martes, 31 de julio de 2012

Mensaje de L.M.M. Desde la Eternidad: ¡Si se dividen, se revientan!

Mientras exista la política democrática, existirá la política de partidos.  Los fundadores de la República norteamericana y su Constitución partieron de ese hecho terco.  No le llamaron partidos al principio, sino facciones, y en su defensa de la Constitución mediante los “Federalist Papers” --- especialmente en el número 10 --- no sólo aceptaron la tendencia partidista, que ellos llamaron “facciones” --- esto es, grupos organizados en torno a un interés común, sino que sostuvieron que no le asustaba el hecho, en cuyo caso mientras más facciones mejor, para que ninguna monopolizara el cuerpo político.

No bien habían transcurrido una decena de años después de establecerse la Constitución, ya la realidad política había cuajado en dos grandes partidos, los “federalistas” --- sostenedores de un gobierno federal fuerte, abuelos de los demócratas de hoy --- y los “anti-federalistas” abuelos de los republicanos de hoy, defensores de un gobierno federal débil, como campo abierto a la oligarquía del dinero, la industria y el comercio.  Jefferson lidereó a estos últimos y Hamilton a los primeros.

Docenas de veces en los 225 años de la República se ha intentado construir una tercera alternativa partidista, con muy poco o ningún éxito.  Primero, el “Progressive Movement” de Robert La Follete en el último tercio del siglo 19, que brilló por un rato y se extinguió al calor gravitacional del bipartidismo.  El intento se reanudó en 1948, cuando Henry Wallace y Rexford Tugwell, entre otros, fundaron el Partido Progresista como un partido democrático.  No llegó a ningún sitio ante el valor y el coraje de Harry S. Truman, que también de paso derrotó al fascista-racista George Wallace y su partido Dixie.

Esa lección está demasiado aprendida desde entonces, y cuando se olvida tiene un costo político altísimo para la democracia.  A la vista está.  Cuando Ralph Nader, el defensor de los consumidores y fiscal de los emporios capitalistas, fundó partidos mini --- comparados con los tradicionales ---, lo único que logró fue derrotar a Al Gore y a John Kerry, dos demócratas con programas imperfectos porque le restaron suficientes votos, en Florida y Ohio, como para elegir dos veces a George Bush --- su supuesto archienemigo ideológico.  Los partidos pequeños, que obedecen a aspiraciones ideológicas perfectas no tienen tracción en el electorado que sabe de donde le aprieta el zapato.  Pueden ayudar a derrotar, pero no pueden ganar.  Son gomas sin estrías --- sin tracción en la carretera electoral.

A Luis Muñoz Marín, de 1941 a 1964, trataron de crearle partidos alternos, y todos se estrellaron contra la masa democrática agradecida por la obra de transformación social y económica que el dirigió.  En su caso, la excepción probó la regla:  cuando en 1968 Muñoz sufrió un brote caudillista y quiso ahogar la voz del pueblo popular, un sector numeroso nos negamos a su pretensión antidemocrática y derrotamos al hasta entonces glorioso PPD.  El tiempo pasó, se confesó el error, y el PPD retomó su rumbo de democracia y justicia social.

Ahora bien, a la altura del 2012, frente a un gobierno de corte fascista y oligárquico, que ha diezmado la economía del País, su servicio público, y asaltado partidistamente todas las instituciones libres y los cuerpos de gobierno que antes administraban para todo el pueblo, para usarlos en forma partidista cruda y cínica, pretender dividir la fuerza de riposta del País en aras de partidos sin líderes reconocidos y sin gente, sin experiencia y sin programa comunicable, es fallarle al País.  Se trata del síndrome La Follete, o del síndrome Wallace, o del síndrome Ross Perot, o del síndrome Nader:  pueden hacer mucho daño y ningún bien al País.  Porque es momento de concentración de fuerzas contra el mal absoluto:  el fascismo oligárquico de Luis Fortuño y su brigada de saqueadores del patrimonio público.

Desde algún lugar radiante de la eternidad, Luis Muñoz Marín debe estar comunicándole una advertencia a los mini-partidos:  ¡Si se dividen, se revientan!  Votarán para conservar, de hecho, no de maldad, el mal absoluto que representa y dirige Luis Fortuño.  En ese caso, la perfección ideal de cada partido habrá derrotado toda la posibilidad real de rescatar a Puerto Rico --- como los griegos a Elena --- de manos de los bárbaros.

Si alguna duda cabe, de este razonamiento político --- no filosófico, no metafísico, no ideológico --- pregúntese el lector la situación previsible el 7 de noviembre, o el tres de enero del 2013:  ¿con qué va el MUS, o el PIP, o el PPT, o el PPR a rescatar la Universidad, el Tribunal Supremo, el Colegio de Abogados, Las Comunidades Especiales, AEELA, el Fideicomiso del Caño, y todas las instituciones tragadas por la maquinaria destructiva de Fortuño y sus huestes fascistas?

La pregunta en sí inquieta la inteligencia, porque desde la pretensión de ser revolucionarios sociales, esos partidos jurídicos, sin pueblo, habrán confirmado con su protagonismo insensato lo que dicen que aborrecen:  el fortuñismo rancio e implacable contra todo lo que huela a decencia en la vida pública de este País.

Todo lo anterior, en desprecio a una alternativa realista:  lo que ha hecho el MINH --- una cruzada de educación cívica, de reflexión, en busca de la inteligencia y sentido nacional de nuestro pueblo, a lo Eugenio María de Hostos.  Eso no destruye, eso queda, eso no le hace el juego a los enemigos del pueblo.

lunes, 30 de julio de 2012

Cuando el Pueblo Vota por sus Enemigos

Según José Ortega y Gasset, el gran pensador español del siglo 20, las dos grandes aportaciones del mundo moderno a la civilización fueron “la ciencia experimental y la democracia liberal”.  No se trata, en el primer caso, de legitimar cualquier estudio, que por erudito o enciclopédico que parezca, si no tiene base experimental, de Galileo hacia acá, no es científico.

Igual puede decirse de la democracia liberal --- puede que tenga amplio respaldo popular, de votos, pero si no es liberal --- es decir, si no es limitada en cuanto a la acción del Estado sobre los individuos y los grupos de interés --- no es real democracia del pueblo.  Casi todos los dictadores y caudillos de la historia han obtenido mayoría de votos.  Eso no los convierte en democráticos.

Sólo de 1647 hacia acá, en Inglaterra se acuñó --- contra los reyes absolutos --- esa democracia liberal, de votos, pero también de libertades fuera del alcance de los votos.  Esa es la base histórica y doctrinal de la Constitución de los Estados Unidos, y andando el tiempo, de toda Europa.  Esa teoría y esa tradición exigen al brazo administrativo del Estado, que es el que gobierna, a realizar el Bien Común para todo el pueblo, todo --- no para un grupito privilegiado.

La verdad histórica es que a excepción de breves periodos de la democracia griega, y más breves aún de la república romana, la estructura histórica del estado y del gobierno han sido oligárquicas --- una casta de los pocos ricos --- que hacían y deshacían sobre los muchos pobres.  Sólo al surgir las clases medias, que desde Aristóteles se consideraban como la garantía para atender a los muchos, medianos y pobres, se asoma el Estado a la justicia.  Así ha sido desde el siglo de Pericles en Grecia, hasta el régimen de Barack Obama en Estados Unidos, y en Puerto Rico desde 1941 al 2008, antes de restablecerse la oligarquía guaynabita de Luis Fortuño.

En Puerto Rico, a partir del hecho de que el gobernante y el candidato necesitan el voto del pueblo para legitimarse, la oligarquía guaynabita tiene que explicarse, justificarse en sus posturas y acciones.  Y ahí es que reside la situación sin precedentes que vive muestro País:  una pequeña oligarquía económica y partidista saquea, succiona el patrimonio y el dinero público, sin el más mínimo asomo de justificación de sus raterías oficiales, dirigidas y sancionadas por el gobernador Fortuño e impuestas implacablemente por su camarilla de beneficiados.

Antes de 1940, los viejos “colmillús” intentaban justificarse.  Reclamaban que sus haciendas --- café, tabaco y caña --- proveían el único empleo entonces existente, una especie de esclavitud feudal que explotaba al agregado, al peón, al arrimao de los propietarios latifundistas.  Los colmillús de hoy --- bancos, aseguradoras, empresarios del gran comercio --- no intentan en lo más mínimo justificarse.  Richard Carrión presidió el Comité que produjo la Ley 7, y las distintas “emergencias” que declaró Fortuño y luego se fue a su banco a beneficiarse de la legislación que este recomendó, empleando a la supuesta Primera Dama para participar del botín escritural resultante. 

