sábado, 30 de agosto de 2014

Claridad, Aníbal Acevedo Vilá y la Soberanía


El semanario Claridad, órgano del independentismo socialista, aborda en su edición de la semana pasada el documento, en forma de breve libro, conque Aníbal Acevedo Vilá enfrenta la crisis financiera del gobierno de Puerto Rico y las alternativas públicamente articuladas sobre la solución del status político del País.  Como recordarán los lectores de ese importante opúsculo político, el exgobernador propone dos cosas:  que el gobierno federal asuma y pague la deuda que el ELA no puede pagar, y que a cambio se congelen a su nivel actual los fondos federales al País, excepto aquellos que son derechos adquiridos, como Seguro Social, Veteranos, pensiones y otros.

No voy a opinar aquí sobre la viabilidad política y el realismo con que se adelantan estas propuestas.  Por hoy mi opinión no es lo que intereso destacar, sino la opinión  de los soberanistas clásicos en nuestro mapa político e ideológico, los expertos verdaderos en el tema del soberanismo, los independentistas de todas las confesiones.

Distinguidos pensadores de ese sector ideológico analizan y repudian el planteo de Aníbal, tales como Raúl Cotto Serrano, José L. Arbona, Cándido Cotto, Noel Colón Martínez, entre otros.  En un número subsiguiente de Claridad --- de esta semana --- Carlos Gallizá expresa la actitud más serena y balanceada sobre la propuesta de Aníbal.

El punto convergente de todos los planteos de Claridad es sencillo, y predecible.  En su opinión casi colectiva le están diciendo a Aníbal que su versión de la soberanía es tímida, insuficiente, porque al fin y al cabo no se declara independentista, que es la única soberanía que existe:  poderes plenarios, totales, acá y no allá.

Eso le he venido diciendo yo en este espacio a los soberanistas del PPD:  no existe más que una soberanía.  Se llama independencia.  Todo lo demás es jaibería retórica en busca de estrellas.  Pierdan cuidado los independentistas.  La soberanía de los jóvenes turcos del PPD ladra, pero no muerde. 

lunes, 25 de agosto de 2014

Gloria y Miseria de Nuestra Clase Política


Para ir al grano de inmediato, quiero proveer unas coordenadas de tiempo para colocar en ellas  los componentes de nuestra clase política de 1938 a 2014.  Los primeros 30 años de ese largo trecho, de 1938 a 1968 disfrutamos y aprendimos de una generación excepcional lo que es el patriotismo, el servicio público, la honradez y la sobriedad espartanas totalmente dedicadas al rescate de los más necesitados, por ello la justicia social y la administración pública depurada:  sistema de méritos para entrar al gobierno y evaluación científica continua para quedarse, ascender, ganar la permanencia o el despido.  Fui afortunado en poder servir desde el Senado antes de cerrarse aquel ciclo de excelencia. Todo eso está sometido hoy a un criterio partidista, en que los años de respiración predominan sobre la competencia y la productividad como criterios.

Eso en la administración pública, porque al nivel político electoral o de las tres Ramas de Gobierno y sus clientelas, el deterioro apesta.  Esos son los años de la segunda pilada en mi cronología, de 1969 a 2014.  La inició un multimillonario, Luis A. Ferré --- que ya tenía su capital hecho en la industria privada.  Lo que hizo desde el poder, discretamente a través de su hermano Joe y su hijo Luis fue aumentarlo.  De alguna manera, sin embargo, dejó en la gobernación la marca del zorro, que Rafael Hernández Colón, Carlos Romero, Pedro Rosselló y Luis Fortuño se encargaron de apretar contra sus pechos.  Fueron al poder gubernamental a hacerse millonarios o aumentar los millones que ya tenían.  Con la excepción de Aníbal Acevedo Vilá --- y hasta ayer Sila María Calderón --- la venta del bien público al bien privado ha sido la norma, la deslealtad moral ante el honor que el pueblo de buena fe les confirió un día.  Viví esa segunda pilada en 1993 y 1994 como Secretario de Educación y pude asomarme al pozo muro de Pedro Rosselló.

