miércoles, 30 de mayo de 2012

Los Padrinos de Héctor O’Neill

La prensa informa que el alcalde de Guaynabo se ha agenciado dos asesores para su comparecencia al Comité Investigador del fraude de Guaynabo que --- el País sabe --- él dirigió personalmente.  El primer padrino es Ramón Luis Rivera, el viejo --- un marrullero político de luxe ---, que a fuerza de besos y abrazos salió millonario de la alcaldía de Bayamón  con un módico sueldo de alcalde.  Por eso comprende tan bien a Héctor O’Neill, su discípulo en esas andanzas y quien se dejó decir en la prensa que lo que O’Neill tenía que hacer era a lo hecho pecho porque se trata de una “tontería”.  Es decir, el robo de la democracia es una tontería.

El otro asesor --- legal esta vez --- de Hector O’Neill es mi amigo, distinguido criminalista Joaquín Monserrate Matienzo, una autoridad en materia de evidencia:  es decir, ante la evidencia clara de un delito, él puede desaparecerla --- ¡ahora la ves, ahora no la ves! Es obvio, un crimen necesita un criminalista.  Se trata casi de una confesion. Hace tiempo acuñé una teoría sobre los abogados criminalistas:  yo sé si el acusado es culpable o no dependiendo de quien es su abogado.  Modificando levemente el dicho bíblico de los frutos, podríamos decir: “por sus abogados los conoceréis”.  Pero ese es nuestro sistema adversarial de justicia criminal.  Claro, O’Neill no se ha quedado en su abogado y en su panita ex alcalde de Bayamón, ya que otros dos marrulleros locuaces han defendido su santa inocencia:  el alcalde de Toa Baja, Aníbal Vega Borges, y el de Yauco, Abel Nazario.  El primero alega haber sido profesor de derecho.  Parecería que de entuertos le quedaría mejor.  El segundo es una manguera rota de politiquería sobre absolutamente todo en el universo.

Todo este seudo-proceso de investigación quedará en nada.  Fortuño favorece el amapucho y el presidente de la Comisión Estatal de Elecciones da señales de flaquear ante el interés de Fortuño de que se tape la porquería a la mayor brevedad.

Ante todo ese espectáculo de prostitución del proceso democrático, queda el pueblo de Guaynabo estupefacto.  Porque por abajo el fraude lo urdió y dirigió O’Neill, pero por arriba el encubrimiento lo dirige Fortuño.

Por arriba los guaynabitos insaciables de poder y dinero, por abajo, la clase media y pobre, que ha perdido hasta la fe ante el desmoronamiento moral de sus ídolos de barro.

martes, 29 de mayo de 2012

¡Luis Fortuño: Segundas Partes Nunca Fueron Buenas!

El supuesto programa para el segundo cuatrienio de Luis Fortuño huele a la segunda parte apócrifa del Quijote.  Como si tuviera la compulsión a la mediocridad, superficialidad y mentira, el gobernador manosea y babea las promesas apócrifas del primer cuatrienio, y promete, con todo el cuajo cínico que lo caracteriza, completar la gran obra que ha transformado a Puerto Rico.

No tengo duda de que ha transformado a Puerto Rico:  de una sociedad organizada mediante instituciones que protegían los derechos de todos, a una jauría partidista vulgar y cruda.  Y lo hace con la misma carita de finodo, de elite privilegiada y alejada de la masa del pueblo, a quien no conoce y no le importa un pepino angolo.

Va a continuar la gran obra en la policía, cuya dirección intermedia está corrupta hasta el tuétano.  A ella le promete culminar las mismas promesas incumplidas.

Va a continuar “Mi Salud” --- que está quebrada económicamente, no tiene dirección porque no hay Secretario de Salud --- aunque ha nombrado tres ya, y el actual es un pasajero itinerante de su oficina e interés real en Pennsylvania, y  sus aterrizajes “part-time” en Puerto Rico.  Dice que se le ha asignado más dinero y en las oficinas le niegan los servicios a los pacientes porque no hay dinero.

El Departamento de la Familia es un antro de corrupción --- la niñez pobre abandonada.  El dinero usado para contratos inmorales con políticos del PNP.  La Secretaria Yanitza Irizarry se comporta como lo que es:  una guerrillera política del establo de Rivera Schatz.  El escándalo del contrato de $80,000 a Orlando Crespo, expulsado de la Cámara por drogadicto y por embustero, la retrata de cuerpo entero.  Miente al decir que no conocía a su esposa, para quien hizo el brindis en su boda.  ¿Cómo puede el País aguantar ese pesado fardo de inmoralidades, que Fortuño le pide que prolongue cuatro años más?

El Departamento de Justicia existe sólo para acusar politiqueramente a los populares.  El Secretario ha perdido todo rastro de vergüenza profesional, esperando que Rivera Schatz, que es su jefe, lo nombre para el Tribunal Apelativo.  ¡Qué desgracia la de este País!

Corrección es un pozo muro que Carlos Medina le dejó a su sucesor, y que Fortuño personalmente premió --- a Medina --- con la candidatura a la alcaldía de Arecibo y contratos fatulos con Familia y otras agencias, para pagar su campaña.  Vamos a ver si queda vergüenza en Arecibo.

