viernes, 1 de junio de 2012

¿En qué se Parecen Siria y Guaynabo?

Estas dos comunidades humanas no pueden estar más lejanas geográficamente.  Pero esa distancia no impide asimilarse moralmente, cuando se trata del respeto a la vida, en el caso de Bachar Al Asad, o el respeto a la voluntad democrática, como en el caso de O’Neill y Guaynabo.

El primero --- que cualifica para uno de los grandes genocidas de la historia --- asesina a su pueblo físicamente, además de moralmente, humanamente.  Pero cuando se le pregunta, dice que esos asesinatos los realizan unos terroristas que turban la paz que él quiere para su pueblo.  El universo todo, menos Rusia, China, e Irán, saben y dicen que Asad está mintiendo como un cochino y como un criminal genocida.

Una mujer le ha salido al paso --- la delegada norteamericana en las Naciones Unidas, que le ha dicho vil embustero a Asad. 

Acá en Guaynabo, Héctor O’Neill ha asesinado la democracia electoral, y anda por ahí, lo más fresco, alegando que no sabe nada de nada, como Pedro Roselló afirmó que no sabía nada de los 40 ladrones presos por pillos, de su administración ejecutiva.

El País sabe ya lo que ocurrió:  O’Neill, cacique incuestionado en su satrapía de Guaynabo City, pensó, organizó, y ejecutó la conspiración antidemocrática más grande  y más sucia de nuestra historia cívica.  Y como con respecto a Siria una mujer desde Nueva York declaró embustero al Presidente sirio, al matón de Damasco, una mujer en Puerto Rico le ha salido al paso al asesino de la democracia en Guaynabo:  la representante Albita Rivera lo ha señalado como el más grande embustero de la comarca.

Si existiera en Puerto Rico lo que una vez existió, un Secretario de Justicia, ya O’Neill estaría camino del presidio estatal.  Pero el juey dormido de Justicia duerme y ronca, soñando con el puesto de juez que su verdadero jefe político --- Tomás Rivera Schatz --- le ha prometido, a cambio de hacerse el bobo prostituyendo la posición constitucional que desgraciadamente ocupa.

Sólo nos queda como esperanza el pueblo-gente de Guaynabo para limpiar el vertedero moral en que O’Neill ha convertido nuestra ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario