domingo, 31 de marzo de 2013

¿A Dónde fue Nuestro Liderato? Historia y Presente


Héctor Luis Acevedo escribió el pasado sábado una semblanza oportuna y aleccionadora sobre nuestro eximio diputado a las Cortes Españolas, con sede en Cádiz, tras la invasión napoleónica de aquel país.  Vicepresidente de esas Cortes, distinguido oficial naval, fue electo aquí por su prestigio moral, que siempre honró, y fue exaltado al liderato allá por su valía en carácter, patriotismo e inteligencia.

En la misma edición de El Nuevo Día el profesor Félix Ojeda Reyes destaca la insigne figura política y patriótica de Don Ramón Emeterio Betances, hombre de una sola pieza como profesional de la medicina, hombre cabal del patriotismo antillano --- desde su amarga experiencia colonial de Puerto Rico --- además de pionero del abolicionismo, que financiada con sus escasos medios y lo consideraba consustancial con la libertad de todo puertorriqueño y antillano.  Hombre de excelsas virtudes personales y prácticas, así reconocido en las Antillas y Europa, e ignorado en Puerto Rico.

Está ampliamente documentada --- y mejor conocida --- la obra educativa, política y patriótica de Eugenio María de Hostos, extendida a Santo Domingo, Venezuela, Chile y otros países que bebieron en su sabiduría, erudición e integridad moral insobornable.

Sin más, cerca de nosotros, síle añadimos a esa pléyade de gigantes los más denodados luchadores por las libertades del País y la justicia que por siglos se le ha negado, tendríamos que regresar a los años 80 del siglo antepasado, para saludar --- como a Ramón Power y Giralt, Ramón Emeterio Betances, Eugenio María de Hostos --- a Don Román Baldorioty de Castro, Luis Muñoz Rivera, y Luis Muñoz Marin, rodeado como estuvo este último por una generación completa de enormes personalidades apasionadas por el servicio a Puerto Rico, tales como Roberto Sánchez Vilella, Jaime Benítez, Antonio Fernós Isern, Ernesto Ramos Antonini y muchos otros de menos nombradía pero de igual patriotismo y limpieza de motivaciones.

¿Qué ha pasado desde 1968?  Se ha repetido en nuestra Isla lo que históricamente puede llamarse la caída de la parábola.  Este fenómeno se dio en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.  Después de los Churchill, De Gaulle, Franklin Delano Roosevelt, y Conrad Adenauer, llegaron las medianías, los contadores de votos, los apadrinados de la publicidad comprada.  A algunos de ellos --- como Harry S. Truman --- los salvó el carácter y la voluntad.  A otros, como Harold McMillan en Inglaterra, los perdió la complacencia.  Lo recordamos más por el diccionario que lleva el nombre de su familia, que por ninguna iniciativa pública o histórica notable.  En Francia e Italia, una sucesión de mediocridades.  Pero aún así han sostenido en esos países el estandarte de la libertad y la democracia social.

 ¿Y Puerto Rico?

En Puerto Rico, después del eje Muñoz-Sánchez Vilella, llegaron los fenicios dedicados a hacer dinero para sí, tales como Carlos Romero, Rafael Hernández Colón, Pedro Rosselló  y Luis Fortuño, sumándole a estos dos la corrupción desenfrenada.  Como diría Juan Rulfo, Puerto Rico es más bien “el llano en llamas” después de las llamas.

En otras palabras, Puerto Rico ¡Burundanga!

jueves, 28 de marzo de 2013

La Universidad: Desde el Prestigio al Ridículo


¡Pobre Universidad!  ¡Pobre pueblo de Puerto Rico!  De 1942 a 1972 la Universidad constituyó el proyecto social más importante en nuestra sociedad de los muchos otros que a nivel de Gobierno Central se instituyeron, para rescatar al País de la pobreza, la anemia económica, y la explotación por los colmillús, que desgraciadamente han reaparecido como los guaynabitos de Fortuño y los amigos de la casa de Alejandro García Padilla, esta vez no corruptos y depredadores, sino incompetentes honestos, pusilánimes y mediocres.

Luis Muñoz Marín y Jaime Benítez, con el respaldo de toda la generación creadora de aquellos años, realizaron --- en cuanto se pudo --- la justicia social, el desarrollo económico y la transformación cultural que, mediante el Departamento de Instrucción de entonces y la Universidad reformada, económicamente respaldada con dinero y con inversión moral y reconocimiento a sus cuadros académicos e intelectuales, representó la inversión social más productiva de los últimos 70 años.

Hoy esa Universidad, en su alta y mediana gerencia, es un bochorno, un ridículo.  Dirigida por un politiquero vulgar, que no tiene el concepto de sí mismo como el soplapote político que es, un agrónomo de tiestos, de desempeño probablemente estúpido, languidece moral, administrativa y académicamente, a la vista de todo el País, y no hay calor en la cara en su Presidente y Rectores alcahuetes para abandonar, abochornados, sus puestos, como le ha sido solicitado por todos los claustros, y estudiantes de todos los Recintos.  El periódico El Nuevo Día es portavoz de esa súplica moral e intelectual, contra oídos sordos y caras frescas en la dirigencia universitaria.

Debo aclarar, sin embargo, que esa crisis moral y académica en la administración universitaria no es cosa de hoy, ni de ayer, ni de antier. Viene de lejos, desde que en 1985 Rafael Hernández Colón impuso a la Universidad la presidencia de la familia Agrait, de las viejas sanguijuelas que intrigaron contra Jaime Benítez buscando apoderarse del poder universitario.  Después llegaron los Manuel Saldaña y Antonio García Padilla, que se dedicó al derroche, a la “dolce vita” y a la destrucción de todos los poderes universitarios que no fueran la Presidencia:  poder total, magno, promotor de todas las mediocridades que fueron a la Junta de Síndicos que Fortuño aumentó y manipuló politiqueramente a su antojo.

