viernes, 22 de abril de 2016

Posturas y Postemas: Del Escrutinio Electrónico al Escrutinio Ético

Las elecciones más honestas que se han celebrado en Puerto Rico fueron las de 1940.  Y las más decisivas para el bienestar del pueblo: voto limpio, por primera vez, justicia social y honestidad gubernamental.  ¿Mediante qué procesos, mecanismos o métodos se realizaron?  Mediante lo que podemos llamar “la real presencia” del pueblo en los colegios electorales, entonces cerrados desde la hora convenida y con la representación de los partidos.

Setenta y seis años después el gobierno de Puerto Rico, como si no tuviera más nada en que gastar el dinero del pueblo --- como si no sufriera la peor crisis fiscal de su historia --- se ha empeñado en gastar los millones que no tiene en un sistema de escrutinio electrónico que no le añade transparencia al proceso: le añade incertidumbre, costos, y sólo atiende la manía de la prisa la noche de las elecciones. 

Se trata de lo que mi vieja llamaba “una vanura”, el brillo tonto de lo electrónico frente a lo humano, como si a fin de cuentas no fuéramos los humanos los que tenemos que evaluar el producto de las máquinas.

Constituye un crimen moral desperdiciar millones que no existen para extender contratos a los “usual suspects” del robo legal que arropa toda nuestra vida pública. ¡Es una vanura! ¡Vanidad de vanidades! dijo el Eclesiastés.

Ahora bien, mientras la Legislatura y el Gobernador se entretienen con el juguete electrónico y su alucinante escrutinio, el País clama por un escrutinio ético de la clase política, atollada en la ciénaga y los contratos de embuste y las subastas amañadas.  Se trata de postemas.  El País necesita posturas.

Del Partido Nuevo Progresista --- un doble embuste en su nombre mismo --- no hay que esperar nada.  El exfiscal Gil Bonar lo bautizó para la historia: su nombre es Corrupción.  Pero la pregunta se cae de la mata:  ¿Por dónde anda el Partido Popular?  ¡Ni huele ni hiede!  En vez de estar defendiendo y malgastando dinero en el escrutinio electrónico, debiera estar lidereando un escrutinio ético, de sí mismo y de la vida oficial del País, desde el gobierno central hasta los municipios.  ¿Existe ese Partido como instrumento dinámico, activo, en defensa del pueblo contra tanto tramposo que saquea la sustancia de su trabajo y su esperanza?

Los contratistas tunantes de los dos partidos seguramente entonan, en silencio zafio, la expresión poética de Pablo Neruda:  ¡Me gustas cuando callas, porque estás como ausente!

martes, 19 de abril de 2016

La Segunda Invasión Norteamericana (1898 y 2016)

La primera invasión norteamericana de Puerto Rico ocurrió en 1898. El 25 de julio señala la fecha exacta. Nuestro buen y dócil pueblo la celebra aún hoy como efemérides, aunqueablanda el recuerdo de la agresión mediante la celebración de nuestra Constitución desde  el 25 de julio de 1952.  

Hoy los casi 118 años de aquella agresión imperial, que destruyónuestro incipiente régimen autonómico --- flaco y limitado, pero digno en la forma en que se definió y se consagró como indiscutible avance nacional y democrático --- el imperio americano se aprovecha de la fragilidad financiera de nuestro pueblo para izar velas de revisionismo político-jurídico contra la dignidad dolida de un pueblo queademás sufre los embates criminales de una clase política corrupta e incompetente  que por medio siglo ignoró convenientemente los principios elementales de la aritmética --- los efectos del interés compuesto, por ejemplo --- a favor de pírricas victorias electorales, personales y partidistas.

La reacción congresional al pedido de ayuda de Puerto Rico --- o que asuman los dueños imperiales su parte de la responsabilidad por la crisis de lo que reclaman es su “territorio”--- ha ajorado la insolencia imperial, digna sucesora del rancio despotismo español de los tiempos de Felipe Segundo o Romualdo Palacios.