Todo este esquema de corrupción tiene nombre y apellido, como dijo un día el fiscal Gil Bonar:  se llama Partido Nuevo Progresista.  En su día se llamó también, Pedro Rosselló, el Mesías: hoy se llama Luis Fortuño, el que tira la piedra y esconde la mano.  ¡El yo no fuí!

lunes, 28 de mayo de 2012

Las Cinco Deslealtades de Luis Fortuño

¡Palabra de hombre!  Eso dijo Luis Fortuño ante la demanda de la mujer puertorriqueña por derechos iguales y por protección frente al machismo enfermizo de poderosos lideres de su propio partido.  Ese lugar común hace del derecho de la mujer una concesión del hombre, condescendientemente.

¡Palabra de político! Digo yo --- que debiera ser valor absoluto, principal tesoro de quien quiera que el pueblo le crea, contra toda evidencia de engaño, falsedad y embaucamiento.

Quien es desleal en la palabra será desleal en la acción, y a la vista está:  “Sólo despediré a Aníbal Acevedo Vilá” afirmó grandilocuentemente en la campaña del 2008.  Luego despidió cruel e insensiblemente a no menos de 30 mil padres y madres de familia.  Ni él mismo sabe cuántos fueron, ni le importa.  Él y doña Lucé Vela están bien, y sus amigotes mejor, y los cadres del PNP no se diga.  Se han repartido, entre los tres grupos, el tesoro extraído al pueblo y los 7 mil millones de los fondos ARRA del gobierno federal.

La segunda gran deslealtad es al sistema democrático constitucional que había guiado y desarrollado el moderno Puerto Rico, hasta Pedro Rosselló y su discípulo aprovechado, Luis Fortuño.  Las instituciones --- judiciales, profesionales, cívicas y semi-públicas --- son las formas estables, en continuidad y en objetividad mediante las cuales el pueblo evita sufrir los efectos crudos, burdos, cínicos, del partidismo a la Luis Fortuño.  Las ha destruido todas, a manos suyas y de sus politicastros legislativos.  Esa es una traición de efectos duraderos.  Aún revocando todas las leyes fascistas de Fortuño, tomará décadas recuperar el balance institucional que servía a todos los ciudadanos sin acepción de partidos.

La tercera deslealtad ha girado directamente contra el proceso democrático mismo.  El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha dicho que el proceso de primarias es parte sustantiva del proceso electoral.  El fraude en uno es fraude en el otro.  La conducta permisiva, ajorando la prisa para que la Comisión Estatal de Elecciones ignore o tape el fraude masivo dirigido por el alcalde O’Neill de Guaynabo, demuestra su cobardía --- ¿palabra de hombre? --- ante la acción más sagrada del credo democrático.  ¡Pura deslealtad!

La cuarta deslealtad de Luis Fortuño consiste en su prostitución del principio de la justicia, justicia humana para con todos, pero especialmente para los más débiles y vulnerables.  Ni por el vecindario de las orejas le pasa el concepto de la justicia social.  ¡Esas son vainas de los populares y los independentistas!, parece pensar.

Finalmente, la deslealtad mayor, la más directa:  lucrarse él y su señora de las acciones y decisiones suyas en el área económica y bancaria.  El hace aprobar leyes, sobre préstamos y concesiones, a los bancos, emite bonos que los bancos corretean y al otro lado está doña Lucé lucrándose de la cosecha notarial que esos corretajes y legislación especial para los bancos generaron.  Esa deslealtad consiste entonces en negarle al País los servicios honestos que su compromiso electoral y su responsabilidad moral suponen. 

El conjunto de esas cinco deslealtades han destruido la fe pública en la democracia y en el gobierno.  Se trata de una crisis sin precedentes en Puerto Rico.      

viernes, 25 de mayo de 2012

De los Faraones de Egipto al Faraón de Guaynabo City

Faraones, sacerdotes, ejércitos sobre el lomo paciente de su pueblo; pirámides producto del trabajo esclavo --- por decenas de miles de años --- hasta este fin de semana, cuando se informará al País el resultado de las primeras elecciones democráticas de su larga y funesta historia.  Pero, al fin ese pueblo aterrizó en la modernidad, a menos que a última hora un faraón sui generis aborte y ahogue el grito de libertad de aquel sufrido pueblo.

Mientras tanto, aquí en Guaynabo City un pichón de Faraón tropical ha retrasado por más de 72 años el desarrollo democrático del País con su robo descarado de una primaria en su propio partido.  En el antiguo Egipto, y hasta los otros días, cualquier mandón torcía el rumbo del País y frustraba sus aspiraciones de libertad y democracia.  En Guaynabo City un faraoncito ad hoc ha ensuciado el moderno historial de limpieza de las primarias y elecciones puertorriqueñas, de 1940 a 2012.

Los hechos son esos, indiscutibles e indiscutidos, porque los mismos malhechores han optado por el silencio culpable en vez de declarar la verdad.  La policía municipal, de su jefe hacia abajo --- y Héctor O’Neill riéndose detrás de las cortinas --- han dicho que no pueden decir la verdad porque se incriminan.  Además, saben muy bien que “el hermano grande” --- el alcalde O’Neill – los está velando para botarlos.  ¡Esa es la policía de la que depende  la ciudadanía,  y ese el alcalde de que depende para la administración honesta de sus dineros públicos!

A la orilla de ese pantano, Luis Fortuño, presunto líder de ese partido, se vuelve un ocho, baila un baile del zambito leguleyo, para enredar una situación “transparente”, como le gusta reclamar de la boca para fuera.  Ni tiene la autoridad, ni tiene el valor para dirigir ese partido hacia fuera de ese pantano moral.