Sila María Calderón, Aníbal Acevedo Vilá y hoy Alejandro García Padilla son responsables de esa Junta de PNP y PPD que no pueden distinguirse entre sí.  Igri Rivera, la anterior Presidenta, Isabel Picó, Marisara Pont, y Carlos Pesquera --- el exitoso buscón de contratos millonarios --- fueron elevados a esa Junta por los populares.  Los panitas de la oligarquía son intercambiables.  Me temo que eso seguirá siendo así bajo Alejandro García Padilla mediante el asesoramiento fatídico de su hermano mayor.

Prestigio quiere decir reconocimiento de excelencia. Ridículo quiere decir mofa, risotada merecida.  Pero la tragedia de la Universidad es muy grave como para reírse.  Si empezamos ahora, se tomará una década a dos para rehabilitar académica e intelectualmente la Universidad para devolverla al surco de creatividad importante en nuestra juventud, que tuvo un día la Universidad de Jaime Benítez y su generación, de la cual me siento producto, habiendo sido colaborador en varias funciones académicas y administrativas por 40 años.  Es obligación de todos salir a la mayor brevedad de este ridículo.

¡Que mucho duele el recuerdo de aquel prestigio, y la burla de este ridículo!

miércoles, 27 de marzo de 2013

La Implosión de la Universidad


No tengo que aclarar mucho que cuando hablo de la Universidad sólo me puedo referir a la Universidad de Puerto Rico, la única que merece ese nombre, por su historia, por las alturas académicas que alcanzó en mejores tiempos. Lo demás es viruta: colegios comerciales, técnicos de bajo nivel, “trade schools” como le llamaba Robert Maynard Hutchkins, el ilustre reformador de la educación superior en los Estados Unidos.

Tenemos en Puerto Rico como una docena de instituciones de muy modesta calidad, que a poco de establecerse por razones de lucro, se ponen como adorno el nombre de “universidad”, para mantenerse con las becas Pell, como verdaderos traganíqueles.

La Universidad de Puerto Rico es la única que ha dignificado su nombre a lo largo de sus 110 años de desarrollo.  Hubo un momento, de 1942 a 1972, que alcanzó un desarrollo y un prestigio, en America Latina, el Caribe, y aún el los Estados Unidos, que honró su intrínseca naturaleza de saber universal, teórico, práctico, y productivo de artes y profesiones a la altura de los tiempos.

Esas décadas gloriosas las presidió Don Jaime Benítez, y dos generaciones de jóvenes académicos que cultivamos la educación general, liberal, la educación especializada, y las profesiones que contribuyeron al desarrollo de Puerto Rico, en Derecho, Administración Pública, Administración de Empresas, Planificación Económica y Social, Educación y Trabajo Social, entre otras disciplinas que eran parte del proyecto de Puerto Rico.  A aquella Universidad le dediqué 40 años de mi vida.  Porque en aquellos tiempos --- en el gobierno y en la Universidad --- había proyecto de creación y transformación, a diferencia de la nada que hoy nos angustia.

La historia de ese proyecto, articulado en cada discurso de Don Jaime, o de Abrahán Díaz González, o de Don Luis Muñoz Marín, necesita tratamiento más completo y más extenso.  Aquí meramente lo señalo como contraste a la anemia intelectual que sufre el País, desde Fortaleza hasta La Torre.

Sólo quiero señalar hoy que ese proyecto universitario ha sido mancillado, implosionado, por la mediocridad bipartita criminal con que hoy se destruye la Universidad.

Un Presidente tonto, punto menos que analfabeto, desgracia con su idiotez el nombre y lo que queda de realidad en la Universidad, que reside en su claustro académico y sus estudiantes.  Responsabilidad por ello recae en los dos partidos de gobierno, y en sus recientes gobernadores.  No hay concepto, no hay idea, no hay proyecto universitario.  A los cinco meses de unas elecciones supuestamente decisivas para salvar el País de la corrupción criminal de Luis Fortuño, tal parece que es él quien gobierna, porque no hay valor, ni carácter, ni voluntad, ni comprensión política de lo que vive el País para por lo menos ofrecerle una esperanza creíble.

La Universidad ha pasado, en los últimos diez años, de ser un orgullo nacional y universal, a ser una vergüenza cotidiana, a los cinco meses de haber el pueblo votado por su rescate.  ¿Para qué sirve la democracia?, se preguntan muchos.  Pues sirve, cuando menos, para decirle la Verdad al Poder. 

lunes, 25 de marzo de 2013

¡Puerto Rico…Doblemente Indefenso!


Puerto Rico sufre, en los días que corren, cuatro tipos distintos de ataques, de violencia institucional a manos de su supuesto “socio” protector, el gobierno de los Estados Unidos.  Ha sufrido el ataque --- extenso --- de una agencia federal que supuestamente vela por la integridad del ambiente, y que ha opinado que la contaminación de los terrenos de Vieques y la proliferación del cáncer en su población no tienen nada que ver con los ejercicios que por décadas realizó allí la Marina de los Estados Unidos, con sus continuos e implacables bombardeos.  La explicación de esa mentira de Estado es sencilla: es la venganza del imperio contra la osadía del territorio que osa defender su paz y su salud contra el abuso del poder militar de la metrópolis.

No debe sorprender ese abuso.  Lo que debe sorprender, más bien, es la cobardía de nuestros gobernantes para articular una protesta basada en los hechos, en la razón, y en la justicia.

En segundo lugar, una oficina técnica del Congreso le ha propinado otra bofetada a Puerto Rico, al sostener, sin empacho, que no se puede alterar la aplicación de la ley de cabotaje a Puerto Rico porque ello perjudicaría a los intereses de los Estados Unidos, su marina mercante, y sus sindicatos, por lo que la explotación descarada de los intereses de Puerto Rico no es alterable.  Esa es la realidad imperial y la realidad territorial.

No sorprende que el imperio succione sus posesiones.  Para eso son.  Lo que sorprende es la actitud supina de nuestro gobierno, que en vez de la protesta viril, de los posibles estudios que refuten a GAO, empieza por justificar la agresión en términos de que “eso es lo que trajo el barco”, como más o menos ha racionalizado el flamante portavoz de relaciones federales el PPD, José Alfredo Hernández Mayoral, y la Fortaleza misma.  La entrega en vez de la brega.  La toalla en lugar de la palabra altiva.