Antes de 1940 ningún político había asumido el papel de “educador” sobre la democracia y la economía.  Muñoz Marín asumió ese rol y cosechó para el País el fruto de su siembra.  El pueblo necesita hoy educadores comparables, que escasean a montones.

Como en toda sociedad organizada, el pueblo tiene amigos --- los que responden a sus problemas, necesidades y angustias --- y tiene enemigos, los oligarcas, guaynabitos y fortuñistas que forman la maléfica trinidad que los desprecia.  Estamos para ver entonces si una sociedad abierta, de amplia comunicación política y social, el pueblo, el 90 por ciento del pueblo que gime bajo la oligarquía guaynabita de Fortuño, es capaz de distinguir entre sus enemigos --- Fortuño y sus contratistas  --- y su amigos, los que cuentan tras de sí con un record de más de 70 años de creatividad institucional que insertó a Puerto Rico en el desarrollo, la modernidad y la democracia.  Democracia liberal, y no redada fascista contra los derechos y libertades del pueblo, es lo que hay que defender y conservar. 

¿Votará el pueblo, aún dándole la realidad en la cara, por sus enemigos o recordará quienes son sus amigos? 

domingo, 29 de julio de 2012

La Paz de Fortuño

La paz ha estado en las noticias esta semana pasada.  Alejandro García Padilla, candidato a gobernador por el PPD, abordó el tema en la Asamblea de su partido en Mayagüez.  Según su análisis y propuesta programática, la paz que él ofrece como gestión de gobierno consiste de un acoplamiento de la política pública a las necesidades perentorias y críticas de la ciudadanía en términos de la inseguridad física y ansiedad sicológica que la administración de Fortuño ha creado en el País, a causa de su incompetencia para entender y controlar la violencia generalizada en nuestra sociedad, hasta el punto de presidir el  cuatrienio más violento y sangriento en la historia del País.  Eso a causa en parte de la superficialidad de su análisis del problema y la demagogia de las promesas que hizo en el 2008.

Fortuño propone una paz civil basada en la macana, la pistola oficial de la policía, más o menos “a patadas”, como ha propuesto su Secretario de la Gobernación y hoy Director de campaña, Marcos Rodríguez Pujada.  Primero creyó conjurar la violencia entregándole la Policía al bravucón de Figueroa Sancha.  Fracasado este, se la entregó al militar Emilio Díaz Colón, que nunca supo qué hacer ni dónde estaba.  Finalmente, se la ha entregado a otro bravucón federal, Héctor Pesquera, que no sabe bien si va o viene.  Lo que sí se sabe es que es federal y ---¡Abracadabra!  El sabrá.

Cuando Fortuño habla de la paz civil me recuerda la paz de Trujillo, y la de Franco, y la de Escipión el Africano en Cartago, y la de Escipión Emiliano en Numancia, España.  Se trata de la paz del mollero, de la fuerza, de la violencia para combatir la violencia, a espaldas de la naturaleza específica de la sociedad en que se vive y se gobierna.  La ignorancia es mala consejera, y si se acompaña con el poder se torna explosiva.

Cuando Alejandro García Padilla habla de un programa de paz social se refiere a la urdimbre toda de la formación humana en las familias, la comunidad, la escuela, las instituciones cívicas que educan o mal educan.  Se refiere a las condiciones materiales que sustentan conductas alternativas, que pueden reforzarse o debilitarse con la acción y el estímulo material y moral del gobierno concebido como servidor del Bien Común y no como una oficina de contratos que delega la responsabilidad pública y distribuyen el tesoro público entre amigotes y tarugos partidistas.

La paz de Fortuño consiste en aplastar al adversario, al disidente, a los que, según sus propias palabras, “no votaron por mí”.

Esa paz desmocha la Carta de Derechos de nuestra Constitución, y de la Americana, ante la cual Fortuño se persigna  todas las mañanas.  Mientras él reparte el patrimonio de todo el pueblo a sus amigotes, ¡que no se mueva nadie!  Que no protesten, marchen o molesten a sus cadres y legisladores, porque de lo contrario les aplica el nuevo Código Penal que castiga todo eso que hasta hoy ha sido derecho asumido por nuestro pueblo. 

Como colofón de esa paz, Fortuño ha coronado su “marcha a la locura” --- en la frase de la insigne historiadora norteamericana Barbara Tuchman --- con la negación de la fianza a acusados de ciertos delitos, que sus jueces y fiscales decidirán.  Bajo fuego de toda la inteligencia jurídica del País, Fortuño tiene el cuajo de declarar que la negación de la fianza --- es decir, la cárcel inminente --- le conviene a los pobres, porque así no incurren en gastos de fianza.  La burla y el deprecio al pobre se le cae de la boca, como la baba al imberbe.

 ¡Qué clase de gobernador tenemos que tolerar hasta el 6 de noviembre!

sábado, 28 de julio de 2012

Agosto 19: Gran Reto Doble al Pueblo

¿Cómo es posible, en una mente honesta, conciliar el desprecio a la función del gobierno para realizar la justicia y estimular la prosperidad --- como Bien Común --- y solicitar a la vez, del pueblo mismo, mediante sus votos, la autorización para oprimirlo, despojándole de sus derechos a la representación política al reducir el número de sus legisladores, por un lado, y  quitándole derechos que le garantizó la Constitución que ahora Fortuño dice que es buena hasta para la estadidad, por el otro?

Sencillo: Fortuño no posee una mente honesta.  Su carácter pinta de cuerpo entero lo que Luis Muñoz Marín llamó en sus Memorias, “el jaiba, el listo”, y que mi viejo llamaba el “tunante”.

Piense el lector.  En la historia de los gobiernos de Occidente, de Grecia hacia acá, lo más natural del mundo es que los gobernantes mandones y fascistas y los comunistas, tanto como los caudillos latinoamericanos, le supriman al pueblo sus derechos de expresión y de protesta en el nuevo Código Penal --- mandado a hacer a su medida ---, y los de una efectiva participación democrática en seleccionar sus representantes y luego juzgarlos en sus ejecutorias, buenas o malas.  “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”, dijo Lord Acton.

Fortuño hizo en el 2008 una campaña pro expresión democrática, de corte populista.  Y luego ha hecho una administración fascista, destruyendo instituciones y programas de larga ejecutoria civilista y comunitaria, para concentrar todo el poder social en sus manos y en la programación partidista corrupta que él mismo preside.

Para el pueblo, dos embustes:  Uno, la falsa reforma legislativa, que reduce el número de legisladores, pero deja intacta su conducta corrupta.  A los que se recortan se le darán jugosos contratos, sin tener que trabajar ni rendir cuentas al pueblo.

Dos, para el pueblo en general, ante su fracaso evidente en controlar el crimen, quitarle derechos al pueblo, como el de la fianza, acompañada por una campaña mendaz, patética, contra todos los hechos conocidos.

Si el lector quiere confirmar este aserto, busque y lea la excelente columna escrita por el exfiscal César López Cintrón el pasado miércoles en El Nuevo Día sobre los argumentos fatulos de Fortuño para negarle a los ciudadanos su libertad bajo fianza y su derecho a la presunción de inocencia.  De hecho, Fortuño se burla de los pobres alegando que van a economizar mucho dinero mientras están presos sin fianza porque no tienen que utilizar sus pequeñas propiedades para satisfacer las fianzas.

La bola está en el canasto del pueblo:  si quiere él mismo quitarse sus derechos de expresión y protesta para hacerle la vida más cómoda al pichón de tirano que lo traiciona.

Que un tiranuelo le quite derechos al pueblo ha ocurrido mil veces en la historia.  Pero que el pueblo mismo se quite sus derechos con sus votos, habría que regresar a la Alemania de Hitler en 1933 para encontrar cosa igual.

Por tanto, por la presunción de inocencia y por una representación suficiente en la legislatura --- que luego habrá que reformarla de verdad --- Votemos NO en ambas consultas el 19 de agosto --- ¡NO a los dictadorcitos de lata!

jueves, 26 de julio de 2012

Fortuño se Arrima al ELA: Abraza la Constitución

En una maniobra cínica, de transparente motivación electoral, Luis Fortuño publicó el pasado miércoles en su periódico El Vocero --- comprado con fondos públicos --- una columna en la que pretende arrimarse al ELA mediante elogios a la Constitución, que es criatura consustancial del ELA.  “Esa Constitución es un paso a la estadidad”, proclama.  ¿Quién lo creó?  ¿Los líderes republicanos estadistas de los años cuarenta, que cuando el pueblo los rechazó mediante votaciones masivas se unieron a última hora a Muñoz Marín y al Partido Popular para no quedarse fuera del baile constitucional?

