Las
enmiendas que consideramos el domingo --- la que pide llamarle asesinos a los
meramente acusados para encarcelarlos, inocentes o culpables que sean --- y la
que reduce el número de legisladores sin tocar el patrón de corrupción que
viven, muchos o pocos, y que también le quita representación al pueblo, no
tienen, ninguna de las dos, nada que ver con las siete agresiones que Fortuño
le ha impuesto al País desde el 2 de enero del 2009.
Esas
dos enmiendas, que desmochan nuestra Constitución, no tienen nada que ver ni
con la criminalidad ni con la masiva corrupción de sus legisladores PNP. Son una compra de tiempo y atención
para que el País no lo someta a juicio sobre la obra destructiva de
instituciones y valores de la vida pública puertorriqueña, a saber:
1. Destrucción del Colegio de
Abogados como institución revestida de funciones y servicios públicos;
2. Ocupación partidista de todos
los niveles de la Judicatura del País, obra de muchas décadas si no de siglos;
3. Desmantelamiento de la
Universidad de Puerto Rico, la institución cultural pública más transformadora
de la vida puertorriqueña del siglo 20.
Se le niegan sus dineros, se le despoja de propiedades valiosas para
cumplir su función, y se rellena su Junta de Gobierno con politicastros
serviles;
4. Se desmantela la economía de
empleos industriales y públicos.
La cosa empezó con Rosselló, Romero y Fortuño en 1998 cuando destruyeron
la Sección 936, porque hacía improbable la estadidad. Ha continuado con la Ley 7, que despidió 30 mil servidores públicos
más, y ha culminado con la venta --- esa es su privatización de haberes públicos
valiosos: carreteras, peajes,
aeropuerto, y ahora va a la caza del Centro Médico para venderlo;
5. Destruyeron la Administración de
Comunidades Especiales, y la de la vejez para ponerlas en manos de tarugos
partidistas, y de alcaldes desarrollistas como Héctor O’Neill;
6. Han destartalado el Código
Penal, para asegurarse que no haya libertad de expresión pública contra sus
desmanes; y
7. Acaban de utilizar al verdugo
electoral de la Comisión Estatal de Elecciones para tratar de impedir la
expresión de ideas opuestas al aparato fascista de Fortuño.
La
lista de fechorías es larga, sin contar los incumplimientos: luz, agua, seguridad de empleo,
servicios de salud decentes. “Mi Salud”
es indecente, un embuste.
Por eso
he dicho: la fianza no es la
fianza, ni la reducción del número de impostores en la legislatura es lo que
dicen que es. Todo eso tiene
nombre y apellido: es Luis
Fortuño, el paquetero, el fraude, el farsante.
A eso,
y a él, es que repudiaremos el domingo, con un NO y NO. Que voten que
sí los timoratos, los chupópteros, los oportunistas y los cabilderos de siempre
sin distinción de partidos.
Por eso yo votare NO Y NO
ResponderEliminar