En tercer lugar, en paga a toda la procesión de políticos del PPD que en busca de cámara marcharon --- allá y acá – detrás de Obama , ahora las agencias federales de Obama patean al Estado Libre Asociado y sus incondicionales personeros, y no mueve un dedo a favor de Puerto Rico, porque para merecer respeto hay que darse a respetar.  ¿Usted sabe lo que es, frente a la patada en el trasero que la GAO le ha dado a Puerto Rico, que aparezcan los supuestos líderes de Puerto Rico aclamando la bofetada como un primer paso en el gran triunfo contra el cabotaje americano?

Finalmente, el espectáculo suplicante del gobernador para que el genio policíaco de Héctor Pesquera no lo abandone, realmente rompe los récords del incondicionalismo ante los sátrapas federales.  Eso constituye un insulto contra todos los policías de Puerto Rico.  Es el último capítulo de la postración del gobernador ante Su Majestad Héctor Pesquera. ¡A como él diga! ¿Fue por eso que votamos?

Puerto Rico esta sufriendo al presente dos tipos de violencia, una política externa --- la federal --- y la otra interna, la social.  Con la federal nuestros gobernantes no se atreven, la social no la entienden.

Ciertamente “el Coronel no tiene quien le escriba”, como decía García Márquez. ¡O, como escribí hace unos días, “there is nobody home”!

domingo, 24 de marzo de 2013

Usos y Abusos en el Sistema de Retiro


El gobernador y los presidentes camerales han anunciado consenso en la próxima legislación para enderezar financieramente el Sistema de Retiro.  La verdad es que no van a enderezar nada, porque en vez de confrontar --- de frente --- las inequidades del sistema (pensiones judiciales escandalosas, pensiones para ejecutivos retirados que son producto de servirse con la cuchara grande, además de los bonos de falsa productividad que se han asignado ellos mismos).

El sistema sufre las consecuencias de los políticos demagogos, concediendo bonos para esto y bonos para aquello sin el más mínimo pudor moral o lógica aritmética.  Los jueces se asignaron pensiones que no tienen paralelo en el resto del universo, y los exgobernadores cabilderos (R.H.C. y C.R.B.) y los corruptos (Rosselló y Fortuño) andan por ahí y por allá como empresarios insaciables del dinero, y todo lo que se le ocurre al gobierno es castigar al empleado público sencillo, cobrándole más y pagándole menos.  Las escoltas multimillonarias permanecen intocadas.  Las consecuencias serán funestas para el servicio público y para los actuales y futuros empleados.

ACLARO:  Hay que ajustar las pensiones hacia abajo --- todas , menos las miserables --- pero hay que empezar por arriba.  Para eso hace falta valor político, carácter, porque para eso es el capital político que concede el pueblo.  Hasta hoy, nada serio, nada realista, pellizcando en los bordes, por pánico a perder el voto.  ¡Error, esa es la manera de perderlos! 

viernes, 22 de marzo de 2013

Dos Sopetazos Federales: Anybody Home?


En términos de menos de una semana, dos agencias federales le han propinado a Puerto Rico dos sopetazos o bofetadas contra la medula misma de su economía y su salud.  La primera bofetada --- un insulto a la inteligencia promedio del puertorriqueño --- tuvo que ver con Vieques y la herencia venenosa que allí dejó la Marina de los Estados Unidos después de siglos de abusos y contaminación de su tierra, aire, y agua.  Claramente no perdona esa parte del Pentágono la conducta cívica, viril y de coraje moral que finalmente los expulsó de allí, respondiendo a la unidad del pueblo puertorriqueño contra el genocidio que practicaron por décadas.  Para el caso de Vieques hubo pueblo, pueblo unido, de la calle a Fortaleza.

Ahora viene la venganza, ahora viene una agencia federal que contrató a unos sicarios del ambiente a decir que la incidencia de cáncer y otras enfermedades en Vieques --- escandalosamente superior a las de la Isla Grande, --- no tiene nada que ver con los envenenamientos de la Marina.  ¡A otro perro con ese hueso!  Y, ¿qué ha hecho el gobierno frente a esa afrenta a la verdad y a la experiencia?  Nada.  “There is nobody home”.  El pueblo está solo, indefenso frente al ataque brutal a la gente y a la verdad.

Sólo transcurrieron unos días para que el Imperio --- nuevo protagonista de la Pax Romana, la paz de Augusto --- nos asestara otro golpe a nombre de su poder para hacerlo. 

Esta vez por voz del GAO --- el General Accounting Office ---, brazo técnico estadístico del Congreso para alimentar o desbancar iniciativas congresionales o presidenciales.  ¿Qué ha dicho esta vez?  Pues ha contestado la petición congresional para un estudio profesional sobre la viabilidad y conveniencia de excluir al Estado Libre Asociado de la cláusula mercantil que obliga a los Estados y territorios a transportar mercancías --- hacia o desde los Estados Unidos --- en barcos de exclusiva matrícula norteamericana, los más caros del mundo, que nos cuestan cientos de millones de dólares al año.  ¿Y que concluyó GAO?  Pues concluyó que la cláusula de cabotaje como está es intocable porque sirve bien a los intereses económicos de los Estados Unidos, aunque resulta onerosa, explotativa contra nuestra economía, por lo que resulta intocable.

Nada de lo anterior nos sorprende.  Eso es historia, eso es el imperialismo.  Lo que nos sorprende es la reacción supina, endeble, francamente entreguista del gobernador ante un fracaso tan palpable.  Pretender convertir ese fracaso en principio de un éxito palpable andando el tiempo es sencillamente patético.

¡There is nobody home!  

miércoles, 20 de marzo de 2013

El Intelectual Público y la Crisis Política


Nos inunda, nos abruma, y tiende a paralizarnos, la evidente crisis económica y financiera por la que atraviesa nuestro País.

Nos desmoraliza mucho más, hasta la parálisis y el anonadamiento, la flojera, la involuntad, la inercia con que nuestro gobierno --- el único que tenemos --- evade actuar, hablar claro, orientar, educar a este pueblo contra la desesperanza.