Tratar de ensalzar la Constitución, para ir con ella a pedir la estadidad, separándola política y jurídicamente del Estado Libre Asociado, cuando ambos surgen a la vida histórica mediante el mismo proceso de 1953, constituye una admisión de que el ELA, y el Partido Popular que lo creó, y la Constitución que construyeron con el endoso repetido y masivo del pueblo, representa una realidad triunfante en la conciencia política del País.  Y Fortuño pretende que se le pegue algo de esto, mientras desmocha la Constitución.

Reclamar que Puerto Rico es un estado de la Unión Americana, porque ya tiene una Constitución aprobada por el Congreso es sencillamente silbar en la oscuridad.  Sólo falta la admisión, dice. ¡Casi nada!  Es decir, Constitución y solicitud de admisión, y ya está:  que el pueblo de Puerto Rico se niegue a sí mismo como entidad histórica, cultural, moral y espiritual --- con conciencia de sí y conciencia del mundo --- para ir a hacer cola de peticionario patético a los pasillos políticos de otro pueblo.  Eso por un lado. Por el otro, que el Congreso y el pueblo de los Estados Unidos estén dispuestos a ingerir un cuerpo político y cultural extraño en su seno.

¡Ciento catorce años de cantazos y repudios, y no aprenden estos desnaturalizados!

El pueblo observará esta última entrega del cinismo de Fortuño alabando la Constitución, hechura del ELA y del Partido Popular --- tres en uno, como la Trinidad --- y se preguntará, ¿pero este no es el mismo señor que está desmochando nuestra Constitución en sus partes esenciales --- los derechos personales y civiles y la representación democrática.  Porque eso es lo que pretende con las consultas apócrifas contra las  que votaremos de aquí a tres semanas.  Está desmochando nuestra Constitución a la vez que la alaba hipócritamente para arrimarse al voto conservador PPD y PIP.

Dice la Academia de la Lengua Española sobre “desmochar” --- “Quitar, cortar, arrancar o desgajar la parte superior de una cosa” --- ni más ni menos es lo que ha hecho Fortuño con nuestra Constitución, a la vez que quiere toallarse con ella a ver si engaña a unos cuantos desavisados. 

¡Te conozco, bacalao…!

miércoles, 25 de julio de 2012

Estado Libre Asociado: Por la Fuerza del País

Palabras con luz de Luis Muñoz Rivera:  “La fuerza está en el País”.  Siempre contó con eso, actuó a base de eso, y fue triunfador, política y moralmente, a base de ese elemental principio democrático, aún más allá de los votos.

Luis Muñoz Marín adoptó esas palabras para decirlas al pueblo, en Mayagüez, en su acto de retiro de la gobernación y ante la protesta afectiva de aquella Asamblea General, que “yo no soy la fuerza, tú eres tu fuerza”.  ¿A qué se referían ambos gigantes del patriotismo creativo de vida abundante para este pueblo?  Sencillamente que hay que contar con el pueblo: sus urgencias, sus necesidades, sus problemas y angustias y penurias, para a nombre suyo, y con la fortaleza que él brinda, hacer patria desde el poder, desde el gobierno, desde la representación de su confianza en las urnas que sólo la democracia provee.

Por más que los detentores accidentales del poder --- por engaño, por mentiras, por el arte de la simulación --- quieran fungir como representantes del pueblo, mientras liquidan sus empleos, sucumben al soborno --- y aquí Fortuño no sólo continúa, sino que supera a Rosselló --- reduce los servicios, se lucra personal y familiarmente de la legislación que aprueba, destruye todas las instituciones de servicio a la comunidad para asegurarse el poder total, a lo Hitler, Franco y Stalin, la duplicidad cínica es demasiado protuberante.

A esa infamia no se le opondrán meramente los partidos de oposición. Frente a esa infamia saldrá vibrante el País, el pueblo de Puerto Rico, con su fuerza, su capacidad de indignación, la misma que Luis Muñoz Rivera convocó contra el despotismo español y sus incondicionales de entonces --- que así se llamaban ellos mismos --- y que Luis Muñoz Marín volvió a convocar contra los “colmillús” republicanos de los años 30 del pasado siglo, anticipo fotostático de los riquitos y amigotes de Luis Fortuño.  A esos, en 1932, el Presidente Roosevelt les llamaba “malefactors of great wealth”.  Aquí, esos malefactores de Fortuño están acompañados, como mandaderos útiles, por una legión de buscones --- legisladores corruptos y analfabetos y contratistas de embuste, para robarle al pueblo el Bien Común y su patrimonio.

La fuerza está en el País.  El País es la fuerza, no el líder accidental que dice representarla.

En principio, esa realidad explica la fuerza contínua del Estado Libre Asociado.  Porque es el status del pueblo, que ha producido para el pueblo, que interpreta cabalmente el carácter político del pueblo, y que repudia las retóricas huecas y las ideologías desarraigadas de unas micro minorías leguleyas que trafican, en la tierra de las realidades relativas, con absolutos que sólo existen en sus cabezas, no importa la buena fe con que predican su irrelevancia a las vidas concretas y los problemas que constituyen las penurias del pueblo.

Desde tiempos de Baldorioty, Muñoz Rivera y Matienzo Cintrón, la autonomía --- el centro político, la tercera vía, práctica, realizable, dinámica como los pueblos mismos --- ha sido la clave política de los líderes de pueblo --- no de ideologías abstractas y altisonantes --- que han definido, articulado, en busca de respaldos que ayuden a concretarla en programas de acción, mediante una pedagogía política  que no desprecia la inteligencia del pueblo, su fuerza.

No hay nada intrínsecamente malo en la independencia como régimen político.  Excepto que es imposible en Puerto Rico, por decisión centenaria del pueblo mismo.  Continuar con esa predica y con ello negarle respaldo al Estado Libre Asociado, por escrúpulos puristas de abogados e intelectuales a espaldas del pueblo, es negarle fuerza al pueblo mismo para castigar a sus enemigos reales del fortuñismo oligárquico y fascista.

Lo mismo vale contra la pasión estadista.  No tiene sentido espiritual en nuestro pueblo, y no tiene sentido para los propios americanos.  Es otra negación terca de lo posible, de lo demostradamente productivo para Puerto Rico, el autonomismo del Estado Libre Asociado.

Ante el País como electorado para noviembre 6, debe latir una pregunta:  en los 114 años de relación de Puerto Rico y los Estados Unidos, ¿qué contribución específica han hecho los nacionalistas e independentistas a la capacidad del País para gobernarse a sí mismos?  Yo contesto, ninguna, cero.  Retórica sí, ideología sí, protestas y denuncias sí, pero ¿contribución positiva para que el pueblo ejerza sus derechos y poderes?  Cero, ninguna.  Hablar, denunciar, dibujar quimeras inexistentes e imposibles, eso sí. 

Pero eso no basta.  La misma pregunta hay que hacerle a los estadistas, de Don Luis A. Ferré, Miguel Ángel García Méndez y el doctor Leopoldo Figueroa hacia acá, hacia el mundo de Carlos Romero, Pedro Rosselló y Luis Fortuño.  La respuesta es cero, nada, sino predicar pajaritos preñados para llevar al País a donde no lo quieren, y no quiere ir.

Ya es tiempo que el pueblo --- la fuerza del País --- le saque la cuenta.  La fuerza del País para mejorarse, racionalmente, incrementalmente, contra toda faena de entrega y disolución.  La fuerza del País para resolver problemas de gente y pueblo, no para ideologías ingrávidas --- sin gravitación hacia la realidad, como hace la izquierda perfeccionista en el vacío. 

Estado Libre Asociado:  clave de libertades --- si las defendemos --- y de progreso, desde problemas muy difíciles y agobiantes, evitando los vacíos, los precipicios que las ideologías fantasiosas predican. 

martes, 24 de julio de 2012

Evelyn Vázquez: Recordando a Gil Bonar

A fines de la administración de Pedro Rosselló, el entonces fiscal federal Guillermo Gil Bonar sentenció para la historia un veredicto inolvidable: “La corrupción en Puerto Rico tiene nombre y apellido, se llama Partido Nuevo Progresista”.  El autor y promotor de aquella realidad anda por ahí recibiendo homenajes de la Fundación Ana G. Méndez y del gobierno de Fortuño --- que había dicho que Rosselló era un cáncer --- imponiéndole su nombre a importantes edificios públicos, como el Centro de Convenciones.  Eso es lo que vale la palabra de Luis Fortuño.