Recuerde el lector, y anote:  una cosa es el poder legal o ilegal que se ejerce, y otra, muy otra, es la autoridad moral.  A los faraones y los faraoncitos le sobra lo primero y le falta lo segundo.  Fortaleza y Guaynabo ilustran esa diferencia; mucho poder bruto, implacable, pero moralmente desnudo.  Como los antiguos faraones.

jueves, 24 de mayo de 2012

La Democracia Electoral de Fortuño

La responsabilidad básica de un gobernador de Puerto Rico es responder, dar cara, sobre el funcionamiento adecuado de las instituciones públicas.

Hablamos de la democracia como sistema electoral que honra limpiamente la voluntad del pueblo, sea en primarias o en elecciones.  Que a más de un mes de celebradas las primarias del PNP no se le haya podido informar al País lo ocurrido --- especialmente en lo del fraude masivo dirigido por Héctor O’Neill en el distrito 6 de Guaynabo City --- con la policía municipal y otros funcionarios públicos de ese municipio, desdice mucho del carácter y la ética de Luis Fortuño, lo que el llama “los valores”, sus valores en este caso.  En vez de asumir el liderato en la investigación del fraude, reúne al Directorio de PNP para atacar la labor escrupulosa del Juez Conty, que quiere ir a la raíz de esa corrupción política del alcalde y del PNP, y pide “Silencio” y “Prisa” --- ¡que acaben ya!, de tal manera que el pueblo no se entere a fondo de la dimensión del fraude que ahora Fortuño quiere tapar, como el gato la porquería.

El gobernador se ha desnudado a cuerpo entero como consentidor de ese fraude, abandonando la función ética de dirigir moralmente su gobierno.  ¡Lo que natura non da, Salamanca non presta!

Al otro lado de esta corruptela política --- ¡Puerto Rico lo Hace Mejor!  El robo, el fraude electoral, el desprecio a la voluntad del pueblo --- en la AEE y en todas las agencias corrompidas por este simulacro de gobernador.

Guaynabo City --- ¡pobre ciudadanía!  Insegura, con una policía y un alcalde corruptos, y desconfiada de sus motivos y de su hambre insaciable de dinero y de poder.  Expropia a los pobres y se arrodilla ante los ricos.  Destruye las comunidades especiales y le hace adornos de muñeca a los potentados de Garden Hills, Ramírez de Arellano y Torrimar.

En defensa cerrada de O’Neill han comparecido los alcaldes locuaces de Yauco y Toa Baja:  los marrulleros de oficio en defensa de la corrupción de robo de agua, luz y primarias.

Un sólo recurso tiene el pueblo para despojarse de esta pandilla mafiosa:  el voto.  Que lo concentre para asegurarse que pone fin a esta pesadilla.  Que no lo bote en partiditos ilusorios, que sólo conseguirían, si alguien sigue sus quiméricas fantasías, re-elegir a Fortuño y a Rivera Schatz.

¿Se puede ser tan ingenuo, o tan bruto?

miércoles, 23 de mayo de 2012

Fortuño y su "Transparencia"

Una de las palabritas obligadas en las elocuciones de Luis Fortuño al País, antes y después de las elecciones del 2008, fue la de “una administración transparente”.  Eso quiere decir que cada vez que habla, promete o engaña, se puede ver a través del farsante: de un lado a otro, porque no hay nada en el medio --- en su persona --- que interrumpa la visión.

Las docenas de promesas falsas, mendaces, que hizo antes de las elecciones, y los embustes subsiguientes después, producen, al retratar su transparencia, una lámina en blanco: no hay en su persona substancia, contenido, materia sobre la que se pueda discurrir.  Es una estampilla iluminada, de esas que regalan en el catecismo católico.  En otras palabras, el hombre es un fraude, un uniforme vacío, que le tiene miedo a todo y a todos, mientras tiembla como conejo asustado frente a los movimientos del ambiente que le rodea --- siempre hostil a su inanición.

Ninguna situación lo ha pintado mejor, de cuerpo entero, como el robo de la elección de los dos representantes de los abonados de la AEE, a manos del mequetrefe de DACO, Rivera Marin.  Esa orden de detente, en lo que los pilletes de la AEE tapan su porquería y entregan los cientos de millones a sus cuates --- a los de Fortuño y a los suyos propios --- no puede haberse originado en otro sitio que no fuera la Fortaleza de Luis Fortuño, a través de la “gata persa” de Marcos Rodríguez Pujada.  Rivera Marín no los tiene como para asumir el esa monstruosidad ética y administrativa.  El pobre diablo, mandadero dócil de los de más arriba, es un caso dramático adicional de la “transparencia” de Fortuño, a través de quien se ve todo, de un lado a otro, mientras balbucea mentiras. 

El robo y la prostitución de la democracia en DACO es sólo comparable con la prostitución y el robo de la democracia en las primarias PNP de Guaynabo.  Un alcalde caudillista, corrupto, a quien se le ha ido el acetileno  del poder al cerebro, prostituye a su policía y a otros los empleados municipales, y a Fortuño  se le pierde la lengua y la transparencia, y lo único que se le ocurre es culpar al Juez Conty --- que le ha dado lecciones de integridad --- por la dilación en las certificaciones, en vez de culpar a su líder corrupto de Guaynabo por intentar robarse un escaño legislativo.  ¿Cobardía? ¿Cinismo? ¿Transparencia vacua?