No es la primera vez que nuestro pueblo sufre ese estado de amargura, de parálisis que bordea la catatonia colectiva.  La única salida de ese estado, le dirá cualquier siquiatra de lo colectivo, consiste en la acción:  acción que es educación primero, y voluntad después para el salto cualitativo a la transformación, arriesgada, valiente, al frente del pueblo hacia el futuro.

En este tipo de vicisitudes históricas, un recurso principal para el salto a la creatividad, al cauce que convoca al pueblo a la acción y el sacrificio, reside en un componente sociológico que diseñe  los términos plausibles de las transiciones sociales: el intelectual público, el pensador no meramente académico, ni meramente técnico, sino el visionario y explicador de ideas, visiones, mundos futuros plausibles.

Sostengo, no como materia de preciosismo intelectual, sino como obligación del patriotismo y la inteligencia, que ese recurso intelectual que se atreve a decirle la verdad al poder, ha sido de crucial efectividad en crisis anteriores de nuestro pueblo.

Recuerdo los años medianos de la década de los treinta y cuarenta del pasado siglo, ante la crisis y parálisis comparables, que un grupo de por lo menos docenas de intelectuales públicos --- poetas, literatos, académicos, periodistas de altos quilates intelectuales, sembraron en la prensa escrita y la radio los lineamientos de lo que fue la revolución democrática de 1938 a 1968.  Los planteos fueron acogidos --- no mezquinamente rechazados como sucede ahora --- por la generación política que dirigió brillantemente Don Luis Muñoz Marín.  Su obra representó exactamente su función:  racionalizar, explicar, fundamentar, la transición política e histórica que la crisis de entonces demandaba.

Ahora bien, de la misma manera que se necesitan dos para bailar un tango, se necesitan dos para que el saber del intelectual público penetre la autosuficiencia vana, y la sapiencia automática que se supone confiera el poder.  Decir la verdad al poder es más fácil que mover al poder.  Con todo y eso, la responsabilidad de la inteligencia no depende de la porosidad del poder, porque representa un poder independiente.

Quiero destacar dos escritos que representan precisamente el tipo de aportaciones que el intelectual público puede y debe hacer para educar al político y rescatar al pueblo de su angustia y su aparente callejón sin salida.  Me refiero a dos distinguidos estudiosos de nuestros problemas:  el economista Sergio Marxuach, en El Nuevo Día del pasado 17 de marzo, que analiza “la crisis de retiro, problema de todos” --- con realismo y honestidad, y sin compromisos comprometedores; y el otro análisis, completo, honesto, vertical y desgraciadamente muy sobre las cabezas de los legisladores a quienes tiene que ir dirigido, por el profesor de derecho Efrén Rivera Ramos, en cuanto a la Reforma Legislativa “necesaria”.

A diferencia de los años creativos de 1938 a 1968, me temo que esos dos análisis de intelectuales públicos que sólo sirven a la verdad no logren un auditorio legislativo y ejecutivo que les entiendan.  Porque así de avanzado anda nuestro deterioro político, intelectual y moral.

¡Con todo y eso, la responsabilidad de la inteligencia es seguir machacando!

O’Neill y Justicia: Los Pájaros Tirándole a las Escopetas


Recientemente el Secretario de Justicia, Luis Sánchez Betances, le anunció al País que los hallazgos de la Comisión Estatal de Elecciones --- certificados por los tres Comisionados Electorales --- en el sentido de que las primarias del PNP en Guaynabo estuvieron cundidas de fraude, dirigido por el propio alcalde Héctor O’Neill ejerciendo presión inmoral e ilegal contra sus empleados municipales y sobre la Guardia Municipal.  Todo ello para desbancar al representante Ángel Pérez, que no es ningún beatífico monaguillo, sino igualmente corrupto, y para elegir a su ahijado político Antonio Soto.

El Secretario de Justicia está haciendo ahora lo que desde enero debió hacerse en la Camara de Representantes sobre la base de los mismos hechos aducidos por la Comisión Estatal de Elecciones, a saber, que confirmado el hecho del fraude en aquella elección primaria, Antonio Soto no debió haber ocupado su escaño hasta que las circunstancias de su elección no se hubiesen aclarado por Justicia.  Pero se impuso la logia del “compañero” sobre la ética y la ley.  Piense usted qué hubiese sucedido si el caso fuera al revés, un popular electo fraudulentamente, y una Cámara PNP decidiendo.  Pero el valor político y la voluntad no se compran en la farmacia, ni en la cafetería de la Cámara.

En todo caso, el Secretario de Justicia no puede dar marcha atrás de su curso correcto, aunque el hojalatero de Guaynabo amenace quemarlo con acetileno.  Porque a O”Neill se le brota espontáneamente la borrachera de poder, con la cual amenaza al Secretario de Justicia, mientras trata de sobornar a sus oficiales de policía mediante los ascensos, para que obstruyan la justicia.  Mal lo veo si juzgo correctamente el carácter del Secretario.  Ese soborno no rendirá frutos, aunque ya empezó a rendirlos en sentido contrario:  O’Neill perdió más de 8 mil votos en Guaynabo, ante una oposición improvisada y sin recursos, como hace siempre el PPD en Guaynabo.

La confluencia de todos estos factores negativos para O’Neill --- el fraude y la mentalidad de carolo de barrio, para no hablar de su enriquecimiento dramático --- inédito porque la prensa ha mirado para el otro lado --- suman una fragilidad política que ya es manifiesta.

Recuerde el lector a Santini:  guapetón, más fanfarrón, prepotente, auto-proclamado faraón imbatible, y lo venció una dama sencilla, inteligente y de carácter.  Así que, Mr. Guaynabo City --- la capital de la changuería y el ridículo --- está en turno para la hora de la verdad.  Porque los pueblos aguantan y aguantan, pero un día despiertan.

lunes, 18 de marzo de 2013

Las Lecciones de un Triunfo Deportivo


No soy un deportista profesional.  Si acaso, un fanático “part-time” de nuestros equipos.  Pertenezco a la época de mentores deportivos como Rafael Pont Flores y Pepe Seda, mis amigos además en sus últimos lustros de faena deportiva.  Lo ocurrido en San Francisco anoche, sin embargo, me mueve a una reflexión deportiva, pero mucho más.

