domingo, 26 de julio de 2015

El Estado, la Administración, y la Política


En toda sociedad organizada se establece una estructura de poderes y procedimientos, jurídicos y políticos --- porque representan la “polis”--- conforme a los cuales los oficiales que a nombre del pueblo ejercen el poder organizan el gobierno.  No importa la índole del Estado, ya sea totalitario, liberal representativo o tradicional hereditario, el Estado siempre es el mismo --- es el poder del pueblo organizado políticamente.

Una cosa muy diferente al Estado es el gobierno, que consiste un esquema de instituciones operacionales que emanan del Estado mientras ambos --- Estado y gobierno --- sólo se legitiman por el pueblo, ya sea racionalmente o representativamente y, como realidad evanescente en el presente, tradicionalmente, como es el caso de los Emiratos Árabes y Arabia Saudita.

El Estado autoriza, el gobierno administra, y el pueblo legitima a ambos, mediante la autorización electoral explícita o mediante el consentimiento pasivo, incluyendo a los abstenidos.

La confusión o la ignorancia sobre estos tres niveles del discurso político lleva a algunos, desde la derecha y desde la izquierda --- independentistas de todos los géneros y estadistas que profesan la ignorancia invencible --- a culpar al Estado puertorriqueño, el Estado Libre Asociado, de la crisis situacional --- de tipo fiscal --- que nos agobia en los días que corren.  Una precisión histórica debe aclarar tan ostensible error en el análisis.  Porque Puerto Rico --- el Estado Puertorriqueño --- el Estado Libre Asociado, nos cobija constitucionalmente desde 1952, --- en esos 53 años el mismo status ha amparado buenos gobiernos y sufrido malos gobiernos.  Los defectos o insuficiencias de poderes que hoy se le señalan --- con el dramatismo que la crisis fiscal facilita --- han existido desde siempre, tales como la ausencia del poder de quiebra y la libertad de cabotaje.  Eso no fue obstáculo en el pasado para que un liderato honesto y competente --- de 1941 a 1968 --- le asegurara a Puerto Rico un crecimiento económico continuo y una administración pública honesta, competente y responsable.

La llorona del status con relación a la crisis fiscal acusa ignorancia y oportunismo verbal y político si no tuerto, por lo menos bizco.  Con esas cegueras parciales se interesa entrar en una campaña política --- el tercer nivel de nuestra vida de pueblo, de todo pueblo democrático --- con una visión distorsionada sobre las causas de nuestra zozobra.  Porque si no es el Estado el responsable de ella, debe ser el gobierno, los gobiernos que padecimos y padecemos.  Su falta de racionalidad, funcionalidad, productividad.  No hay que desmontar el gobierno y los servicios que presta, sino racionalizarlos, y transferir sus demagogias clientelistas al crecimiento económico.  “Its the economy, stupid”; dijo Bill Clinton hace 20 años, y le dio a su país el mejor gobierno del último cuarto de siglo.

Sobre el nivel político electoral, no hay que preocuparse mucho.  Ese tiene sus reglas, siempre las mismas, lo que hay que velar es que mientras se le entiende y se le tolera, no dañe la administración racional ni destruya la economía.  De lo contrario, habremos de repetir, con Luis Muñoz Rivera, ¡“nulla est redemptio”!

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