De atenienses --- Muñoz, Sánchez Vilella --- pasaron a fenicios nuestros falsos líderes de 1969 a 2014.

Escoltas, cabilderos, venta de influencias en los negocios y en las cortes, el estrujamiento en la cara de un pueblo pobre y angustiado de su señoritismo oligárquico, esa es la podredumbre de nuestra clase política.  No se han enterado de nada de la nobleza que obliga --- de los paradigmas de un Franklin Delano Roosevelt, John, Robert y Ted Kennedy, que al revés de los nuestros pusieron su riqueza al servicio del pueblo, o de Harry Truman y Jimmy Carter --- de la vida modesta, al poder, y de vuelta a la vida modesta, sana y honesta, como nuestros Muñoz y Sánchez Vilella.

Que esa podredumbre moral tenga todavía peso en los concilios del PPD, como tambien  lo tiene Fortuño el esperpéntico Romero en el PNP, es preocupante.  Que Sila María Calderón haya sucumbido a esa tentación numismática, sin necesitarlo, es deprimente.

¿Qué hará un país ante esa abominable ejemplaridad de cinco de sus seis gobernadores en el raquet de la influencias económicas, cuando lo que necesita es el consejo de la experiencia que un día les hizo posible?

¡Así paga el diablo! 

domingo, 24 de agosto de 2014

Política Dialéctica: Soberanistas Pro-Estadidad y Estadistas Pro-ELA


Una lectura superficial a mi título podría concluir que uso los conceptos políticos de status al revés, porque tomados literalmente los soberanistas no son estadistas, ni estos últimos estadolibristas.  Eso parecería razonable si el lector no supiera que el lenguaje ideológico --- como el de los soberanistas --- tiende a ser retórico, totalista, ideal, normalmente ajeno a la trabazón de problemas concretos de la gente a quien debe servir la política y los status.  El retoricismo olímpico de los soberanistas populares --- el de los independentistas lleva ya siglo y medio --- postula soluciones totales, desde la raíz, como les gusta decir, y los problemas de la gente --- educación deficiente y cara, salud vendida a los comerciantes privados, seguridad insegura y economía deprimida --- carecen de carisma retórico suficiente para enrolar su elocuencia sobre soluciones ideales.

Ahora bien, el pueblo de carne y hueso no vive en el cielo raso de ese retoricismo, que postula que las soluciones a los problemas de la gente tienen que esperar por la soberanía jurídica --- en una de sus tres versiones que abordaremos otro día.  Esa postura --- paralela a sus antípodas estadistas --- produciría en la realidad electoral exactamente lo contrario de lo que defiende como único camino.  ¿Cómo así?  Por lo que a continuación explico.

Toda solución adicional y diferente de la lograda en 1952 --- el Estado Libre Asociado --- tiene que partir de una sincera y brutal captación de la naturaleza de los dos públicos ante los cuales se van a ensayar --- para su aprobación ---  las opciones que se propongan, distintas al status vigente de Estado Libre Asociado.  Estos dos públicos son el Congreso de los Estados Unidos y el pueblo de Puerto Rico como electorado.  En este asunto, y conforme al Tratado de Paris, el Presidente de los Estados Unidos tiene sólo un rol de mensajero.

¿Y cómo es ese Congreso a la altura del 2014?  ¿Y cómo es nuestro pueblo y nuestro electorado a esa misma fecha?  Conservadores hasta la médula.  ¿Que pueden variar un tanto aquí y un tanto allá con una campaña unánime de un partido grande como el PPD?  Sí, algo.  Pero su carácter político de siglos es conservador, y no gusta de soluciones absolutas y luminosas.  Por eso fue autonomista en el siglo 19, lo fue en el 20, y lo es ahora.  En otra ocasión desgranaré las razones prácticas que lo llevarían a decisiones exactamente contrarias  a las luminosas teorías soberanistas.  Porque la política es praxis, práctica, no teoría, y mucho menos preciosismo retórico que encubre más de lo que revela.