El lector sabe que en las competencias deportivas de Puerto Rico hacia dentro, nos dividimos las lealtades y los respaldos y los entusiasmos.  Guerrillas de familia.  Pero cuando competimos playas afuera, nos convertimos en patriotas combatiendo al extraño, y sufrimos las derrotas y nos gozamos las victorias como un sólido haz de orgullo y unidad deportiva y más allá del deporte.

Los últimos triunfos de Puerto Rico en la arena internacional del béisbol han llegado al tuétano de nuestra nacionalidad, mediante triunfos contra los dos equipos proclamados por la cátedra deportiva como punto menos que invencibles:  Estados Unidos y Japón.  Vale recordar que esa cátedra deportiva, en su vertiente norteamericana, nos menospreció como opción de triunfo en los partidos cruciales.  ¿Qué pasó?

Por un lado, que la pelota es redonda, y el bate tiende a serlo igualmente.  Pero detrás de esa igualdad de condiciones opera un espíritu orgulloso, combativo, disciplinado y capaz de auparse hasta la grandeza.  Eso fue lo que sucedió exactamente esta semana en Miami y San Francisco.

¿Claves más allá del patriotismo y la destreza peloteril?  Tiene razón el gobernador cuando acertadamente destacó el rol del tesón, la cría boricua --- hasta la fecha bastante limitada al deporte y algunos episodios aislados y trágicos de nuestra historia --- en estos objetivamente inesperados triunfos.  Pero se queda corto el gobernador, porque la clave de esos dos triunfos --- enviar temprano a casa a los americanos y a los japoneses --- estuvo en la dirección del equipo, en ese magnífico y taciturno líder que es Edwin Hernández.  Enfrentado a la leyenda Joe Torre --- el gurú Yankee, y su equivalente japonés --- los superó en estrategia, en tácticas brillantes en la utilización de sus supuestos inferiores recursos, especialmente en el uso de sus relevistas, que le respondieron con la precisión de reloj suizo, mientras Torre y Madduc molían vidrio por el fallo de los suyos.

Edwin Hernández jugó su equipo como tal, como un todo perfectamente acoplado:  dirigido, como se supone hagan los líderes, sin aspavientos, sin vacilaciones, sin complacencias para nadie que no sea el equipo y la victoria.

El que no aprenda de esta experiencia es porque no quiere, o no puede, que es igual.

El Viejo y el Nuevo PPD


Cuando en el 1938 el PPD irrumpió en el escenario político puertorriqueño, lo hizo a nombre de la justicia social.  El concepto arrancaba de la realidad viviente de la pobreza, la miseria y la explotación de los peones, agregados, y demás trabajadores, por un pequeño grupo de ricachos de la caña, el café, el tabaco, y el negocio de importación y exportación comercial.

El precio del rescate propuesto por Don Luis Muñoz Marín y su excelsa generación de patriotas --- patriotas de la acción y el sacrificio, no de la retórica fantasmal de los status paralizantes --- fue el sacrificio de su preferencia de entonces, la independencia.  Porque según se fue dando cuenta de su imposibilidad económica para la justicia social, aceptó el veredicto de la realidad y “rompió su espada sobre su corazón”, prefiriendo la justicia del pueblo a la poética fantasmal de los ideólogos del status.  Optó por la justicia.

De 1938 a 1952 Muñoz se enfrentó --- enfrentar quiere decir “de frente” --- a todos los absolutistas del status aquí y a los colonialistas burdos del Congreso --- para que la realidad económica y social de Puerto Rico constituyera la matriz desde la cual unos y  otros viabilizaran el crecimiento económico de Puerto Rico, única base para la justicia social y para cualquier decisión futura sobre status que no resultara suicida para las grandes masas que no siendo políticos profesionales ni abogados, no tenían solucionas luminosas para el problema de su miseria.

El PPD, mediante la acción gubernamental para todo el pueblo --- para remediar la pobreza y crear una clase media profesional y empresarial, incluyendo los nuevos ricos --- pero agarrado siempre a la justicia, practicando siempre la educación política --- “el demonio de la explicación” de la que escribí hace unos días en este espacio --- dirigida a todo el pueblo, no a clientelas y grupos que eventualmente sumen una mayoría electoral.

Los sucesores de Muñoz, a partir de 1968, crearon otro PPD:  un partido oportunista, clientelista, manipulativo de grupos, asociado cada día más a la plutocracia económica que fue creando de 1956 a 1972.  La justicia social se relegó a las dádivas, insulares  y federales, mientras los gobiernos de Rafael Hernández Colón, Sila María Calderón y Aníbal Acevedo Vilá funcionaron como juntas de directores de la clase empresarial, la banca, las aseguradoras y el gran comercio importador.

Aún así, el pueblo respondió en el 2012 al viejo PPD que conocía, porque su campaña venteaba sus consignas --- la gente ---, pero el PPD nuevo no le responde al pueblo, no lo aprieta contra su pecho, como hacían Muñoz y Roberto Sánchez, no educa, no explica, no se enfrenta al todo porque cree que puede sumar las partes y da lo mismo.

¡No da lo mismo!  ¡El pueblo se siente solo, abandonado, porque creyó elegir líderes y sólo eligió funcionarios!

sábado, 16 de marzo de 2013

Lecciones de la Crisis Fiscal y Económica


Puerto Rico languidece --- y a la vez se sobresalta --- ante el aterrizaje ruidoso de sus finanzas públicas y la anemia de su economía privada.

El modelo de más de 65 años de importar capital a base de irresponsabilidad contributiva, y de gasto público sin medida ni sentido prudencial de recursos por parte del Estado, ha caído de bruces ante el cúmulo de demandas sociales, de irresponsabilidades gerenciales, y de la adicción al fiao:  el margen prestatario ha volado en pedazos y la economía privada prefiere tener su dinero en los bancos o en la Bolsa de Wall Street en vez de asumir los riesgos y las incertidumbres del capitalismo que predica y no practica.