Estos cinco meses y medio que faltan para el día del juicio a este fraude, a este pastel ciego, son quizás los más peligrosos en siglo y pico:  la pandilla de depredadores que dirige Fortuño --- transparentemente --- intentarán robarse lo que queda del tesoro público.  ¿Por qué? Porque pueden; porque ganaron las elecciones del 2008, y el triunfo da derecho a ser canalla.

Al otro lado de la transparencia hueca de Luis Fortuño, ¿hay pueblo?... Le dejo la pregunta a ese pueblo. 

domingo, 20 de mayo de 2012

!Cuando los Gobernadores Pierden la Vergüenza!

Normalmente los gobiernos pierden la vergüenza poco a poco, degeneran, resbalan en la corrupción y en el abuso del poder paulatinamente, imperceptiblemente.  Y entonces llega un momento en que se descaran.  Eso ocurrió en Puerto Rico con Pedro Rosselló de 1993 al 2000.  Al principio de aquel proceso, de enero de 1993 a mediados del 1994, el proceso de prostitución pública fue casi imperceptible, pero estuvo en camino, solapadamente, especialmente con relación a los fondos del SIDA, con las subastas y tumbes de los grandes proyectos, y eventualmente una vez Rosselló “se metió a la vida” --- en lo que ahora el llama, complacido, “a mi manera”, la explosión de la corruptela se hizo indetenible, ejemplarizada por el “poster boy” de los ladrones, Víctor Fajardo.  A él le siguieron 40 más, en la corruptela y en las cárceles.  El último robo lo realizó Rosselló mismo, en persona, con documentos fatulos para una pensión a la que no tenía derecho.

Aquella corrupción se llevó de frente a más de media docena de jueces, de todos los niveles, en el comienzo de un proceso de destrucción institucional que hoy Fortuño perfecciona con un cinismo sin precedentes en la historia de Puerto Rico.

El ataque de la corruptela fortuñista ha sido dirigida, además de a las personas y a los dineros públicos, a las instituciones que por tres cuartas partes de un siglo ---1941 al 2009 --- fueron estabilizando y consolidando la acción gubernamental y social por vías racionales, estables, predecibles, como garantía para los ciudadanos de todos los sectores políticos de que sus derechos y sus reclamos se atenderían con racionalidad, objetividad, como integrantes que son del bien común que legitima la existencia del estado.

En ese proceso doble de corrupción gubernatorial, porque el gobernador es el líder de la corrupción, existe una diferencia entre Rosselló y Fortuño.  Rosselló cayó en la corrupción al año y medio de su incumbencia.  Fortuño, por el otro lado, comenzó el proceso de corrupción desde el 2 de enero del 2009.  La Ley 7, el despido de más de 20 mil empleados públicos, el estrangulamiento económico de la Universidad --- doce mil estudiantes perdidos desde entonces --- la barrida de toda diferencia de criterio en el Supremo, en la Asociación de Empleados del ELA, en las Comunidades Especiales, en el Fideicomiso del Caño, en el Colegio de Abogados --- es decir, en todo el tejido institucional que conforma una sociedad civilizada.

Este pichoncito de dictador, que tira la piedra y esconde la mano, porque no se atreve a enfrentarse a la camarilla fascista de su partido, tolera el fraude primarista, tolera a los pilletes que desde las Secretarias de Gobierno se roban el agua, la luz, y los derechos del pueblo, sólo tiene un valor en la vida que  comparte jubiloso con la “notaria de luxe” de los bancos con que el gobierno tiene negocios y extiende favores: el dinero personal y familiar. 

Ayer, 18 de mayo del 2012, este gobierno corrupto de Luis Fortuño, rompió todos los récords de putrefacción pública y moral.  DACO, esa entelequia inerte y politiquera, con un Secretario mequetrefe, acaba de certificar la peste bubónica que es el “fortuñato”.

DACO ha anulado el veredicto democrático de los consumidores al elegir a dos distinguidos profesionales para velar por sus intereses en esa cueva de ladrones en que han convertido la AEE.  ¿Con qué autoridad?  Primero la AEE trató de impugnarlos como candidatos. Y no pudieron.  Luego trató de robarles la elección.  Y no pudieron.  Ahora se valen del Secretario de DACO para diz que determinar su “idoneidad”.  Aquí la única idoneidad que hay que examinar es la del Secretario del DACO, un perfecto imbécil, útil para todas las porquerías políticas que le ordenan.

De lo que se trata aquí es que la AEE necesita tiempo para tapar la porquería, como el gato… y esa porquería consiste en los contratos millonarios que a toda prisa está extendiendo a sus clientes igualmente corruptos antes de ser excusado en noviembre.              

viernes, 18 de mayo de 2012

Gobernador y Gobernabilidad

Hace años que vengo escuchando, como explicación a las frustraciones de los gobernantes y del pueblo, la teoría de que se trata de una sociedad que se ha tornado “ingobernable”.  Ese es un concepto vacío en que caben todas las incompetencias, irresponsabilidades y fracasos.  Se le echa la culpa a la sociedad, y ¡ya está!  Todo se aclara y todo se excusa, incluyendo todos los incumplimientos y todas las traiciones.  Para ser gobernable, la sociedad necesita un gobernador que gobierne, mentir no es gobernar.

El primero que echó manos de esta explicación espuria para su fracaso  --- como gobernante y como político --- para justificar su flaco rendimiento administrativo, especialmente en su último cuatrienio de gestión ejecutiva, fue Rafael Hernández Colón.

