“Ser o
no ser”, decía el Príncipe de Shakespeare. “Si es preferible sufrir en nuestras mentes las flechas y disparos
de una fortuna desgraciada, o tomar las armas contra un mar de problemas, y oponiéndonos
a ellos vencerles”. “Vivir, morir,
quizás dormir”. En esas
elucubraciones mentales disipó Hamlet sus energías, hasta la muerte.
Eso ha
hecho el Vicepresidente de los Estados Unidos Joe Biden, después de meses de agonía
existencial. “Se me acabó el tiempo”,
dijo. Y yo añado que el espacio también. Porque a la izquierda está Bernie
Sanders, y a la derecha más de un candidato demócrata, con Hillary Clinton en
el centro izquierda, donde la aritmética electoral dice que está la mayoría del
pueblo.
La lucha
por la candidatura demócrata terminó hoy.
Hillary Clinton será la candidata y será la Presidenta.
Es una
pena que Biden no pudiera abstraerse de un golpe bajo a Hillary, censurando a
la candidata por llamarle “enemigos” a los republicanos. ¿Y qué son? No ve Biden la televisión, no escucha la radio, no lee periódicos? La zorra de la fábula no pudo
expresarlo mejor: “No las puedo
comer, no están maduras”, las apetecidas uvas, eso es la candidatura a la
Presidencia por el Partido Demócrata.
La política
democrática efectiva demanda cabezas claras, voluntades firmes, y un discurso político
racional, lógico, y continuo.
Porque el pueblo no es adivino.
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