La irresponsabilidad fiscal la inicio Pedro Rosselló, quien les añadió a la rampante corrupción --- más de cuarenta ladrones en las cárceles --- su teoría de la deuda “extra-constitucional”, que violaba literalmente la Constitución.  Le siguió Sila María Calderón, quien añadió a esa deuda ilegal para acallar los sindicatos.  Aníbal Acevedo Vilá no empeoró ese cuadro porque el saboteo del PNP en la Legislatura alcanzó no sólo lo bueno, sino lo malo también.  Al llegar Fortuño se rompen todos los estándares de irresponsabilidad y de mendacidad.  Se ganó un sitial en nuestra historia:  el gobernador más corrupto y embustero desde Ponce de León.  Dilapidó y repartió entre sus amigotes billones de dólares que recibió del gobierno federal y que al día de hoy no se sabe a dónde fueron a parar, mientras repartió el tesoro del Estado Libre Asociado en contratos leoninos a sus personeros incondicionales del PNP.  Por eso su nombre ha quedado como un insulto en el habla ordinaria de nuestro pueblo.

De momento, sin embargo, a quien se le ha trancado el bolo es al gobierno y sus instrumentalidades.  ¡Se acabó la vida loca!

Las agencias evaluadoras del crédito del estado y sus organismos administrativos y fiscales han hablado: ¡La chatarra asoma, si es que no ha llegado ya!

En la economía privada el capitalismo se inventó hace tiempo el concepto de la corporación como entidad o agente económico de “responsabilidad limitada”.  Así las personas rehúyen las consecuencias de sus malas decisiones.  “No fui yo, fue la corporación”.  Ello ha permitido el crecimiento galopante de las economías nacionales y globales sin responsabilidad directa para los agentes reales de las decisiones económicas.  El Estado como persona jurídica, sin embargo, es agente, actor, y responsable por sus irresponsabilidades.  Y nosotros, todos los adultos de esta sociedad somos el Estado.  Y nuestras actitudes y conductas conforman el estado de situación por el que atravesamos y el estilo en que se confronta esta crisis sin precedentes.

El problema es doble: la depresión fiscal y económica es de todos, y todos tenemos que estar involucrados en su solución o mejoría, a corto y a largo plazo.  Ha llegado la hora en que se ha cumplido, como profecía, el principio patriótico acuñado en 1960 por John F. Kennedy:  “No pregunte qué puede hacer mi país por mí, pregúntese, en vez, que puedo hacer por mi patria”.

La respuesta moral e intelectual a ese reto, sin embargo, requiere lo que ahora mismo no tenemos:  un líder que sea capaz de entender la totalidad del problema, que convoque a la mejor inteligencia profesional del País a un coloquio de altura --- “brain storming” le llaman los americanos”--- a la vez que se convierte en educador del pueblo sobre todo aquello que le duele, que espera que el gobernador le resuelva, careciendo este de los medios financieros para hacerlo, en solicitud de entendimiento, sin el cual la solución a pedazos, a parchos, de cada problema aumenta el enojo y la incomprensión de cada grupo ignorado, y así el pueblo todo.

martes, 12 de marzo de 2013

La Universidad Incomprendida


La Universidad, toda universidad que merezca ese nombre, desde el Renacimiento hasta el actual oscurantismo que rodea su nombre, sufre casi por necesidad la incomprensión a manos de los intereses políticos inmediatos, o a intereses filistinos comerciales, o ideologías políticas y religiosas totalitarias.

La Universidad de Puerto Rico no es, no ha sido, hasta la hora que escribo estas líneas, excepción a esa regla o maldición.

Desde su fundación en 1903, como una escuela normal, esto es, de dos años de preparación de maestros para el sistema de educación pública, los poderes políticos han estado siempre en acecho para controlarla para sus propios fines, hasta el punto de que hasta 1942 los principales líderes políticos legislativos dirigían su junta universitaria de gobierno.

En 1942 Don Luis Muñoz Marín y la legislatura popular asumieron la primera actitud de abnegación política, mediante una Ley de Reforma Universitaria que aseguró, hasta muy recientemente, la autonomía universitaria en el sentido académico, docente, aunque gerencialmente el Estado se reservó la designación de los principales dirigentes universitarios, en representación de la comunidad política.   Esa ley, sin embargo, lo único que le concedía a los componentes internos de la Universidad era un Consejo General de Estudiantes, con voz, pero sin voto real para decidir sobre programas académicos y funciones administrativas.  Aún esa escasa participación hizo crisis en una huelga estudiantil universitaria en 1948, de clara motivación política nacionalista-independentista, que lo único que consiguió fue la abolición del Consejo General de Estudiantes, hasta su restitución en 1966, tras la nueva Ley de Reforma Universitaria que tuve el honor de defender dentro de la Universidad de 1963 a 1965, y dirigir su aprobación en 1966 desde el Senado de Puerto Rico.

Todas las controversias universitarias, de 1942 a 1966, giraron sobre participación, externa e interna a la Universidad, pero durante esos 24 años ocurrió en la Universidad una revolución y modernización académica que colocó a la Universidad de Puerto Rico a la altura de las mejores universidades norteamericanas y latinoamericanas de aquellos tiempos, bajo la dirección inteligente, vigorosa y firme de Don Jaime Benítez y una generación de académicos entrenados en las mejores universidades del mundo.

Debe recordar el lector que el conflicto dirigido contra Jaime Benítez, desde dentro y desde fuera de la Universidad --- hasta el acto francamente torpe de Don Luis Muñoz Marín de pedirle la renuncia al Rector Benítez en 1957, no se refería, ni afectó en lo más mínimo la autonomía académica de la Universidad, hasta la toma de la Universidad por las fuerzas del penepeísmo político en 1970-71.  Muñoz corrigió su error y la Universidad no sufrió daño alguno.  Se respetó su autonomía fundamental, la académica, hasta la llegada de los sarracenos.