Si estoy en lo correcto, el efecto de los soberanistas sobre el electorado es la producción de estadistas por parte de los que hasta hoy han sido populares y estadolibristas.

Por otra banda, y obedeciendo a la misma dialéctica, un voto mayoritario de la estadidad llevaría al Congreso, en pánico, a legislar adelantos al Estado Libre Asociado.

Así es la política desde Jorge Guillermo Federico Hegel, a principios del siglo 19.

jueves, 21 de agosto de 2014

Der Gotterdamerung Puertorriqueño


Para fines del siglo 19 Richard Wagner creó la tempestuosa ópera que lleva el título que adopto hoy para estas líneas.  El romántico Wagner adoptó el estilo trágico para comunicar la caída, el ocaso de los dioses.

Pensando en el Puerto Rico que Hernández Colón, Romero, Rosselló y Fortuño legaron al pueblo y a los gobernantes de hoy, Wagner viene al caso.  Los dioses caídos no son ni religiosos ni míticos, son mundanos y seculares: la economía, la salud, la educación y la justicia como esencia de la seguridad.

Se ha descompuesto todo al mismo tiempo, porque la urdimbre social está regida por dos principios --- que formuló brillante y articuladamente John Dewey --- a saber:  continuidad e interacción.  Cada uno de los renglones apuntados arriba incide causalmente sobre los otros, implacablemente, inevitablemente.  La economía afecta todos los otros componentes mencionados.  La salud es constitutiva de todos los demás tejidos del organismo social.  La educación es posibilitante con respecto a los demás procesos: o los posibilita, o los obstruye.  En sus florecimientos, lo primero, en sus crisis y desmoralizaciones --- como ocurre hoy --- lo segundo.

Por eso la salida de la crisis no puede ser atomizada, pedacito a pedacito, sino integral en su visión, estrategia y programa.  De lo contrario los dioses --- los cuatro elementos de la crisis total --- pasarán del ocaso a las tinieblas.

La salida que postulo como necesaria no puede ser parcial, a saltos y pellizcos ocasionales, sino una de conceptuación --- diagnóstico y terapia --- total, en base a un pensamiento y liderato que trasciendan la chiripa y la quincalla.  ¿Dónde está ese liderato, que no lo veo?  ¿Serán mis ojos, o mis espejuelos intelectuales?  Es posible, pero lo que veo y escucho es el estruendo del Gotterdamerung --- la marcha de los dioses al ocaso, más allá de las sombras del atardecer, y sin retorno.

martes, 19 de agosto de 2014

La Fuerza Destructiva del Soberanismo Romántico


El Partido Popular Democrático se enfrenta hoy a la tercera amenaza de implosión desde su fundación en 1938.  La primera crisis que amenazó su razón de ser ocurrió en 1948, cuando un grupo de líderes independentistas, excelentes personas y profesionales, decidieron fundar el Congreso Pro-Independencia dentro del Partido Popular.  Muñoz los enfrentó aclarando que era incompatible ser miembro de aquel Congreso, como organización política activa, y miembro --- y mucho menos líder --- del Partido Popular Democrático.  Los disidentes que optaron por la independencia fundaron entonces el Partido Independentista, que al cabo de 66 años representa una ficción política en la Comisión Estatal de Elecciones, sin pueblo y sin programa con respecto a los problemas vitales del pueblo.

La segunda crisis del PPD ocurrió en 1968 cuando Luis Muñoz Marín, en un brote caudillista irracional pisoteó la democracia del pueblo Popular y celebró una Asamblea, el 25 de julio de ese año, en que se separaba la maquinaria vetusta del partido --- mediante una alambrada de púas --- de la masa popular que quiso y no obtuvo el derecho a una primaria para gobernador.  Por no tratarse de un asunto de status político ni de programa social, el PPD pudo recuperarse en 1972.