Nuestro País tiene una Constitución clara, completa y de vanguardia.  No está escrita en mármol, ni descendió del Monte Sinaí como ordenada por Dios, con un carácter “absoluto” en todas sus disposiciones sobre derechos individuales.  Disfrutamos --- cuando no se viola o pisotea --- de una democracia funcional: gobierno por consentimiento, proceso electoral --- cuando no se somete a un fraude masivo, como el del Municipio, Alcalde y Policía de ese ridículo que se llama “Guaynabo City”.

Que Puerto Rico tiene graves problemas de convivencia, de pobreza y marginación, de criminalidad y economía, y de relaciones con Estados Unidos y el resto del mundo, nadie puede dudarlo.  Tiene problemas de corrupción administrativa especialmente dentro del Poder Ejecutivo estatal y municipal.  Otros países los tienen igual.

Tiene problemas de un desarrollo económico estrangulado por causa de la iniciativa de Carlos Romero, Pedro Rosselló y Luis Fortuño para matar la Sección 936 de la Ley Federal (código) de Rentas Internas.  Tiene problemas de Salud, porque los billones de dólares --- federales y estatales --- se desvían hacia aseguradoras con fines de lucro, para que ellos decidan los servicios que ofrecen al pueblo.  Tiene graves problemas de educación publica:  corrupción, incapacidad académica, burocratización casi criminal.

Se organiza la política democrática precisamente para conjurar con lo que se pueda esos problemas.  No existen soluciones totales, absolutas, finales.  Toda conquista social --- entre conflictos, diversidades e incompetencias --- es parcial, incremental, relativa.  El reclamo de lo “absoluto” en asuntos cambiantes me causa urticaria intelectual.  Porque no se puede responder a una situación revolucionaria en sus conflictos con la complacencia conservadora de que hay que adorar las cosas como están, porque están.

El cambio social aborrece los “absolutos”.  Por eso hay que diferenciar lo que se protege en derecho --- el de la fianza, por ejemplo --- y lo que ha demostrado la experiencia en una sociedad cambiante, que exige cambios gubernamentales también.  La sociedad vive el cambio, o lo sufre.  Y entiende la necesidad de adaptar, cambiar, lo que un día se consideró “absoluto”, por una readaptación práctica, a la luz de la experiencia vivida.

No se trata de abolir derechos, sino de adaptarlos a las circunstancias nuevas, a la luz de la mejicanización criminal de nuestra sociedad. 

Se trata mucho menos de que la comunidad sea “ingobernable”.  Se trata de que la realidad cambia y las capacidades de los gobernantes también.  No se trata de “tirar la toalla” de la ingobernabilidad ni de  conservar, contra la experiencia de su inutilidad, derechos “absolutos”.  Se trata de gobernar, con sentido común, pragmáticamente, por gobernantes ilustrados en sintonía con el devenir social que exige soluciones nuevas.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Crimen y Castigo: Liderazgo y Demagogia

No es justo para un líder de una sociedad altamente criminalizada tener que responder en forma clara, luminosa y consistente, a las alternativas de confrontación efectiva con criminales empedernidos, como si fuesen jóvenes desorientados que caen en la tentación del asesinato brutal, masivo, insensible, en la negación de todo rastro de humanidad.

Pero ese es el predicamento a que se ha enfrentado Alejandro García Padilla con relación a la propuesta enmienda a la Constitución para permitir que a ciertos asesinos profesionales --- después de toda la discusión fiscal y de jueces a cargo de los casos --- se les niegue automáticamente, absolutamente, el derecho a la fianza, esto es, a la liberación inmediata y automática, sin que medie un estudio a fondo y documental sobre la índole de su crimen, en protección de la sociedad, como ocurre en los Estados Unidos y en la mayor parte del mundo civilizado.

Suponer que un líder político, jefe político de un partido y candidato a dirigir el País no tenga la opción de rectificar juicios previos, que tiene que ser ejecutor mecánico de juicios de la masa de su partido, es ignorar lo que significa el concepto mismo de liderato democrático.

En la democracia, el líder va al frente.  A veces lo siguen y a veces no.  Pero en ningún momento ese liderato se acredita sacando cuenta de cuántos lo van a seguir o no.

En el caso del respaldo de Alejandro García Padilla a la negación de fianza a criminales empedernidos, se trata de preferir el bien común al bien particular.

En todo caso, el que debiera explicar su hipocresía es Luis Fortuño.  Porque si es sincera su convicción de que la enmienda ayuda a resolver el problema de la criminalidad, debió citar una conferencia de prensa para celebrar que los dos líderes políticos del País --- gobierno y oposición --- estaban de acuerdo en defensa del pueblo contra los asesinos.  Pero aún en este caso es politiquero hipócrita y mendaz.  Ataca a García Padilla porque García Padilla está de acuerdo con él.  Lo cual prueba que su propuesta enmienda no es honesta, es politiquear, y que si el pueblo la aprueba será a pesar de él.

Yo votaré por esa enmienda constitucional.  Y al otro día de su aprobación, Alejandro García Padilla celebrará la corrección de su intuición moral.  Fortuño lo celebrará en forma desabrida, porque se le negó el argumento demagógico contra García Padilla.  De cualquier manera, Alejandro y el pueblo saldremos ganando.

martes, 15 de mayo de 2012

Sobre el Derecho “Absoluto” a la Fianza

Cuando en los asuntos prácticos --- morales, políticos, y de relaciones humanas oigo el vocablo “absoluto”, se me activan las antenas de la precaución intelectual.  Porque en esa vida social y política las cosas no siempre caen cara o cruz --- como decía Ortega y Gasset, en la política la verdad cae de canto.