Claro está, cada cuatrienio tiene sus ídolos representativos.  Ayer Rosselló, que se retiró derrotado robándose una pensión a la que no tenía derecho --- mintiendo hasta las teleras, al País y a las Cortes --- y hoy Evelyn Vázquez, que no tiene en el vecindario de sus sienes y orejas, sobre el cuello, el más mínimo rastro de pudor, de persona y de mujer, para lucrarse desvergonzadamente de la protección de Fortuño de Tomas Rivera Schatz.  El periódico El Nuevo Día, en su edición de hoy martes 24 de julio, documenta hasta la saciedad la corrupción y la busconería vulgar de esta senadora.

La señora, al responder a esa denuncia, esquiva los hechos y reclama que la persiguen.  Con ello confirma su torpeza moral, que no distingue entre el bien y el mal.

Es de suponer, como la cosa más natural del mundo, que el PNP se abrace a esa corruptela, porque esa es su filosofía de gobierno.  Se trata de la versión femenina del Chuchin ---“estamos en el poder, y el poder es para usarlo, para exprimirlo, sin atención alguna a esas vainas de la ética y la moral”.  Esa es la esencia del régimen safio, jaiba, cínico de Luis Fortuño.

Esta señora ha sido señalada por la prensa, por la oposición política, por la Contralora --- esa cataplasma inerte que a veces uno duda que exista --- y nada le hace mover un nervio de la cara.

Hay que anotar, sin embargo, que la señora no anda sola.  No sólo la acompaña y protege el gangster senatorial de Rivera Schatz, sino el alcalde de Mayagüez, supuestamente popular, Guillito Rodríguez.  Este alcalde tiene a todas luces un dedo amarrado con Peter Muller, el “compañero” de doña Evelyn.  Le ha dado a ganar cientos de miles de dólares municipales a sus dudosas empresas turísticas, hasta el punto de llamarle “brutos” a sus propios asambleistas, por plantear cuestiones de ética y del interés público.

¿Qué razones hay en el fondo de esta conducta del alcalde?  ¿O qué pasiones?  Se trata de un “misterium tremendum et fascinosum” que hace recordar a David Hume (1776):  “la razón es esclava de las pasiones”.

lunes, 23 de julio de 2012

Fortuño: La Seguridad del Gobierno Contra la Libertad del Pueblo

¿Qué distancia existe entre Tomás Jefferson y Luis Fortuño?  La siguiente:  Jefferson pensaba que las libertades y los derechos del pueblo --- a expresarse, a protestar, a exigir al gobierno la reparación de agravios --- era más importante que la comodidad y la complacencia de los gobernantes.

La expresión más punzante de esa filosofía libertaria la acuñó de la siguiente manera:  “La libertad exige que se abone la tierra con la sangre de los ciudadanos una vez por generación”, como recordatorio de la primacía de la libertad civil sobre la comodidad de los gobernantes accidentales, de paso.

¿Qué tipo de político y de gobernante construye un código penal como muralla china contra la libre expresión y protesta del pueblo?  Los Castro, los Chávez, los Franco, los Hitler y Mussolini, los Stalin, y… los Fortuño.  ¿Por qué?  Porque saben que giran en su acción gubernamental contra los verdaderos intereses del pueblo, viven a la defensiva frente al pueblo que consideran peligroso para sus intereses de oligarquía económica y avaricia monetaria.

Una persona que poseyera una educación liberal, humanística y social completa, entendería esos principios, que después de todo son la base de la república norteamericana y del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.  Pero Fortuño es un mero técnico legal de contratos y escrituras, sin cultura teórica sobre el sistema que defiende con la boca y pisotea todos los días con sus acciones.

Para los grupúsculos del dinero, privado y público, cualquiera expresión de disidencia o de protesta vigorosa amenaza su modus vivendi y el de sus cuates de la oligarquía chupóptera.  Por tanto hay que construirse una verja protectora:  suprimir la fianza al pueblo que no tiene padrinos, prostituir el Código Penal para intimidar, castigar, amedrentar mediante, además, el mollero del poder, la macana, las armas, la cárcel, utilizando para ello las brigadas de jueces, fiscales, y policías que repriman de antemano las protestas justificadas del pueblo.

Fortuño ha tenido éxito en esa estrategia hasta la fecha.  Con un Secretario de Justicia que vergonzosamente actúa como un edecán de barraca militar, un FEI apalabrado, y un Tribunal Supremo que es un insulto a su prestigiosa historia, Fortuño se siente seguro e invulnerable.  Esa no es, sin embargo, su fortaleza.  Esa es su debilidad, su inseguridad, a la que el pueblo ha contestado hasta ahora con su silencio.  ¿Debilidad también?  ¿Estrategia de silencio para evitar los palos, la persecución y las cortes amañadas?  Sindicatos silentes, estudiantes y profesores callados, ciudadanos que maldicen en voz baja, representan una cantera de coraje reprimido, listo a explotar el 6 de noviembre próximo.  Los silencios son ominosos.

Lo que está claro es que Fortuño considera al pueblo su enemigo como todo fascista, y lo trata como tal.  ¿Y el pueblo, que piensa?

domingo, 22 de julio de 2012

Hay que Conservar el Derecho a la Fianza

¿Qué motivo racional, qué estadística demostrable puede apuntar Luis Fortuño y su jauría de analfabetos para destrozar la Carta de Derechos de nuestra Constitución mediante un despojo al ciudadano de su presunción de inocencia? --- es el Estado el que tiene que probar que no lo es, más allá de toda duda razonable, para encarcelarlo.

Está meridianamente claro que la razón de este ataque a la Constitución y su Carta de Derechos es política, demagógica, basada en la necesidad que tiene Fortuño de que la gente vote por él por miedo.  Porque ante el fracaso de la bravuconería de los Marcos Rodríguez Pujada y Carlos Pesquera --- echando al olvido merecido a Figueroa Sancha y Millo Díaz Colón --- para aliviar tan siquiera la criminalidad y la inseguridad que produce, hay que quitarle derechos al pueblo para que se porte bien.  Y si consigue definir al PPD como que se opone a su solución mágica --- “la mano estúpida” de Fortuño sustituyendo “la mano dura” de Rosselló, Dios los cría --- entonces la gente votará por “papá Fortuño”, que la protege de los criminales, que para Fortuño son los sin fianza.  Aparentemente, en su lógica, los que logren fianza no tienen nada que ver con la ola criminal.

El otro motivo, además de la excusa por su rotundo fracaso, es que los abogados, los legisladores populares, todo el que defienda los derechos de la Constitución que aprobaron no sólo Luis Muñoz Marín y Don Antonio Fernós Isern, como líderes del proceso constitucional de 1952, sino de los republicanos estadistas de entonces, Luis A. Ferré y Miguel Ángel García Méndez y Leopoldo Figueroa.  Lo que ocurre es que aquellos republicanos eran “literate”: no eran analfabetas, como la mayoría del liderato PNP demuestra todos los días.

Una anécdota personal para concluir esta llamada de alerta contra el fascismo galopante de Fortuño y comparsa.

En 1962, regresando de la London School of Economics donde realicé estudios postdoctorales sobre la descolonización de África, Asia y el Caribe, fui invitado a la Universidad de la Islas Vírgenes a un coloquio celebrado en Jamaica de profesores norteamericanos, ingleses y puertorriqueños para analizar la cultura y sociedad del Caribe como trasfondo de ese proceso descolonizador.  Conocí allí a una señora norteamericana --- su nombre era Vera --- que presidía una fundación, The Vera Foundation, con su dinero --- dedicada a la investigación de la relación de la fianza y la criminalidad.  Con ella trabajó entonces una de mis estudiantes más talentosas, con beca entonces en la Universidad de Columbia.  Pues bien, esa fundación estudió el asunto de la fianza, y concluyó que la fianza es la mejor garantía de la inocencia, ya que permite al acusado gestionar testigos, recursos y testimonios de la comunidad para su defensa.