El problema de la toma partidista de la Universidad desde 1971 en adelante reside en la mediocridad intelectual que se le impuso a la institución, que ha tocado fondo en los años recientes, hasta la hora en que escribo.

Es lamentable que la respuesta de Alejandro García Padilla a la toma penepeísta de la Universidad mediante el empaquetamiento de la Junta de Síndicos sea empaquetarla otra vez con una mayoría suya para sustituir la mayoría de Fortuño.  Ambas cosas son deplorables, especialmente cuando la Universidad como academia sobre el saber y la cultura, universal y puertorriqueña, no figura para nada en la legislación propuesta.

Decía Don Manuel Kant, que la mente humana producía dos tipos de ideas.  Unas eran regulativas, que dirigían la atención de la mente hacia una dirección de los fenómenos, unos aspectos, u otros.  Otras, las esenciales, eran constitutivas.  En la vida humana social y política la mayoría de las ideas y realidades son regulativas, directivas.  Por ejemplo, con respecto a la Universidad, sus estructuras de gerencia son directivas, regulativas.  Pero el proyecto académico, la estructura curricular dirigida al saber, al apreciar, y el hacer, son ideas constitutivas:  la esencia de la naturaleza y función de la Universidad.  Eso ha estado ausente en el asalto de Fortuño a la Universidad.  Parece que está igualmente ausente en la propuesta reorganizativa de Alejandro.  Ambas son reformas partidistas. 

Mientras tanto, lo verdaderamente universitario, espera por Godot,  quien no ha quedado de venir.

Alejandro y Pesquera: ¿Quién está a Cargo?


Quizás no existe un problema más sentido, más cercano de la ciudadanía, que el de la seguridad personal, que es ni más ni menos que el de la precariedad de la vida en una sociedad punto menos que anárquica como la nuestra.  Por eso, hablar del Superintendente de la Policía, es hablar de la vida y de la muerte, porque eso es lo que nos va si el Superintendente es efectivo y competente o si es un muñeco político o un fanfarrón con nada en los platos.

Luis Fortuño estableció un record de incompetencia y de conducta política ideológica bregando con el crimen y la Policía --- tres superintendentes “federales” como curalotodos, y tres fracasos.  Porque no me diga nadie que el supuesto “bajón” de los asesinatos describe la realidad objetiva de las cosas, ya que es la misma Policía la que determina la estadística de los asesinatos:  los que mueran después del incidente, en los hospitales, no cuentan como asesinatos.  ¡Así cualquiera baja las cifras!

Al llegar a la Fortaleza el pueblo entero, pero especialmente el pueblo que votó por Alejandro, esperábamos iniciativas que marcaran una diferencia.  Desgraciadamente, la situación gubernativa nos parece más bien como el segundo término de Luis Fortuño, precisamente el que el pueblo le negó.  Ningún nombramiento prueba eso más que el de Héctor Pesquera en la Policía.  Pues Alejandro entrega su prerrogativa de nombrar un Superintendente de su confianza, para aceptar la imposición y el costo irrazonable de Héctor Pesquera como intocable, por dos razones, porque es federal y porque lo nombró Fortuño.  ¿Es irrazonable entonces que se hable del segundo término de Luis Fortuño?  Veamos.

Retiro está todavía en manos de Fortuño, la Universidad está en manos de Fortuño, y así lo están innumerables agencias del Ejecutivo, donde los enemigos del pueblo y amigos de la corrupción campean por sus respetos.

No me queda duda que el Condado de Dade para el que trabajaba Pesquera se ha prestado para hacerle el juego mientras regatea con el gobernador por un sueldo más alto, fuera de los confines imaginables por la propia Policía y el resto de la Rama Ejecutiva.  Se trata de una extorsión transparente de parte de Pesquera, y de una debilidad patente de parte del gobernador.

Como renglón específico de la administración de García Padilla, esa comedia tiene una importancia sintomática, porque explica el sentido de desencanto del pueblo con la nueva situación, que debiera ser post-Fortuño, pero no lo es.  Se justifica, por tanto la pregunta que se va haciendo más frecuente --- sobre Retiro, sobre la Reforma Legislativa, sobre la Policía, sobre la Universidad, entre otros renglones que tan duro tocan al pueblo --- ¿Hay alguien a cargo?

El liderato que no se ejerce, se evapora.  El que se ejerce se multiplica.  ¿Dónde habré yo leído eso?  ¡En el Puerto Rico de ayer!

domingo, 10 de marzo de 2013

Poder Político, Jurídico y Liderato


El poder político se constituye de dos elementos que le prestan legitimidad.  En primer lugar, conforme a la necesidad democrática de que sea representativo del pueblo, el poder político responde a la exigencia constitucional de que sea el producto de la expresión aritmética mayoritaria electoral del 50 por ciento más uno de los votantes.  En ese momento la aspiración al poder oficial se convierte en autoridad jurídica.

En segundo lugar, un gobernante democrático que sea producto legítimo de la voluntad del pueblo para ejercer el poder político  tiene que decidir si se conforma con la mera autoridad jurídica, que es meramente simbólica, o va a convertir ese poder político y jurídico en liderato, es decir, en voluntad de mover el aparato total del Estado, y al pueblo mismo, el que lo eligió y el que le negó su endoso, hacia políticas necesarias y relevantes a la crisis económica y social que lo movió en primera instancia a ofrecerse como líder para presidir la transformación ofrecida al electorado.

Para realizar su función creadora, transformadora, pertinente a la angustia social, el poder jurídico, el gobernante democrático legítimo, porque cuenta con el respaldo, también jurídico, de la mayoría del electorado, tiene que transformarse en poder político, es decir, en líder de la polis.  Para tal función educativa, de comunicación sobre la totalidad de la problemática de la comunidad política que preside, no se puede segmentar la sociedad en pedazos, grupos de interés, clientelas, para ir repartiendo los dulces de la batea presupuestal, sin que ninguno de esos grupos tenga que tomar en cuenta las circunstancias, las actitudes, la disposición de los otros grupos.  Porque así, en vez de sumar uno a uno hasta cubrir la totalidad de la crisis, se va enojando uno a uno, al carecer cada uno de la visión completa de lo que van a aportar los otros a la solución de la crisis total.