Creo que el lector necesita, para apreciar con justicia la posición de Alejandro García Padilla sobre la enmienda constitucional al “derecho absoluto” a la fianza, una mirada histórica a las condiciones y circunstancias en que se aprobó ese derecho en nuestra Constitución.  Llamo la atención a dos factores en aquellas circunstancias:  en primer lugar, se trataba, en 1950-1952, de una sociedad rural, segura, de la mitad de la población que hoy tenemos.  En segundo lugar, la composición de la Asamblea Constituyente estaba recargada en demasía hacia abogados criminalistas --- Víctor Gutiérrez Franqui, Benjamin Ortiz, Luis Negrón López, Arcilio Alvarado, Santiago Polanco Abreu, entre muchos otros, quienes naturalmente pensaban positivamente de su profesión.

Sea el caso como fuese, históricamente, no puede caber duda de que nuestra sociedad industrial-comercial urbanizada difiere radicalmente de aquella pequeña sociedad rural, tranquila, pacífica.  El proceso de “mejicanización” --- droga, dinero, armas de fuego, familia y sociedad descompuestas, y el crimen como lenguaje de comunicación social --- confronta a nuestra sociedad con retos y soluciones más a la altura de los tiempos, lejos de las rúbricas litúrgicas de unos derechos civiles absolutos que dejan indefensa e inerme a la comunidad víctima del terror criminal.

Piense el lector de estas líneas, ¿a quiénes y a cuántos protege el derecho “absoluto” a la fianza?  De nuestros cuatro millones de ciudadanos, ¿cuántos perderían ese derecho absoluto  a la fianza si delinquen en forma macabra contra sus conciudadanos --- así determinado por Fiscalía, y por un juez con discreción para así confirmarlo?  Se trata de un pequeño grupo, menor a una décima del uno por ciento, que perderían por unos meses el privilegio de la libertad, con todas las garantías de Fiscalía y el Tribunal para la evitación de errores lamentables.

Ese no es mucho sacrificio para asegurar la paz del resto del 99.99 por ciento de la población.

¿Puede decirse con seriedad de que se está creando la sociedad fascista porque todos los criminales no gozan del derecho “absoluto” a la fianza?

Los Estados Unidos de America, el país más humano y comunitariamente libre de la tierra, ¿es acaso fascista porque no complace en esto a los ideólogos marxistas y fidelistas, sabiendo como saben que el marxismo y el castrismo aborrecen los derechos ---todos --- de las personas frente al Estado?

La función del político democrático ---Alejandro García Padilla en este caso --- es facilitar las transiciones sociales, aún en el caso en que sus propios seguidores padezcan de confusión y ambigüedad.  Así es la vida política.  Pero un líder que envuelve a sus seguidores en unos cursos de acción, les debe la lealtad de ilustrarlos, aunque se quede solo, aunque el cálculo político en estos casos --- y lo es necesariamente en el caso de Alejandro García Padilla --- es el de contribuir a la victoria.  Si esa victoria es obtenible con una rectificación, en honor a la realidad objetiva de las cosas, no hay porqué permanecer de rehén político de unas expresiones incompletas y prematuras en sentido contrario.

Porque la responsabilidad principal del líder democrático es ganar las elecciones, por el pueblo y para el pueblo, no importan las espinas del camino.  Que conserven la terquedad del error los ideólogos, los iluminados, los que César Andreu Iglesias llamó “los derrotados”.

La democracia no trata de la feliz consistencia, terca e inflexible, sobre un asunto dado.  La democracia trata del Bien Común.  Ese bien común, como condición normal de tranquilidad, sí que es un derecho absoluto. No se puede confundir los derechos políticos con la imprudente protección “absoluta” de los criminales, por unas semanas a lo más.

Que unas docenas de presuntos criminales pierdan la libertad por unas semanas en lo que se documentan sus crímenes resulta mucho menos oneroso que toda una comunidad viva mexicanamente a sobresaltos por rendirle pleitesía ritual a un manual ideológico político que gira contra a la tranquilidad de todo el pueblo.

Alejandro García Padilla puede explicar al pueblo todo cuanto quiera sobre su evolución racional en este asunto.  Pero no tiene que darle excusas a sus enemigos ideológicos, que nunca estarían con él, aunque les hablara desde el Sinaí, o de la Sierra Maestra.                         

lunes, 14 de mayo de 2012

Obama: Derechos Humanos Versus Odios Ancestrales

La decisión del Presidente Obama de respaldar el derecho humano de una persona a juntarse en matrimonio con cualquiera otra persona afín, ha demostrado por un lado su alta estirpe humanística y su valor político frente a tantos odios, ignorancias y pensamiento cavernario en esa, de otra manera, gran nación en los albores del siglo 21.

Lo que la oposición republicana --- de acá y de allá --- ha demostrado en su reacción troglodita a la expresión de liderato del Presidente es su endémica hipocresía:  que se junten quienes quieran, que convivan y compartan, como de hecho ocurre --- pero que no se casen , porque entonces se violan los mitos históricos y teológicos sobre la primera boda en el Jardín del Edén.  Adúlteros, prostitutos y prostitutas, degenerados sexuales, salen al unísono a defender el Santo Sacramento del matrimonio.

