Pero no
puedo estar seguro. Sabemos que
mientras más jaiba el político, más se desgarita diciendo que cree en la
inteligencia del pueblo. El lugar común
sobre la inteligencia del pueblo parte de un deseo --- que piense y vote como
nosotros pensamos. Eso supondría
que a pesar de que si piensa y actúa
en términos de lo que le parece
bueno, la realidad objetiva de las cosas no siempre responde a ese
parecer. He ahí que la función del
político como educador es la de
ayudar a que lo que parece bueno y
racional se convierta en tal, mediante la provisión de hechos y razonamientos.
El
maestro, el educador, el académico, busca la verdad tal como ella es, aspirando
unas veces a, y otras veces partiendo del saber. Al jaiba, como político, le estorba el saber y la razón. Por eso los políticos jaibas rehúyen el
saber intelectual, académico, y le irritan y molestan los estudiantes y las
universidades libres, aunque cultivan y favorecen a las alcahuetas.
Hablan
de la inteligencia del pueblo para manipularlo, pero le temen a la
inteligencia. Por eso lo
bombardean con publicidad mendaz, comercial, en manos de buscones que se
atragantan los fondos públicos precisamente para emborujarle la cabeza al
pueblo.
Si yo
creyera en la inteligencia del pueblo con la fe del beato, no me preocuparía
sobre el voto de ese pueblo el día 19.
Pero sé que los jaibas, con el dinero de la mafia de Fortuño que
expropia al pueblo de su tesoro, están al acecho, para confundir, manipular, y
aterrorizar al pueblo con la criminalidad que precisamente ellos han
multiplicado con su incompetencia.
Para
esos jaibas, ser acusado por el Estado, equivale a ser culpable. Por tanto, no se le reconoce el derecho
a la fianza --- sin que el Estado haya probado nada. La inteligencia del pueblo, ¿se tragará esa inmoralidad?
Los
confundidos sobre la fianza opinan ingenuamente, que negar la fianza no lo resuelve
todo… “pero es algo”. No se dan
cuenta de que no es nada, que es un embuste cínico, para Fortuño reclamar que
está haciendo algo, cuando ha fracasado en toda la línea.
Para
los fines de los políticos jaibas, la otra enmienda, que reduce el número de
legisladores sin tocar la corrupción legislativa, les facilita engañar al
pueblo más fácilmente, a partir de la corruptela legislativa. La consecuencia de su aprobación es una
puñalada a la representación democrática, reduciéndola a un puñado de mayoría
legislativa.
La única
virtud que tiene esa enmienda es que, apruébese o no, con derrotar a Fortuño se
logra derrotarla, para el 2013, desde ya.
Los
jaibas están al palo. La
inteligencia del pueblo está a prueba.
¿Votará
el pueblo por sí mismo, por sus derechos y su democracia, o se entregará al
Jaiba Mayor, Luis Fortuño?
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