Hasta la fecha, a los cuatro meses de poder jurídico como gobernador, no me parece que su enfoque político conduzca a una educación política adecuada del pueblo sobre sus buenas intenciones, de las cuales no puede existir duda alguna.  Porque no se trata de un Luis Fortuño que fue al gobierno a hacerse más millonario de lo que era, él y su mujer, sino de un hombre sano en motivaciones y deseoso de sacar al País del abismo de corrupción y de pillaje en que lo sumió su  antecesor.

Pero los principios operacionales, los enfoques, las estrategias educativas y de comunicación política que convierten el poder político jurídico en liderato real, y que orientan y deciden la percepción del pueblo sobre quién es, verdaderamente, el primer amor del gobernador, eso brilla por su ausencia.

Hasta la fecha va sacrificando a los más débiles y pobres, y no ha tocado a los de arriba.

Da la impresión superficial de que esta haciendo, resolviendo, pero en realidad no pasa nada.  Los legisladores y los alcaldes andan por la libre.  Donde no hay visión, decía algún libro del Viejo Testamento, el pueblo perece.

jueves, 7 de marzo de 2013

Se Solicita: Un Enfoque Integral a la Crisis


Enfrentados con seriedad y con inteligencia a la crisis total por la que atraviesa nuestro pueblo, no me queda duda de que su carácter comprehensivo demanda un análisis y una respuesta total, completa, integrada.

Nadie puede dudar de la buena voluntad y la motivación del gobernador Alejandro García Padilla para remediar por lo menos, si no conjurar totalmente la crisis heredada de la administración Fortuño.  De lo que puede dudarse es de la viabilidad y la eficacia de su enfoque parcial, a pedazos, uno hoy y otro mañana a una realidad que es total, envolvente, que demanda una radiografía --- un CT Scan total --- del organismo político administrativo que es Puerto Rico.

Ya tenemos evidencia palpable de que su enfoque atomicista --- uno a uno de los numerosos problemas que nos aquejan como gobierno y como pueblo, no funciona, no es efectivo, no es entendible, no es relevante a la magnitud de la crisis, ni a las penurias del pueblo.  Todo lo contrario, los enfoques parciales suscitan protestas, inconformidades y un sentido de injusticia.

No cabe duda de la gravedad de la crisis fiscal y financiera que la pesadilla de Fortuño dejó como herencia.  Pero es extraño e increíble que Alejandro actúe como si la ejecutoria de Fotruño no hubiera ocurrido y que, por el contrario, hay que continuarla, de tal manera que a los cuatro meses de las elecciones el equipo administrativo de Fortuño está todavía gobernando, a ciencia y paciencia del gobernador, como si compartiera su filosofía con lo que fue la perversidad del derrotado.  Porque, ¿para qué compareció el pueblo al colegio electoral?  A cuatro meses no hay una respuesta a esa pregunta.

Vamos a lo específico.  Retiro es la rueda de molino que puede llevarse al País al fondo del mar, y hay que reestructurarlo actuarialmente.  Uno puede o no discrepar de las propuestas  específicas del gobernador, pero de que hay que reestructurar el sistema no puede haber duda.  Y como se trata de una virtual quiebra, los remedios van a doler.  Pero duelen más porque se presentan las propuestas de solución aisladamente, alterando los ingresos de los pobres y los medianos, mientras que dejan intocados los de los ricos dentro del sistema.

¿Cómo es posible que se hable de reducir las míseras pensiones de la mayoría de los retirados --- actuales o futuros --- mientras las pensiones escandalosas e inmorales de los jueces se quedan intocadas?  ¿Cómo es posible además que se queden intocadas las pensiones y escoltas de los exgobernadores millonarios --- que cuestan millones --- mientras se recortarían la de los maestros, policías y otros servidores públicos de clase media y baja?  Además, ¿cómo es posible que se financien al son de millones, las Fundaciones de los exgobernadores, dirigidas a inflar sus egos, sin nada productivo aportado a la cultura del País?  ¿Pirámides de dinero para Faraones de papel en este rincón del trópico?  Todo ello a la vez que se suspenden los pagos por enfermedad a los policías?  ¿En qué País vivimos?  ¿En un Wall Street grande de 100 x 35?

Todo esto sin mencionar la pasividad hasta la fecha del gobierno de García Padilla sobre la evasión contributiva de la plutocracia económica del País y de los profesionales que cobran en efectivo sin dejar rastro aparente para Hacienda, excepto el contraste entre lo que informan como ingresos y la opulencia de sus vidas.  Todo esto es investigable y adjudicable si se tiene voluntad para ello.  A esto es que llamo un enfoque integral.  Lo demás es lo que el pueblo se sospecha:  la soga partirá por lo más finito.  Ese no es el Partido Popular ni de Luis Muñoz Marín ni de Roberto Sánchez Vilella.

Se está ventilando la idea de una amnistía contributiva, propuesta por el representante  Hernández.  Se trata de intereses, recargos y penalidades.  Hoy la Secretaria de Hacienda endosa la idea a mitad, limitándola a los comerciantes que no envían el IVU a Hacienda.  Otra vez aquí se favorecería a los negocios y corporaciones y se deja a pie al ciudadano pobre y medio que le debe a Hacienda porque no puede pagarle.  Es decir, se premiaría al que se queda con el dinero ya pagado por el consumidor, y se castigaría al contribuyente honesto que sencillamente no ha podido pagar porque no tiene con qué.  ¿Qué clase de escala de valores es esa?

Confío que en su trabajo legislativo los representantes de ese pueblo pobre y mediano corrijan ese desbalance moral en la amnistía propuesta.

En su enfoque parte por parte el gobernador corre el riesgo de enojar grupos parte por parte.  Un enfoque completo, integral, mediante el cual cada sector sepa que los otros sectores están contribuyendo también a conjurar la crisis, podría convocar a una solidaridad que sea producto de encontrarnos todos remando en la misma dirección, en el mismo bote.  Podríamos descubrir también que tenemos un líder.