Que por lo menos la mitad de los matrimonios --- religiosos o seculares, terminen en divorcio porque no hay amor en ellos, no altera en nada el infantilismo mental de los odiantes contra los gay.  Que la Iglesia Católica sea la sede de la más extensa pecaminosidad sexual de la historia, en nada los mueve.  Que la pedofilia sea una masiva práctica detrás de sus muros y sus cortinas, en nada afecta ese infantilismo.  Que los pastores protestantes --- mientras más comebiblia, más pecadores --- se aprovechen de las inocentes hermanas, en nada atenúa su estupidez moral, negando el amor a nombre de Dios es Amor.

Pienso que en Puerto Rico la decisión de Obama no sólo beneficia a los gay que no se esconden, sino que puede constituir una oportuna liberación para los gay del closet.  Supongo que muchos en el Senado de Rivera Schatz --- quizás él inclusive --- pueden sentirse redimidos, listos para la libertad.  El caso podría ser más manifiesto en la Cámara de Representantes, donde tantas damas viven bajo lo que el desaparecido senador Patrick Moynihan llamó “el tormento de la secretividad”.

Allí los prejuicios y el odio no se limitan a la preferencia sexual.  Porque allí sienta cátedra de odio y resentimiento --- a cambio de altísimos sueldos y contratos, la Cucusa Hernández, que recientemente abrazó el odio racial como bandera contra el licenciado Rafael Cox Alomar, cuya calidad humana y profesional exigiría que la Cucusa se lave la boca con piola antes de intentar denostarlo. 

Cuando la Cucusa aspiró a la alcaldía de San Juan hace unos años, alguien impropiamente advirtió que no se debía “meter la pata en la alcaldía”.  Comentario repudiable que ahora la Cucusa supera por mucho cuando se burla del color de Cox Alomar.  La ignorancia histórica castiga a los perversos.  Se le ha olvidado a Cucusa el color de Don José Celso Barbosa, y el del doctor Leopoldo Figueroa, entre otros paladines estadistas de decencia.  Pero, ¡que se le va a hacer!  ¡No todo ensamblaje abultado de protoplasma tiene neuronas! 

domingo, 13 de mayo de 2012

Luis Fortuño: Del Liderato Despótico al Liderato Enclenque

Existen dos grandes divisiones con respecto al liderato, el patrón de mando que se ejerce desde el estado sobre los súbditos o ciudadanos.  El primero es el liderato o poder despótico que ejerce el “despotés” --- el mandón de turno --- sobre el cuerpo de la ciudadanía.  Desde antes de las Guerras Persas de la  antigüedad --- Oriente siempre líder de la tiranía, como lo sigue siendo hoy ---, y como anunciaba Hegel, solo existía un hombre libre: el déspota.

Aún en Occidente hubo que esperar hasta mediados del siglo 17, en Inglaterra, para consagrar el consentimiento de los gobernados, y la soberanía del pueblo como fundamentos de la legitimidad del poder público.  Ese hecho suscitó, en adelante, abundantes y complejas reflexiones sobre los principios de liderato que acredita el ejercicio del poder legítimo de unos ciudadanos sobre otros.

El estudioso que con mayor sistema y enjundia estudió esa transición, y explicó para el mundo actual las variedades de ese liderato legitimo, basado en la ley, fue el sociólogo alemán Max Weber, a principios del pasado siglo.  En una serie de libros sobre el capitalismo y la religión, y sobre la política como vocación, acuñó una nomenclatura todavía válida hoy, sobre los tipos de liderato que confieren poder en un contexto de sociedad libre.

Clasifico Weber las variedades de ese liderato en tres divisiones:  liderato carismático, basado en el mero impacto de la personalidad, la presencia del líder, que atrae y arroba a sus seguidores de una manera poco menos que irracional.  En segundo lugar, ha sido frecuente en la historia y en la actualidad un tipo de liderato tradicional, hijo de la herencia, el hábito, la cultura política.  Finalmente, habló Weber del liderato racional: basado en razones, análisis, alternativas, proyecciones de consecuencias.

Por mi cuenta añado y acuño un cuarto tipo de liderato, compatible con el análisis Weberiano:  el liderato operacional, basado en el manejo competente de los factores políticamente significativos en un contexto de sociedad libre, el liderato que produce resultados deseables para la comunidad política.

Invito al lector a ubicar a Luis Fortuño en esa madeja de lideratos posibles. Pero le adelanto que no hay espacio en ella para los timoratos, los enclenques, los asustadizos. 

Luis Fortuño engañó al País de una manera fundamental:  corrió para gobernador y no gobierna nada.  No gobierna el Ejecutivo, que es una enredadera de republiquitas y corrupciones.  Nadie le hace caso, y no es líder de nadie.  No gobierna --- no liderea --- el PNP porque no se atrevió a tiempo a enfrentarse al maleante de Trujillo Alto.  No gobierna al club incívico de damas  de la Cámara.  No es líder ni moral ni político, de los alcaldes, que hoy se retratan ---los más locuaces, Abel Nazario, Vega Borges, Héctor O’Neill --- como autónomos en la defensa de la corrupción, la suya y la ajena.

Ciertamente Max Weber no estaba pensando en Luis Fortuño para su nomenclatura de liderato.  El liderato enclenque, de conejo asustado, fruto de la mendacidad y la traición --- no cabe en su sistema, porque representa el anti-liderato: ¡ni fu ni fa! ¡Tira la piedra y esconde la mano!

jueves, 10 de mayo de 2012

Guaynabo City: Corruption Capital

Guaynabo ha aportado a nuestra historia --- además y antes de los guaynabitos --- por lo menos tres figuras respetables dentro aún de la lógica de las oposiciones políticas.