Lo que llevo dicho vale en cuanto a las actitudes arrogantes del Congreso.  Lo demás nos concierne a los puertorriqueños como gente, como pueblo, y obviamente como gobierno.

En las esferas oficiales --- Ejecutivo, Legislativo y Judicial --- la reacción ante el insulto y el maltrato ha sido patética, cuando no bochornosa: ¡adelante con los contratos corruptos, las primarias para puestos públicos, el figureo de imágenes, de espaldas a la crisis de su propia creación. Los autores documentados de la crisis --- los Hernández Colón, los Romero, los Roselló, y los Luis Fortuño, y los jueces del Supremo retirados con obscenas pensiones, calladitos, porque calladitos se ven mas bonitos. Debe señalarse que Sila María Calderón y Aníbal Acevedo Vilá--- aunque en menor cuantía, también participaron de la fiesta del fiao irresponsable. El Pueblo gime bajo el peso de sus fechorías, y no se escucha ni una palabra de boca de esa corruptela que se inició en 1972 y no escampa…

¡Cara de lata ante el agravio congresional, por un lado, y silencio culpablecínico, de los autores y beneficiarios del saqueo, por el otro.

Decía Luis Palés Matos en 1936:  ¡Piedad, Señor, para mi pobre pueblo, donde mi pobre gente se morirá de nada!

miércoles, 13 de abril de 2016

Del Componte Español al Componte Americano

A raíz de haberse definido el pueblo de Puerto Rico como un pueblo autonomista, enfrentado al absolutismo español crónico, mediante la fundación del Partido Autonomista Puertorriqueño en 1887, bajo el liderato moral de Don Román Baldorioty de Castro y el liderato político del joven Luis Muñoz Rivera, la oligarquía monárquica española respondió de la única manera que sabia hacerlo: la represión, el Componte, que significaba violencia física y moral contra el liderato puertorriqueño: la humillación moral y la tortura física.

Un doctor puertorriqueño, de apellido Franceschi, surco sólo el Atlántico para informar al gobierno español de la vergüenza que asumía mediante aquellas represiones.  Todavía me resuena en la memoria la copla que mis mayores en la familia entonaban sobre aquella gesta de navegante solitario:  “… cruzó el Atlántico, desafiando el mar… doctor Franceschi lo supo conquistar.  Es un valiente como Lindberg y otros más”.  Aquella gesta produjo la destitución del verdugo:  el Gobernador, Capitán General, Romualdo Palacios, autor de la fechoría represiva del Componte.

A los 129 años de aquella infamia, el gobierno de los Estados Unidos agrede a Puerto Rico con la destrucción de su status constitucional, para sustituirlo con una Junta que sirva --- no al pueblo de Puerto Rico --- a los bonistas especuladores de su capitalismo.
Existe una dramática diferencia entre aquel Componte y este.  Porque para fines del siglo 19 existió una generación de patriarcas en Puerto Rico que impugnaron aquel absolutismo irracional de la Corona Española, y produjeron para Puerto Rico un régimen decente de autonomía política. ¡Que es lo que ha faltado hoy!

La docilidad del carácter puertorriqueño de la que habló y escribió René Marqués se ha hecho patente, de manera bochornosa.

Frente a lo que urde el Congreso Imperial y el Presidente falsete con respecto a Puerto Rico, el silencio y la postración de nuestro liderato nos avergüenza a todos.  No hay legislatura que pronuncie un detente, no hay un Gobernador que repudie las nuevas cadenas imperiales.

Los errores que han producido esta crisis fiscal no se discuten, pero el insulto moral que el País y la sociedad están dispuestos a tolerar representan una vergüenza moral que ninguna apariencia de poder puede legitimar.

Hemos regresado al 1900 --- a un gobierno imperial descarnado, con la aparente anuencia de los representantes “democráticos” de nuestro pobre pueblo.