Se me dirá que la negación de la fianza no es automática en los casos que cualifique.  Que un abogado, un fiscal y un juez utilizarán razones y discreciones para aplicarla.  ¡”Si, Pepe”! --- o ¡“Carabina de Ambrosio”!, como decían en el campo que yo me crié.

Con el ánimo fascista totalitario de esa partida de autoritarios ignorantes que conforman la “justicia” de Luis Fortuño, no se puede correr riesgo alguno.  Su actitud es de brigada de fusilamiento, en aras del machismo que esconde sus objetivas debilidades.

¡Pueblo que vota contra sus derechos y libertades, no puede luego reclamar justicia!

En la enmienda de la fianza, un NO rotundo

sábado, 21 de julio de 2012

MIDA o la Sublimación de la Avaricia

La reciente propuesta federal de suprimir el 25% --- veinticinco por ciento en efectivo del cheque del PAN --- ha recibido el rechazo del Comisionado Residente Pierluisi, tanto como del candidato popular a ese puesto, Rafael Cox Alomar.  En eso representan bien a Puerto Rico y a los pobres del País, que viven a ras de tierra en cuanto a recursos e ingresos.

La callosidad republicana de allá, que los de acá imitan como monos amaestrados, privaría a la familias más pobres de un respiro en efectivo para gastos que no son estrictamente alimentos.  Eso es sencillamente humano.  Pero no para MIDA, porque su glotonería no permite resquicios de caridad o compasión.  Se lo quieren atragantar todo.  Son mercaderes de mercancías, y no andan en el asunto de la justicia.  Pero, esa es nuestra clase dirigente, la que rodea a Luis Fortuño en la epifanía cotidiana de la avaricia.

Bien ha hecho el PPD en oponerse a tal fechoría, de ricos contra pobres, aún en un asunto en que a los ricos no le cuesta un centavo.

¡Se trata de la sublimación de la avaricia!  Vergüenza debería darles.  Pero no les da. 

viernes, 20 de julio de 2012

Aeropuertos, Hospitales, Autopistas y Peajes

Todo está a la venta en el Kiosko de liquidación de Luis Fortuño.  ¿Y qué liquida?  ¿Qué es lo que está en pública subasta en el gobierno de Puerto Rico?  El Estado Puertorriqueño, que tiene su origen real en 1952, cuando se estableció el Estado Libre Asociado.

Previo a 1952, en las décadas y centurias del despotismo monárquico español, en Puerto Rico no había estado.  Había una administración colonial establecida por y al servicio de la metrópolis.  Hubo un amago de creación del Estado Puertorriqueño mediante el régimen autonómico creado por Luis Muñoz Rivera y Práxedes Mateo Sagasta, en 1897.  Pero apenas establecido, los Estados Unidos lo destruyeron en 1898.  De ahí a 1952 rigió un sistema administrativo clásicamente colonial, hasta 1952.

Socialmente, económicamente, administrativamente, los hacendados del café, el tabaco y la caña, y sus políticos, abogados, comerciantes y legisladores fungían de clases políticamente dominantes, pero en realidad no existía el Poder Público, el Estado, como organización política del pueblo.  Existía una administración que respondía, como en los tiempos de España, a las autoridades de la metrópolis, Washington ahora, en vez de Madrid.

Los fundamentos políticos de ese Estado Puertorriqueño creado por Luis Muñoz Marín y el Partido Popular Democrático supuso quitarle el poder político al poder económico, y crear unas instituciones --- Departamentos, Agencias, Planificación, Personal, Presupuesto, y Juntas de todo tipo que planearan y tramitaran los asuntos de los ciudadanos de una manera racional y efectiva, al margen de los caciques y dueños colmillús de la economía privada, que eran poderosísimos.

Ese proceso de creación y normalización del Estado Puertorriqueño va desde 1941 al 2008, independientemente de las guerras y cambios electorales.  Por eso resulta tan dramáticamente destructiva la gestión y la teoría de Luis Fortuño de que para servir al pueblo hay que destruir el Estado, que es la forma jurídica, la matriz del gobierno.  Se destruye el Estado, se reduce el gobierno, ¿y quién gana?  Gana la nueva casta de colmillús que rodean y sostienen a Fortuño.  Es una vuelta a los siniestros años 30 del pasado siglo.

Los ejemplos burdos de esa faena de destrucción institucional saltan a la vista:  los hospitales, el aeropuerto, las carreteras, los peajes --- todas obras del pueblo a través de su Estado Puertorriqueño.  ¿Quiénes son los vendedores?  Los mismos que usó Rosselló para vender los hospitales a precio de quemazón:  Marcos Rodríguez Pujada y Luis Fortuño.  ¿Quién financió esas obras?  El sudor del pueblo.  ¿Quién se beneficia ahora con la privatización que parece más venta que otra cosa?  Los nuevos colmillús, del patio o extranjeros.

La Constitución de Estados Unidos habla de “bienestar general” como principio filosófico de finalidad del estado.  Porque existe “un propósito público” en la democracia representativa.  La comunidad democrática no es una plaza comercial, es un organismo moral que aspira al Bien Común.  Desde ese punto de vista Luis Fortuño es un traidor moral al compromiso que hizo con el pueblo.  Porque si le hubiese dicho la verdad de lo que iba a hacer, jamás hubiese sido electo.  Porque el pueblo no es suicida.

jueves, 19 de julio de 2012

La Venta del Luis Muñoz Marín

Las alianzas público-privadas que ha engendrado Luis Fortuño para disimular la privatización unilateral del patrimonio público son, transparentemente, ardides para vender el Bien Común al bien particular --- lo del Todo a la Parte.

Contratos de operación han existido siempre en el mundo occidental moderno.  Pero enajenar el único aeropuerto internacional de Puerto Rico con tal de atragantarse mil millones por adelantado, con los cuales tapar sus maromas financieras y fracasos económicos --- los del País, no los suyos, que están muy prósperos --- demuestra su crasa deslealtad a su responsabilidad contraída de mayordomo de los haberes públicos.

¿Cuánta de esa contentura privatística tiene que ver con que el aeropuerto se llama Luis Muñoz Marín?  La venganza política le resulta dulce a Luis Fortuño.

Ahora, por 40 años, cuando Luis Fortuño sea un mero recuerdo de pesadilla, el contratista que para todos los efectos compró el aeropuerto, podrá imponer las condiciones y tarifas que le venga en ganas sin poder el pueblo, según Fortuño, sin tan siquiera hacer preguntas.  Se trata, por tanto, de una expropiación al pueblo para vendérsela a los contratistas favoritos, porque el pueblo nada sabe de los cuartos oscuros, y ni aún la Legislatura.  Se trata de un secreto del gobernador y el Director de Puertos.

No se han detenido en el aeropuerto.  Vendieron los peajes de las autopistas, para que en adelante el público pague por usar las vías que financió con el sudor de su frente y de sus manos, a lo que le dé la gana a los contratistas por el próximo medio siglo.

El atraco al interés público ha sido tal que un inconsciente sentido de culpa ha llevado a la inmensa Jenniffer González a amenazar con terribles castigos a los representantes Jaime Perelló y Roberto Rivera --- alguien en el PPD tenía que sacar la cara por el pueblo inmoralmente expropiado --- por haber dicho la cosa más sencilla y justa del mundo:  que todos esos contratos tendrán que ser reevaluados en su día, sobre su legalidad, conveniencia y cumplimiento estricto.  Porque Fortuño no lo va a hacer.

De la misma manera que el pueblo revisa su contrato electoral cada cuatro años, los gobiernos que elige tienen la obligación de revisarlo todo a nombre del pueblo que lo necesita y lo demanda.

Tal parece que los estudios de derecho de la inmensa doña Jenniffer no terminaron bien, o no terminaron, o terminaron tuertos.  Por eso está a merced del “comité de odio” de sus damas de la Cámara, presidido por la Cucusa resentida y avara:  14 mil dólares mensuales que nos cuesta, sin las misas sueltas privadas.

Con ese asesoramiento, no hay posibilidades de agotar el fondo del ridículo cotidiano de la Jenniffer.  Su última aportación a la teoría del derecho --- bien asesorada por Cucusa --- consiste en excusar los delitos electorales de dos de sus empleadas porque se trata de asuntos personales.  ¡No en balde se colgó!

miércoles, 18 de julio de 2012

SILA...