De mayor a menor, aquí nació Don Román Baldorioty de Castro, forjador de la conciencia  y de la identidad puertorriqueña.  De rectitud acrisolada, murió en la pobreza extrema, a tal punto que hubo que realizar una colecta entre amigos para sus gastos fúnebres.  Insobornable, estoico --- faro moral en las antípodas que ubican a Héctor O’Neill en la caciquería maltratante de todo el que no se le rinde a sus esquemas de corrupción.

Andando el tiempo, muy cerca de donde resido, se ubicó el gran político y mejor deportista, Don Rafael Martínez Nadal.  Actor, intelectual, insigne abogado, presidió con honor e integridad el Partido Republicano que formó parte de la Coalición de 1933 a 1941.  Con todo el poder político en sus manos, supo servir a la democracia y dio instrucciones para que no se obstaculizara la inscripción del nuevo Partido Popular Democrático, de 1938 al 1940.

Inteligencia, cultura, civismo compatible con el respeto a la oposición --- era una medalla cuyo reverso se llama Hector O’Neill .  Y para retratar la pérfida imagen de O’Neill no hay que ir tan lejos.  Hace apenas unos años otro alcalde de Guaynabo, Junior Cruz, tan político como el que más, no permitió que los humos del poder caciquista se le fueran a la cabeza.  Mantuvo muy buenas relaciones con el liderato popular.  Yo mismo, como Secretario de Educación, logré con él una relación cordial y respetuosa, dentro de las diferencias de intereses que representamos.

¡No hay que ser débil para ser decente!  Los humos del poder se disipan al chocar con la realidad y los derechos de los otros.

¿Cómo es posible que este alcalde mediocre, inculto, borracho de poder, pretenda destruir el proceso electoral al servicio de una pasión por un candidato?

¡Guaynabo City es un ridículo nacional!  Es un centro de arbitrariedades administrativas y de una dictadura ramplona.  Y no crea el País que la corrupción de O’Neill se queda en el fraude primarista.  Guaynabo es una ciudad muy rica, y O’Neill usa ese poder para perseguir a los pobres de las comunidades especiales y alcahuetear a las clases pudientes de la ciudad, construyéndoles proyectitos de muñeca para sus avenidas y accesos.

No crea el País que la corrupción de O’Neill se queda en el robo primarista.  El carácter y la integridad son de una sola pieza --- y sus opuestos también.  Quien roba primarias roba dinero público, sin inmutarse, porque la enfermedad del poder sin freno….… no tiene límites.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Regreso...

Tras una breve involuntaria ausencia de este espacio, regreso y percibo un País en acelerado curso de destrucción.  No se trata de procesos privados, sociales , de depresión, violencia y desesperanza, sino de un tumultuoso esquema de criminalidad oficial que carcome y destruye la urdimbre, el tejido mismo de un pueblo vapuleado por la arrogancia de una tribu primitiva de malhechores que succionan el trabajo y las energías del pueblo para servírselas a una camarilla de amigotes y potentados que enriquecen al Gobernador y se enriquecen a su sombra.

A la primera familia le va muy bien, en el principal renglón que les importa, que es la acumulación de capital, mientras el pueblo gime y desespera en busca de un empleo, de servicios decentes de salud, de una educación medianamente efectiva para salir de la ignorancia y la pobreza.  El gobernador y señora  se enriquecen y predican “valores” a los pobres y desocupados.  María Antonieta en 1789, ante la falta de pan de las multitudes hambrientas de Paris, les recomendaba comer bizcochos.  Eso hace Fortuño con sus “valores”.  Después de arrasar con el tesoro público a favor de sus amigotes.

Pero no se trata sólo de penuria económica y social.  Se trata de la vileza con que Luis Fortuño ha arrasado con las instituciones de la democracia que juró honrar y proteger.  Se trata de la mentira institucionalizada.  Ejemplo luminoso de ese curso de cinismo e inmoralidad política es la trampa del plebiscito, que ahora le ha explotado en la cara, sumado al fraude primarista masivo que todo el País conoce.

Al regreso a este espacio lo que primero noto es la frialdad perversa con que el gobernador ha tratado el fraude electoral masivo de su partido contra miembros y candidatos del mismo.  En primer lugar, debe notarse que no se trata del fraude primarista de unos --- allá abajo ---contra otros, para robarse votos y engañar al País sobre la verdadera fuerza electoral de su partido.  Se trata de que Fortuño es el Presidente de ese partido corrupto.  Y que debajo de él --- el Secretario de la Gobernación, que comunica a otros lo que el gobernador quiere, el Director de Campaña, el absolutamente corrupto Ángel Cintrón y sus  oficiales en la Comisión Electoral --- todos bailan al son que les toca Fortaleza.  Luego cuando la corrupción es patente y visible a leguas, lo único que se le ocurre a Fortuño, desautorizando al Juez Conty --- persona seria y profesional---, es decirle “avancen, terminen con eso” , es decir, encubran, amapuchen , metan la corrupción electoral debajo de la alfombra, que no se vea, porque el pueblo se entera de que dirijo un partido carcomido de corrupción.  ¡Ese es el gobernador que nos gastamos!

Cuando en la democracia las cosas andan mal, el pueblo se refugia en una esperanza práctica:  queda el sistema y el proceso electoral para rectificar y corregir.  Pero si el gobierno se roba también el proceso electoral, sólo queda la nada o la violencia, la emigración, o el retiro absoluto a los aposentos privados de la vida, a maldecir en silencio a los traidores.