La tercera ola marina que amenaza hoy la solidaridad entre los populares proviene de una oleada de soberanismo romántico, litúrgico casi, que niega la autonomía del Estado Libre Asociado, la llama colonia y se relame de gusto, tanto como los estadistas llamándola colonia, de espaldas al historial legislativo, político y jurídico, del Estado Libre Asociado.

La insistencia pasional en ese soberanismo debilita el centro democrático del País --- que lo constituye el Partido Popular  y los votos independientes que se niegan a respaldar los extremos destructivos --- la estadidad y la independencia --- ofreciéndole al PNP en bandeja de plata el gobierno del País y la apariencia de mayoría en el asunto del status.

Dicho en arroz y habichuelas, el soberanismo romántico trabaja para el estadoísmo enfermizo, anti-puertorriqueño.  Lo curioso es que a su vez trabajan, inconscientemente, para el Estado Libre Asociado, ya que el rechazo de la estadidad por el Congreso llevaría al examen de qué adelantos puede ese Congreso consignar para un ELA desarrollado, para evitarse ellos el trauma de la estadidad.

¡Bonito par de paradojas!  Las consecuencias no contempladas de las posturas ideológicas llevarían por un lado --- por obra y gracia del soberanismo romántico ---, a aumentar el voto estadista, “par ricochet”,  del pueblo que sin ser estadista es pro-americano contra lo que le parece independentismo encapotao, mientras una victoria electoral del estadoísmo fortalecería la voluntad, allá y acá, para mejoras sustantivas al ELA.  Todo lo anterior confirma lo que dice el pueblo en la calle, en el sentido de que “a veces uno no sabe bien para quién trabaja”.

lunes, 18 de agosto de 2014

Un Nuevo Derecho: El Derecho a Engañar


El jueves pasado los pilares del comercio, los detallistas, los dueños de supermercados representados por MIDA, y unos cuantos más exprimidores del consumidor, comparecieron a coro, sin desafinar ni en una nota, para cantarse víctimas de DACo, esa terrible institución que los persigue porque han aprobado un documento reglamentario que les prohíbe engañar al consumidor con anuncios engañosos, como para atraerlos a las tiendas para encontrarse allí con el engaño:  o los productos no están, o ese no es el precio ofrecido, o la devolución es una tortura china, o la letra microscópica explica o justifica todos los engaños.

Detrás de estos empresarios que solicitan patente de corso para engañar al consumidor atribulado, están prestos a capitalizar las agencias de publicidad.  Y les acontece a estas lo que a los abogados criminalistas que defienden por dinero a patentes culpables, diz que para garantizarle un juicio justo.  ¡Sí, Pepe!, como dice el pueblo.  Los publicistas que participaron del engaño, y lo vocean por dinero, dicen que se trata de libertad de prensa y de comercio.  ¿Y la ética de la verdad?  ¡Sorry! Ellos no tomaron ese curso.  Su oficio es dorar la píldora, por dinero, utilizando un derecho que no reza  en ninguna de nuestras dos cartas de derecho:  el derecho a engañar al más débil, al más vulnerable, a 99.9 por ciento del pueblo.

Estos son los apóstoles del empresarismo, como salida de nuestra profunda crisis económica.  El movimiento se demuestra andando.  Saquen sus dineros de los bancos y de las casas de inversiones de capital y emprendan negocios en Puerto Rico, en vez de esquilmar al consumidor incauto, desavisado.

Por suerte esa vista pública donde los sabuesos del engaño defendieron su delito como derecho, dos ciudadanos sacaron la cara por DACo y por el pueblo:  la Subsecretaria de DACo, María Díaz Pagán y el ciudadano experto en estos asuntos, Gilberto Alvelo --- Doctor Shopper --- y desmantelaron las mentiras del poderoso gremio comercial.  ¡La crisis que vivimos no es sólo económica, es moral también! 

miércoles, 13 de agosto de 2014

El Crecimiento del ELA: ¿Desarrollo Incremental Pragmático, o Salto Cualitativo Ideológico?


