no se ven victorias resonantes, sino desgaste económico, militar y moral sin resultados dramáticos y positivos.  El disparate de Irak ha salido caro y dudoso en balance final:  un gobierno inepto, una guerra civil sorda e interminable, y un terrorismo Al Qaeda continuo.  Afganistán es un desastre:  un gobierno corrupto, un terrorismo implacable, y unos costos humanos y económicos que el pueblo americano no está dispuesto a seguir sosteniendo.  Militarmente arriesgada su deferencia ante el Congreso, además, porque el guerrero necesita saber que a sus espaldas tiene a un gobierno y a un pueblo solidarios.

Ahora a Siria:  un bribón matarife --- Assad --- asesina y asfixia con armas químicas a la mitad de su pueblo para seguir oprimiendo la otra mitad.  Pero el tirano se pasó de la raya.  Obama le había advertido que esa línea --- tanto como en Irán si persiste en producir armas nucleares --- convocaría la conciencia moral de la humanidad a un castigo masivo.  El resto de la humanidad lo ha respaldado de boca, pero sólo Estados Unidos tiene la convicción moral y el poder para poner orden ante esa anarquía moral.  Dicho y hecho, la “nación indispensable”  saca la cara otra vez contra el genocidio, como lo hizo en Kosovo y Serbia, excepto que ahora va sólo al encuentro del crimen de lesa humanidad.

Al comienzo de esta jornada política parecía que Obama ignoraría al Congreso, porque no se trataba de una declaración de guerra.  Pero lo pensó mejor y ha decidido buscar la aprobación del Congreso, en una jugada maestra.  Y aquí se da una interesante paradoja:  si no le hubiese consultado estaría en contra de la decisión presidencial.  Pero una vez consultado no tiene más remedio que respaldarlo.  Porque rechazarlo significaría no sólo debilitar al Presidente frente al mundo exterior, sino retratarse como mezquino frente a un adversario criminal, que saldría beneficiado de ese rechazo.

El debate o vista pública de esta tarde en el Senado enalteció la capacidad y dignidad del Senado ante su pueblo y el mundo exterior, y demostró además la competencia del equipo de Obama en este trance:  el Secretario de Estado Kerry y el Secretario de Defensa Hagel.  El Congreso tendrá que concluir que la nación en Washington está en buenas manos.