La exgobernadora Sila María Calderón, que hizo una gobernación efectiva y digna, no exenta de errores, pero en balance honesta y productiva, publicó una excelente columna en El Nuevo Día el pasado sábado recordándole al pueblo y al gobierno de Puerto Rico en qué País vivimos:  un país de los más violentos e inseguros del planeta, a causa de ser uno de los más desiguales en oportunidades y haberes para la vasta mayoría del pueblo.  Más que vasta, la violencia y la desigualdad --- la primera por causa de la segunda ---, es vastísima. 

Persona de holgados medios materiales, Sila representa la tradición moral de que la nobleza obliga.  De que el fin y propósito de la vida personal, y de la gestión de gobierno no es hacerse más rico mediante  la influencia del poder, a lo Luis Fortuño, a lo Rafael Hernández Colón, a lo Carlos Romero.

La compasión y la responsabilidad contraída con un pueblo que elige un gobernador lleno de esperanza --- de paz y de igualdad --- exige políticas e instituciones que encarnen y realicen esa aspiración.  Sila María Calderón, mujer rica desde antes de entrar al servicio publico, demostró que a pesar de la riqueza material se puede aspirar a realizaciones morales, y en su caso dejó un legado doble:  no toleró la corrupción de sus funcionarios públicos, y tomó como causa suya --- personal y oficial --- la educación y la habilitación de las comunidades pobres para hacerse cargo de su propio destino, en su sitio:  decidiendo, mejorando, reconstruyendo, con la autonomía moral y económica que le ofreció el Programa de las Comunidades Especiales, abandonadas luego por sus sucesores, hasta el extremo de la destrucción a manos de Luis Fortuño, que se las ha entregado a los buscones del fundamentalismo a cambio de votos.

Frente a los banderines que se agitan ante al electorado en una campaña que toma y deja las cosas como están --- como advierte Sila que están --- Sila representa un análisis y una exigencia transformadora de liderato político oficial y opositor.

El planteo político --- y más que político, moral --- que Sila le hace a los partidos y candidatos que pugnan por el poder del pueblo es el siguiente:  ¿Son esas candidaturas y mensajes relevantes a la realidad límite de violencia y desigualdad que vive el País?  O ¿se trata meramente de sobar, de babear los problemas, sin compromiso radical de transformación, en las áreas cruciales de la vida real --- educación, salud, seguridad y justicia distributiva, es decir, igualdad?  Porque si no, se trata de un engaño monumental que la clase política realiza sobre la credulidad del pueblo.

Ese es el planteo de Sila.  Y significa, andando el tiempo, que si queda País, después de las próximas elecciones, Sila no ha terminado con el servicio público más allá de su Centro de Servicios al País.  Ella representa una reserva moral y política activable en caso de emergencia.

martes, 17 de julio de 2012

Los Infalibles Fallaron

La historia de la humanidad cuenta con sólo dos instancias en que se atribuye infalibilidad a la acción que se ejerce --- moral y políticamente --- sobre el escenario público, de una civilización o de una sociedad particular.

El primer caso, el de más consecuencia y peores efectos en la vida humana, es el de la Iglesia Romana, que funda las arbitrariedades y abusos de poder sobre tantas almas ignorantes y piadosas en el reclamo de infalibilidad papal.  Claro, los mismos papas que la reclaman alegan que es sólo aplicable a cuestiones de fe y de moral, que a fin de cuentas su dialéctica totalitaria aplica a todas las cuestiones de la vida humana.  Consecuencia: despotismo espiritual sobre esta vida y la venidera, “whatever that means”.

El segundo caso de infalibilidad reclamada por un jerarca nos toca más de cerca:  Luis Fortuño reclama, y actúa como si fuera cierto, la infalibilidad de todo lo federal en Puerto Rico.  Ha federalizado al País, desde la educación y la salud hasta la policía y la lucha contra el trasiego de drogas en Puerto Rico, interna y externamente.

Su primer nombramiento fue federal: el de Figueroa Sancha como Superintendente de la Policía:  ¡el federal lo hace mejor!  Esa acción representó una bofetada al cuerpo de la Policía, al que se declaró inepto para dirigir.  A eso siguió el otro federal, el de la Guardia Nacional, que resultó tan inepto como el primero, pero federales los dos.  El tercero, Carlos Pesquera, es un americucho del FBI que lleva el mismo rumbo de arrogancia, ignorancia social, y actitudes politiqueras, idéntico a los primeros dos.  Pero son federales, y sus nombres deben producir el resultado mágico, de abracadabra, que transforme por arte de magia federal el cuadro social de la criminalidad, del cual no tienen la más mínima idea, ni ellos ni  Fortuño.  ¡Federal!  ¡FBI!  ¡Abracadabra, y ya está resuelto el problema del crimen y la inseguridad radical que sufre nuestro pueblo!

Como colofón a esa simplonería fortuñista, Fiscalía Federal confiesa que metió la pata en el encarcelamiento sumario de un joven, el “Menor”, con quien creían que habían resuelto el crimen contra el joven holandés hace dos semanas.  Primero se pusieron los galones, y luego tuvieron que arrancárselos ellos mismos.  Los federales no son infalibles.  El País anda gozoso por ese descubrimiento.

Pero el mito federal no se agota en la metida de pata contra el “Menor”.  Ahora Fortuño reclama que los otros federales, Jane Napolitano y los burócratas de la Seguridad Nacional y de la DEA le van a resolver el problema del trasiego de drogas hacia y fuera de Puerto Rico.  Ahora sí, dice Fortuño, los federales le van a sacar las castañas del fuego:  van a reexaminar su operación para reducir la vulnerabilidad de Puerto Rico en ese negocio internacional.  ¡Sentémonos a esperarlo!  A la velocidad con que actúa la burocracia federal, si algo cambia, Fortuño lo observará como ciudadano privado, en alguna urbanización rica de Alexandria o vecindario de Washington, como abogado corporativo de la claque republicana de allá.  


Al lector no se le escapará el método de Luis Fortuño, como el gato mal agradecido muerde la mano que lo alimenta.  Se une a la derecha republicana de allá para atacar todos los programas de Obama, y luego va rogando a los funcionarios de Obama que le resuelvan los problemas que su incompetencia no ha podido resolver acá.

¡Los federales! ¡Los infalibles! ¡Fallaron!  Ellos son el pueblo de Fortuño, no los pobres y menesterosos boricuas.  Fortuño es un extranjero en Puerto Rico.  El 6 de noviembre próximo debemos excusarlo para que se una lo más pronto posible a sus conciudadanos republicanos de allá.

lunes, 16 de julio de 2012

Los Mercaderes Roban en el Templo: ¿Y dónde está el Cristo?

El hecho histórico que narra el Evangelio, de un Cristo colérico ante el escarnio de mercaderes que prostituían el templo de la adoración de los fieles, se ha convertido en nuestros días en punto de referencia para juzgar a todos los que dicen “Señor, Señor” hipócritamente.  No hay más que fijarse en Luis Fortuño y su comparsa, catolicones de catedral --- por lo menos antes que el actual Arzobispo la presidiera --- convertido en líder Pentecostal --- él y su señora --- en busca de votos fáciles, donde impera la ignorancia y la entrega de la voluntad a los listos, sean pastores o políticos.

Toda esa operación manipulativa de pastores y feligreses fundamentalistas --- arquetipos de la ignorancia --- sirve al proposito de proteger con sus votos a los mercaderes.  Mientras Fortuño engatuza a los inocentes del fundamentalismo --- los creyentes de buena fe ---, protege y se lucra de los mercaderes que se roban hasta los clavos del templo del patrimonio público, mientras doña Luce simula adoración a las Escrituras, mientras se hace más millonaria con las otras “escrituras”, las de los bancos que se benefician de la legislación que Fortuño les aprueba.

¿Quiénes son los “apóstoles” de la analogía evangélica, encargados de sanear el templo, de virarle las mesas a los ladrones que se roban el bien común con contratos simulados y espurios?  ¿Jorge Rashki?  ¿El Heredia mentao?  ¿Otoniel Font?  ¿Wanda Rolex?  Pero estos no son “apóstoles” de nada que no sea lo mismo que fascina a Fortuño y sus mercaderes, el dinero.  Son mercaderes ellos mismos, buscones que venden el evangelio al mejor postor.

Representa una realidad muy triste el hecho de que las iglesias protestantes serias --- Luterana, Metodista, Episcopal, Presbiteriana, Discípulos de Cristo y otras, no hayan levantado su voz para impugnar esta burda venta del evangelio en plan de baratillo oportunista.

Parecería, por la conducta de estos mercaderes eclesiásticos, que el Cristo original vivió en vano, especialmente cuando hablaba de los pobres y los humildes, cuando si resucitara otra vez encontraría que sus nuevos apóstoles pentecostales han vendido su nombre y su mensaje por mucho más --- mucho, mucho más --- de treinta monedas.

domingo, 15 de julio de 2012

Las Últimas Dos Burradas de Fortuño

Vamos a empezar hoy por el principio:  Luis Fortuño no estaba en el 2008 cualificado para la gobernación.  Un abogado técnicamente preparado para redactar o leer contratos para ganar dinero, o para evitar perderlo, sin amplitud cultural o intelectual para juzgar sobre problemas complejos de economía, de administración, de seguridad, de salud y de educación, en el momento de la verdad en que los intereses del pueblo exigen destrezas y competencias que él no tiene, ha actuado de manera predecible:  la improvisación, la publicidad, la mentira.  Y a veces no sólo la mentira, ni la equivocación de buena fe, sino llana y simplemente la burrada.

Hay que distinguir entre el error, la mentira, y la brutalidad.  El error de buena fe es humano, y corregible cuando ha ocurrido de buena fe.  La brutalidad es deficiencia intelectual --- el tarado, como el loco, no es imputable o responsable frente al derecho.  Es que la persona no da para más.

Cuando llegamos a la burrada, sin embargo, pisamos un territorio mucho más explicable:  sencillamente el burro pretende saber y no sabe.  Eso en el mejor de los casos, cuando la burrada es honesta.  Pero cuando la burrada está calculada para confundir, para beneficio del burro, de tal manera que de todas maneras, en el asunto de que se trate el burro se beneficia, entonces estamos frente a la maldad que utiliza el lenguaje maliciosamente para engañar, para beneficiarse de lo que en la lógica, en la moral y en lo intelectual es una estafa, una burrada calculada, y la verdad, y los que la conocemos, a las pailas, con tal que el burro se coma la yerba.

La semana pasada Luis Fortuño, acorralado por su propia mendacidad, acuñó dos burradas sin precedentes en la historia de Puerto Rico, sobre asuntos en que él tiene la responsabilidad de saber y no sabe, o se hace para hacer demagogia partidista y electorera, degradando la “gravitas” y la “dignitas” del gobernante como dejaron dicho los romanos de los tiempos de la república.

La primera burrada consistió en decir, frente a su fracaso de tres años y medio, que la explicación es que él no cree en el gobierno.  Que sólo cree en los individuos, aislados, uno a uno, solitarios, simples objetos de propaganda de “valores” ¿los de Fortuño y doña Luce?... ¿los de Marcos Rodríguez “a patadas”?... ¿los de la señora Gaffer de “hijos de p… y supositorios”?... ¿los de Heredia, Wanda Rolex y Otoniel Font?  Porque si no creía en el gobierno como el principal instrumento del pueblo para asegurarse su justicia, ¿por qué busco tan frenéticamente la gobernación?  Yo tomo esa burrada del gobernador como una renuncia de facto.  Se declara a sí mismo incompetente para responderle al pueblo de Puerto Rico sobre lo que tanto le prometió.

Vamos a la segunda burrada, porque esta va al tuétano de lo que es un gobierno de leyes, y de igual aplicación de las leyes, como mandan las dos constituciones que nos gobiernan.

Se trata de su reacción al escándalo en una corte donde dos fiscales pidieron una sentencia de asesinato en primer grado frente a un asesino manifiesto, así certificado por un jurado, pero los dos fiscales, por incompetencia o qué sé yo qué influencia externa al tribunal, no incluyeron la denuncia esencial --- sine que non --- de premeditación.  La juez rebaja el delito, sin otra alternativa en derecho, y el caso explota en la opinión pública como un petardo en el altar.  La pulcritud judicial y toda la profesión legal responsable respalda a la juez, asumiendo que no mediaran circunstancias externas en su adjudicación.

El asunto compete al Tribunal Supremo, con respecto a la juez, compete al desacreditado Secretario de Justicia, por la conducta de sus fiscales, incompetentes si no algo peor.

A quien único no compete este caso es al gobernador, que no lleva velas en ese desgraciado entierro --- entierro de la justicia.  Porque nos rige una constitución que se organiza mediante una separación de poderes.  La intromisión --- la burrada del gobernador --- en un veredicto judicial, corríjase o no, es sobrada, impertinente, politiquera.

Hombre a la defensiva en asuntos de seguridad, criminalidad y justicia, se aprovecha Fortuño para decirle a los jueces que decidan los casos “con flexibilidad”, que no tienen que regirse por las reglas cuidadosamente definidas, por siglos, desde la Magna Carta de 1200 en Inglaterra, para asegurar a todas las partes justicia y transparencia, predecibilidad en la conducción de los procesos judiciales.  Lo que la burrada de Fortuño le dice a los jueces es sencillo:  decidan lo que les parezca siempre y cuando me beneficien políticamente, a tres meses y medio de las elecciones.  ¡Pido excusas a los burros!

sábado, 14 de julio de 2012

La “Transparencia” de Guillermo Somoza

El Somoza original, el de Nicaragua, no tenía que fingir transparencia.  Tenía el poder absoluto y total, y bajo ese régimen de supresión de derechos humanos huelgan los reclamos de legalidad, moralidad o derechos frente al estado.  Situaciones tales ocurren creando la ruptura del contrato social culmina en negar y destruir los derechos naturales reservados al pueblo en colectivo y a los individuos en particular.  Ese es el totalitarismo, que la ignorancia de los dictadores, y Fortuño aquí, les impide percibir su barbarie.

En nuestro sistema, las cortes, los fiscales y la policía tramitan el ajuste de derechos y deberes que mantienen la paz y la seguridad social, deslindando delitos y conductas criminosas o permitidas en la Constitución y los códigos, civiles o penales.

En Puerto Rico, a partir del 1902, ese sistema, con enmiendas que ajustan la realidad al derecho y vice-versa, ha funcionado con efectividad aceptable, aunque no exento de fallas y limitaciones.  Para procurar esos ajustes y adaptaciones, la Constitución manda la creación de un Departamento de Justicia, cuyo dirigente ejecutivo, el Secretario, es el celador de los derechos del pueblo frente a los delincuentes y frente a los políticos que quieran desnaturalizar su función utilizándolo como mandadero político partidista de sus intereses y pasiones.  En general, ese sistema y esa función han sido honradas por los Secretarios de Justicia del País, especialmente como producto de nuestra Constitución y Carta de Derechos.

Hasta hoy todo lo anterior ha regido de manera efectiva o aceptable la función del Secretario de Justicia como abogado del pueblo, de todo el pueblo, repudiando la función abyecta de alcahuete pasivo, obediente, del gobernador como político, y de los políticos como guerrilleros partidistas.  Pero el señor Guillermo Somoza ha deshonrado su alta función y ha actuado como muchacho de mandado de Luis Fortuño, Jenniffer González y Rivera Schatz, en espera, ya lo sabe todo el País, de un nombramiento a manos de ese gobernador que lo rebaja --- a una función servil, y un Senado totalmente corrupto.  ¿Y el pueblo?  Sin abogado, que se supone que sea el Secretario.  Porque el otro abogado del pueblo, extra-constitucional, el Colegio de Abogados, también se lo engulleron Fortuño y Somoza. ¿Transparencia?  ¡Si, se le ve todo!

viernes, 13 de julio de 2012

Fortuño y el Código Penal: ¡Es cuestión de votos!

Resulta punto menos que increíble que un gobernador fracasado, a tres meses y medio de unas elecciones, se agarre del Código Penal que rige las relaciones civiles de los ciudadanos, para dar un salto a las cavernas y troncharle derechos de libre expresión al pueblo, como bandeja demagógica para acreditarse como defensor de la paz del pueblo.

Después de 3 años y medio de dar palos a ciegas --- lo palos a los estudiantes y a los trabajadores no eran ciegos --- sale ahora con la última edición de la “mano dura” de Rosselló --- tan fracasada como su autor --- para decirle al pueblo víctima de él y de los criminales que si le quitan muchos de los pocos derechos que le quedan --- el de la expresión libre, el desahogo --- la sociedad se va a volver pacífica y segura. 

