La vida intelectual, y por ello lo que tiene la política de lucha de ideas, se constituyen en base de distinciones, diferencias y relaciones múltiples entre objetos de reflexión.
Los lideratos, las ideas mismas, los programas alternativos --- cuando son tales --- apelan a maneras distintas y a diferentes reclamos de validez.
Lo anterior significa que no sólo el liderato tiene que articular claramente esas diferencias, sino que el pueblo elector tiene que tener la capacidad y la voluntad --- la inteligencia y la memoria, por ejemplo --- para evaluar y optar responsablemente por la opción que ante su inteligencia y su memoria responde a sus aspiraciones y necesidades.
Esta semana y la anterior se viene ventilando ante el País el curso serio, valiente y rigoroso políticamente asumido por David Bernier como nuevo líder del PPD. Frente a un PNP que glorifica su pasado corrupto --- Pedro Rosselló y Luis Fortuño de cabecillas habilitadores de la ratería oficial --- el PPD ha optado por la depuración, no importa a quien se lleve de frente, a las cortes, a las prisiones o al merecido olvido.
Para cumplimentar ese programa radical y valiente de saneamiento, el PPD tiene que hacer, como punto de partida, una clara y válida distinción entre el que solicita contribuciones legales --- porque el sistema está basado en esa nefasta práctica --- y el que está en posición de comprar esos donativos a cambio de decisiones y dineros públicos: la donación legal de buena fe contra el “esto por aquello” de los funcionarios corruptos.
Pero más y por encima de esa distinción jurídica y ética, el PPD necesita marcar diferencias de liderato: madurez personal, experiencia administrativa, actitudes verticales sobre asuntos espinosos --- como lo está haciendo David Bernier --- a riesgo de incomprensión, además de la charlatanería del otro partido, veterano como es de la más horrenda corrupción en nuestra historia. ¡Y como si con ellos no fuera!
Su candidato a gobernador se estrenó en Puerto Rico con un contrato corrupto que los ejecutivos del PNP del Recinto de Ciencias Médicas le regalaron al poner pie en Puerto Rico, y luego la Universidad --- en manos del PNP --- le regaló la publicación de un panfleto político por encima de los derechos y turnos de académicos serios que fueron postergados para publicar el panfleto del nene de papá. Eso es el PNP. Eso es Ricardo Rosselló. Eso fue su padre.
¿Diferencias? ¿Distinciones? Están a granel. El problema es si la masa de pueblo que vota tendrá la memoria, la inteligencia práctica, y las actitudes de seriedad al emitir su voto, o si los colorines y la fabricación publicitaria le pueden cambiar las inevitables percepciones de su experiencia.
¿Podrá el pueblo distinguir, diferenciar, recordar lo que vivió de 1992 al 2004? Y si recuerda, ¿tendrá inteligencia para castigar y optar por la esperanza bien fundada que representa David Bernier?
En este espacio de opinión aspiro a poner al día los acontecimientos y las actitudes de los políticos y los partidos: ¿qué dicen, qué hacen, cuál es su record? ¿Cuáles serán en la realidad las consecuencias de cada postura? ¿Cuánta honestidad o mendacidad puede atribuírseles? ¿Qué es lo que está realmente en juego, la honestidad o la falsedad de los políticos y los partidos o la inteligencia práctica del pueblo, su sabiduría para afirmar sus intereses reales?
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