Las mentes y voluntades políticas dentro del Partido Popular Democrático parecen atraídas hacia dos polos ideológicamente incompatibles: por un lado el soberanismo en sus diversas versiones ideológicas, y por el otro la continuidad pragmática, ateniéndose a las realidades y a las posibilidades concretas de alterar, mejorándola, la relación política-económica con los Estados Unidos.

El soberanismo ideológico y jurídico es como el dengue: no es necesariamente mortal, pero debilita el organismo político que es Puerto Rico, a partir de su relación orgánica con los Estados Unidos a partir de 1900.  Sus defensores y agitadores ideológicos pertenecen casi todos al gremio abogadil, que tiende a confundir los cristalinos preceptos jurídicos con la realidad borrosa y compleja --- hasta la contradicción práctica --- del pueblo de carne y hueso, que vive desde la necesidad y el agradecimiento a los Estados Unidos, desde los años treinta del pasado siglo, que ha amparado sus necesidades más perentorias y sus inseguridades más existenciales, que no son las de los ideólogos y los abogados.

No fue por falta de inteligencia y patriotismo que próceres --- por idealistas, no por logros en el plano de la acción --- como Betances, Hostos, Albizu Campos y Gilberto Concepción de Gracia, no lograron tracción alguna en la vida concreta cotidiana de las masas y clase media de sus tiempos.  Fue por falta de conexión valorativa con las necesidades urgentes de su vida cotidiana, aunque durante el siglo 19 respaldaran sus ideas.

Fue Don Luis Muñoz Marín y su generación de patriotas excepcionales los que establecieron contacto con la vida real de los puertorriqueños, al margen de ideologías altisonantes y redentoras --- de boquilla --- hacia una salvación total y final.

Tres cuarto de siglo después, Puerto Rico se enfrenta a la misma dicotomía política como pueblo: la salvación total, redentora, final, a través de un nuevo status político --- el soberanismo en alguna de sus versiones --- que lo haga libre para después pactar lo que le convenga con los Estados Unidos.  ¿Qué les hace pensar que, puesto que Estados Unidos no está dispuesto a conceder lo menos, va a pactar lo más, desde la independencia política y jurídica de la soberanía?

El pragmatismo circunstancial e incremental le ha producido buenos frutos de crecimiento económico y justicia social a Puerto Rico.  Su actual crisis nada tiene que ver con el status, sino con gobernantes irresponsables, avaros, politiqueros, que echaron a perder --- o sumieron en crisis financiera --- al Estado Libre Asociado.  La calentura no está en la sabana, ni la solución a la crisis en las nubes soberanistas.

La democracia y los pueblos no necesitan redentores de boquilla, sino políticos que propicien las transiciones históricas mediante consenso, a partir y en continuidad --- no ruptura --- con lo ya logrado.  A la soberanía real como vida abundante se llega, no se parte de ella como preciosismo teórico.  Luis Muñoz Rivera le añadió soberanía al pueblo de Puerto Rico mediante sus conquistas autonómicas.  Luis Muñoz Marín hizo lo mismo para su tiempo.  He ahí dos enseñanzas metodológicas aprovechables en el momento actual, que no son menos por no ser altisonantes.

domingo, 10 de agosto de 2014

Aníbal Acevedo Vilá: Un Petardo en el Altar de las Componendas


El libro recién hecho público por el exgobernador Aníbal Acevedo Vilá, como un servicio público a su Partido Popular Democrático y al País entero, constituye un petardo en el altar de la componenda, la procrastinación y la negociación como síndrome sicológico ante la crisis económica y política que padecemos.

