Un
dilema es un enfrentamiento a dos opiniones igualmente desagradables. En tal situación no hay manera de ganar. Si a eso se le añade una tercera dimensión
desagradable, entonces tenemos entre manos un trilema, vocablo que acabo de
inventarme para hacerle justicia a la complejidad política del asunto del
status. Claro, me refiero a las
actitudes, opciones y responsabilidad del Partido Popular Democrático, ya que
en el mundo simplísimo del PNP y los estadistas el mundo político
puertorriqueño es unidimensional:
la estadidad, y ya está, como si fuera posible en la sociología y
mentalidad política norteamericana.
Vamos
al trilema popular. Por un lado
tienen ante sí sus lideres un compromiso de campaña de legislar una Asamblea
Constitucional de Status. Pero
ahora la posponen a favor de un voto directo entre estadidad, independencia y
un Estado Libre Asociado presumiblemente desarrollado. El problema con eso es que los
elementos del desarrollo son tan problemáticos como lo que sería la
independencia, un verdadero salto a la oscuridad. Por el otro lado, las soluciones clásicas, pretéritas e
imaginarias de lo que será la independencia, rechazada masiva y reiteradamente
por el pueblo de Puerto Rico desde hace más de siglo y medio, y por el otro la
estadidad americana, credo de acomplejados, que no reaccionan dignamente ante
los amos que los considera inferiores.
De ahí la penosa genuflexión de sus actitudes.
¿Qué
nos queda? La Asamblea Constitucional
de Status. Teóricamente es la solución
más digna, excepto por las actitudes de los partidos que participarían en
ella. Los estadistas, si
participan, que es imposible, se enfrentarían a una alianza de independentistas
y estadolibristas contra ellos, por lo que quizás rechacen ese método de
antemano. Los independentistas tendrían
en contra a los autonomistas y estadistas, aunque para ellos eso no es
importante, pues lo importante es ir al baile. ¿Y los autonomistas?
Esos pueden estar seguros de enfrentarse a la alianza habitual de
estadistas con los independentistas.
De todo eso, ¿saldrá un consenso mayoritario que represente dignamente a
Puerto Rico? Quedan dos opciones,
que analizaremos mañana: la
primera, una consulta estadidad sí o no; y la otra, el plebiscito de Rafael Hernández
Colón, que Alejandro García Padilla acaba de comprar increíblemente.
Pero el
trilema parió existe otra opción, que también analizaré mañana, y que
trasciende el trilema antes mencionado.
Se trata de la cuarta dimensión, que es la más sencilla e históricamente
la más productiva para el pueblo de Puerto Rico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario