La
nueva mayoría senatorial del PPD ha salvado con rapidez y elegancia la primera
valla política: escogió como su
líder al senador más distinguido, por su capacidad y obra parlamentaria
demostradas durante la dictadura de Tomas Rivera Schatz y sus esclavos en el
cuatrienio que termina.
De
Eduardo Bahtia se puede esperar seriedad, responsabilidad y eficacia en la
dirección del trabajo senatorial de enero en adelante: un trabajo respetuoso de todos los
senadores, equitativo, competente, desde la lealtad al programa de su partido,
pero decente en actitudes y comportamientos, en contraste con las patanerías de
títere de billar de su antecesor.
Ahora
bien, si hablamos de Senado hablamos de la “Nueva Legislatura”, que tiene que
ser nueva no sólo en sus componentes y liderato, sino en su estructura, costo,
hábitos y odiosos privilegios a costa del contribuyente acosado por la crisis
económica que la pasada Legislatura ignoró para servirse con la cuchara grande
de manera inmoral y burlona.
El
gobernador electo está en record a favor de una urgente, inmediata reforma
legislativa: sesiones, tiempo
parcial, sueldos, carros y dietas.
Así también reza en el Programa del PPD. Tal compromiso no puede estar sujeto ahora a vacilaciones,
dudas, conveniencias de los legisladores electos, y electos precisamente porque
se comprometieron con esa reforma, que no tiene nada de complicada, que
economiza dinero para otras urgencias del pueblo, y que seria una bofetada cínica
a ese pueblo posponerla, complicarla, buscándole ahora siete patas al gato,
cuando sabemos --- “mera palpatio” --- que sólo tiene cuatro.
El
asunto es sencillo, y su enredo perjudicaría no sólo al pueblo, sino
principalmente la credibilidad de Alejandro García Padilla, porque sería un
blanco más fácil del desengaño del pueblo.
Los
otros problemas a que se enfrenta la “Nueva Legislatura” pueden enfocarse
cuidadosamente, tras estudios serios y vistas públicas, y en el proceso normal
de las negociaciones y consensos legislativos. Pero la “Reforma Legislativa” no, porque sus términos están
ya definidos en el Programa del PPD y en la palabra del gobernador electo, y en
la unanimidad moral y política del pueblo mismo.
¡Estaremos pendientes, implacablemente
atentos!
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