Se trata de un político y ciudadano de cabeza clara y voluntad firme ante esa crisis.  Porque su planteo y propuesta contiene los cuatro elementos componentes de un enfrentamiento realista a las vicisitudes que nos acosan por los últimos 40 años:  depresión económica, desvalimiento político, descomposición social y dependencia del gobierno, por partida doble, del de San Juan y del de Washington.

Ante esos cuatro componentes de la crisis, Acevedo Vila define --- en el análisis más completo a que el pueblo ha tenido acceso durante esas cuatro décadas --- los cuatro niveles de diagnóstico y remedio a nuestra enfermedad, ya a punto de ser terminal, a menos que asumamos esa crisis valerosa e inteligentemente, a saber:

1.     Una definición de la crisis:  económica, política y social.

2.     Una visión de futuro, si la encaramos con honestidad intelectual, con arrojo y voluntad política, sin sobos superficiales y frases huecas, más propias de las relaciones públicas que de la responsabilidad moral ante el pueblo.  Esa visión contempla un pueblo que afirma su soberanía moral y política --- su dignidad --- sustraída por las tropas americanas y el Tratado de París del 1900, a espaldas de los habitantes ciudadanos de Puerto Rico, de sus derechos, tanto humanos como políticos bajo la Carta Autonómica de 1897.

3.     Una estrategia para confrontar nuestros problemas y confrontar las injusticias y abusos de los Estados Unidos a partir de 1898, y que se extienden y pretenden legitimarse, a nombre sólo de la fuerza, no importa las concesiones  obtenidas por Puerto Rico de 1916 a 1952.  Esa estrategia es política, con un componente económico, que redefina la deuda pública de Puerto Rico y la legislación unilateral del Congreso sobre Puerto Rico, para que seamos políticamente soberanos y económicamente viables a las alturas de los tiempos.

4.     Un programa de acción que consiste en el planteo de los problemas y necesidades de Puerto Rico, ante la Casa Blanca, el Congreso, la opinión pública --- prensa, centros de poder, instituciones de investigación y opinión --- a todo lo largo y todo lo ancho de las Naciones Unidas y el pueblo de Norteamérica.

Y finalmente, en Puerto Rico, una dinámica de educación política --- para dentro y para fuera del Partido Popular Democrático --- para “recogerlo” intelectualmente del reguero de opiniones sueltas, frases vacías, y protagonismos bla, bla. bla, que ocupan y turban la atención de los ciudadanos. 

Aníbal tiene ante sí una tarea patriótica ingente, y el Partido Popular Democrático la última oportunidad para reinstalarse en una realidad que sea relevante a la actualidad real y al futuro posible.

lunes, 4 de agosto de 2014

“It’s Not the Status, Stupid”


Parodio una celebre frase de Bill Clinton por allá por 1996, al enfrentarse a las calamidades heredadas del primer Bush, que tenían que ver con una depresión presupuestaria relativa principalmente a los programas y gastos sociales:  Seguro Social, Medicare y Medicaid.  A la vez que propuso ajustes a estos, proclamó que “Welfare, as we have known it, is over”, o palabras de idéntico alcance.

¿Por qué lo anterior?  Porque el problema real residía en una economía vaga, aletargada, amortiguada en demasía.  ¿Remedio?  Una inyección de empresarismo, de producción, de creación de empleos bien pagados.  Todo eso lo resumió en su famoso diagnóstico:  “It’s the economy, stupid”.

Echo por delante aquella consigna de Clinton porque a base de ella la economía floreció hasta los niveles más altos de los últimos veinte años.  La aplicación de aquel principio le viene de perilla a Puerto Rico en estos momentos aciagos.  Pero en vez de apurar aquella lección nuestros líderes se refugian, como el Linus de la tirilla cómica, en el status como frisa de seguridad, y acaso proclaman que hay que cambiar o alterar el status como tabla de salvación hacia el paraíso perdido.  Los que están perdidos son ellos, ya que es demostrable que nuestra crisis económica no tiene causas de status, sino políticas y morales:  el partidismo crudo y la avaricia de nuestros supuestos líderes, líderes nominales, a quienes los puestos públicos, de 1977 hasta hoy --- especialmente los Romeros, los Rafaeles, los Rossellós y los Fortuños, --- no le transformaron las motivaciones que traían de la calle, de sus bufetes y oficinas privadas ancladas en la riqueza personal.  Y en eso convirtieron --- y todavía hoy --- su función pública.

Luis Muñoz Marín y Roberto Sánchez Vilella no necesitaron ningún cambio de status para transformar, primero la colonia y luego el Estado Libre Asociado, en una sociedad vibrante, dinámica, más rica y más justa que las que venteaban otros status soberanos o independentistas.

“No es el status, estúpido”.  Es la inteligencia, la honradez, el trabajo dedicado y competente al pueblo, sin gollerías avaras ni cofradías de clase:  el arte funesto de la contratación, del amiguismo, del despilfarro, del hábito del embrollo criminal lo que explica la angustia fiscal y financiera de hoy.

“No es el status, estúpido”.  Es el patriotismo, la honradez, la responsabilidad que no se tuvo, y cuyo retorno como estilo de gobierno es nuestra única esperanza de resurrección.  ¡Maldita sea lo que tiene que ver nada de eso con el status! 

domingo, 3 de agosto de 2014

El Status: De la Falacia a la Falsedad


Una falacia es una falsedad lógica, como cuando se derivan consecuencias en un argumento que no están implicadas en las premisas que se postulan como ciertas.  La falsedad como tal es otra cosa:  es un alegato o proposición negada por los hechos.  En el caso que a continuación analizo sobre el status se trata de una falacia formal --- sostener, por ejemplo, que puesto que el status jurídico del País tiene relación con su organización administrativa, se concluye que la condición económica del País depende del status.  Cierta la premisa, y falsa la conclusión, puesto que aunque la condición social y económica ocurre en el marco de un status específico, ello no quiere decir que su estructura y logros y fracasos se deban al status imperante, por lo cual hay que alterar el status para mejorar la economía y la administración gubernamental.

Esa es la falacia, y mucho más, la falsedad que Rafael Hernández Colón le ha vendido a Alejandro García Padilla, para que este adopte todos los fracasos históricos del ELA para desarrollarse, como única forma de salir de la crisis económica y derrotar a su vez a la estadidad.

Se trata de un jalón personal para volver a las posiciones derrotadas en el Congreso en 1953, 1963, 1967 , 1974 y suma y sigue.  El instigador, con el maletín de Muñoz en la mano, de aquellas estrategias, no fue otro que Rafael Hernández Colón.  Mientras tanto, Alejandro parece estar alelado frente al hombre de las escoltas, los cabildeos y las fundaciones y bibliotecas que le chupan la sangre al cuerpo político y económico debilitado que es Puerto Rico hoy.

El amigo Rafael Cox Alomar ha caracterizado el fenómeno del secuestro como un “rapto” --- como el de los griegos de Troya a Helena en la mitología clásica.

Pero Hernández Colón no ha secuestrado sólo el status, ha secuestrado al PPD mediante su familia inmediata --- uno en Washington, uno en la Junta de Gobierno a cargo del status y el nieto en Fortaleza de atalaya de sus intereses.  Por afuera dirigen a Alejandro Marisara Pont a cargo de estrategias publicitarias, su hermano mayor a cargo de estrategias y discursos, Fernando Agrait como oráculo del pasado, mientras la juventud preparada y pensante tiene que andar por las afueras del partido y de Palacio para modernizar al Partido Popular.

Luis Muñoz Marín no necesitó cambio de status de 1940 a 1953, y sus filosofías y programas económicos y sociales no dependieron nunca de cambios de status. Ahora bien, si hay que cambiarlo, mejorarlo, por razones de dignidad política, no es volviendo al maletín de Rafael Hernández Colón, tantas veces derrotado en esa brecha.