Los derechos que se niegan en el nuevo Código Penal --- los esenciales, la libre expresión de quejas y agravios contra el Estado, según reza en las dos constituciones que nos gobiernan --- son los constitutivos de una democracia liberal y no totalitaria, que es la de Fortuño.  Pero perece que esa diferencia resulta muy complicada para Fortuño, que prefiere los simplismos autoritarios de la derecha republicana de los Estados Unidos, y la infalibilidad caudillista de los hombres fuertes de América Latina y del Caribe, desde Chávez en Venezuela hasta Fidel Castro en Cuba.  Lo que no saben esas caricaturas de hombres fuertes --- como Rosselló y Fortuño --- es que en el fondo son hombres débiles, asustados ante sus propios pueblos.  De ahí el control, la mano dura, la tala de derechos.

Pero en Fortuño se da un elemento adicional, más allá del ideológico:  es el pánico político.  Ha hecho un juicio sobre el carácter de nuestro pueblo, y sabe su actual situación de inseguridad radical, y ha propuesto un remedio:  en vez de asegurarle más protección concreta, mediante la Policía, la Guardia Nacional, y el sistema judicial de fiscales y jueces, opta por quitarle al ciudadano --- a la inmensa mayoría, víctimas del crimen --- los derechos que le da la Constitución para expresarse, para protestar.

Y ahora viene lo mejor, la razón fundamental para desmochar la Carta de Derechos de nuestra Constitución, y de la americana, ¿y cómo lo justifica?  Cito sus desgraciadas palabras: “… Creo que presenta una gran oportunidad de cuatro meses de las elecciones de saber donde está quien”.  En otras palabras, se trata de una demagogia electorera.  ¡Vergüenza y no euforia, debía darle!

Este “código de Fortuño”  representa un sobrante del antiguo código persa de Hammurabi --- ojo por ojo y diente por diente ---, y un ripio del código de Marcos Rodríguez Pujada, ahora director de campaña: ¡”a patadas”!

miércoles, 11 de julio de 2012

La Vida Política

En el habla común se distingue la vida personal, privada, de la vida pública.  Si se entiende esa polaridad en términos generales, puede aceptarse como una diferencia de énfasis sobre el origen y la finalidad de nuestras acciones.  Pero en realidad ambas dimensiones de nuestras vidas actúan en recíproca interacción.  Se trata de una distinción, de una diferencia, pero nunca de una separación --- la vida privada insulada frente a la vida pública, y esta última con valores, fines y procesos separables de las vicisitudes de la vida personal.

La vida privada se planifica en la intimidad, mientras la vida pública se realiza en la política, en lo externo de nuestras acciones con relación a los otros.  La ética es personal; la moral es pública, porque se refiere a los valores operantes de una comunidad política, y política por ser social, como es el hombre intrínsecamente.

Vayan por delante estas breves distinciones como preludio a lo que sigue:  una exploración de los motivos que llevan a los hombres y mujeres a la vida política, a la representación política del pueblo, a cuyo nombre se ejercita el poder público de la comunidad, desde el Estado.

El Estado --- y el gobierno que lo representa --- es neutral desde el punto de vista de los valores y programas que se agitan en la comunidad política.  Son las personas privadas en su acción pública, como grupos de interés, como facciones, como partidos políticos, los que le dan contenido valorativo, ético, programático, a la posible acción del Estado sobre la sociedad. 

Sin la acción personal --- privada en cuanto pueden serlo --- sobre el estado y el gobierno, no existe la vida política, pública, comunitaria.

La pregunta crucial que debemos hacernos es la siguiente:  ¿qué lleva a las personas privadas --- padres, madres, profesionales, obreros, estudiantes y profesores --- a la vida política, a afectar las vidas privadas desde la vertiente pública, gubernamental?  No tengo duda que en la mayoría de los casos se trata de una motivación entusiasta por el bien colectivo, comunitario, público.  En mi vida personal y en la de mi generación viví esa experiencia gozosa del servicio a mi País y a mi gente.  No fuimos a buscar nada, sino a llevar, a dar… esfuerzo, inteligencia, experiencia.  Lo mismo hizo la generación anterior, con enormes sacrificios personales, poniéndolo todo al servicio del público como País.

Dos ejemplos luminosos me humedecen los ojos, por tratarse de dos amigos entrañables, siendo ellos veteranos y yo joven senador andando a tientas por los recintos legislativos:  Jorge Font Saldaña, después de ocupar --- por décadas --- las más altas posiciones legislativas y ejecutivas, murió en la pobreza, en una modesta casita alquilada, en la calle Unión de Miramar.  Don Antonio Fernós Isern fue, a decir de Don Luis Muñoz Marín en sus honras fúnebres --- actos que su familia me pidió que dirigiera, como ocurrió también en el caso de Jorge Font --- el arquitecto del Estado Libre Asociado, y Muñoz el político que lo hizo posible.  Pues ese gran señor, en su oficina de senador de 1965 al 1969, tenia dos gavetas en su escritorio:  una para los sellos oficiales, pagados por el Senado, y otra para los sellos de su correspondencia personal, pagados por él mismo.

Para aquellos cuya pereza mental no les permite enterarse de nuestra historia política, hay que martillarle, sobre las orejas y la nuca, que no es correcto excusar la perversión de la vida pública actual con el sonsonete ignorante y estúpido de que todos los partidos y todos los políticos han sido y hecho lo mismo, háblese de los años cuarenta o de nuestra sórdida realidad política en Fortaleza y Puerta de Tierra.

La vida política es una vocación moral de servicio.  Su prostitución actual no invalida su necesidad a la mayor brevedad. 

¡Hay que lanzar los mercaderes del templo, a foetazo --- a voto --- limpio!

Ah, Manes de Platón: el Primer Filósofo Rey

Como sabrán los lectores de este espacio, Platón fue el primero en afirmar que hasta que los filósofos no fueran reyes, o viceversa, un rey se hiciera filósofo, no habría justicia en la sociedad humana.  El mismo argumentó, sin embargo, que tal cosa era harto improbable, aunque no imposible.

¡Hasta que llegó Luis Fortuño a la gobernación!  Después de tres años y medio de mentiras, corrupción y destrucción institucional en el País, nos revela el secreto de su “filosofía”:  él no liderea el gobierno, dice, ni su propia administración, él es líder de los individuos, y en ese sentido, lo único que tiene que hacer es enseñar “valores”.  ¿Qué valores? ¿Los suyos y los de su pandilla de depredadores, presididos por la avaricia del dinero y del poder?

Esta filosofía cavernaria que postula la ecuación gobierno-individuo, acusa una ignorancia histórica y social que al juntarse con la voracidad del dinero, el suyo, el de su familia y el de la casta corporativa de abogados y contratistas, produce la devastación económica y moral de más del 70% de nuestra población pobre, desempleada, insegura.  Venirle a predicar eso a este País, después de tres años y medio de engaños, mentiras y corrupciones, personales y gubernamentales, es insultar la experiencia del pueblo.  ¡A ese pueblo que coma valores, que pague sus embrollos con valores, que eduque a sus hijos con valores, que habite en casas de valores, mientras el reparte el patrimonio público entre los entes corporativos y panitas personales.

Su visión del gobierno, de la política, y de la sociedad es ignorante, infantil, inculta.  Y es porque quiere y porque le conviene.  Muy bien pudo haberse aprovechado del manual “Función y Acción de la Rama Ejecutiva” que le legó al País Don Roberto Sánchez Vilella, desde octubre de 1965, a meses después de asumir la gobernación.  Pero allí había conocimiento, experiencia, entrega al servicio público de todos.  Ignorar toda esa cultura institucional y salirle al País, para justificar su fracaso y superficialidad, con la teoría trililí de que su filosofía esta basada en los valores, del individuo, es gritar al mundo una ignorancia invencible, como la llamaban en esos casos los filósofos medievales. 

Vamos a la esencia de esta postura, tan famélica de contenido en términos conceptuales.

Cuando en el siglo 17 John Locke postuló en Inglaterra la protección de la libertad y la propiedad como la principal función del gobierno, lo hizo contra el absolutismo monárquico de los reyes estuardos de Escocia.  Cuando Jefferson hizo lo propio en América, alrededor de 1776, lo hizo contra el absolutismo autoritario de Jorge III.  Sus gritos, en ambos casos en defensa de la libertad y propiedades individuales, fueron más efectivos como retórica individualista que como realidad social.  Pero, en realidad, debajo de ese individualismo lo que imperaba era la corporación económica capitalista --- todo menos individualista --- de grupos de propietarios agrícolas, comerciales e industriales.  Todavía para fines del siglo 18, autores como Adam Smith y David Hume repetían esas homilías individualistas, de las cuales se nutre Luis Fortuño, a falta de una cultura histórica, social y política sobre lo que ha sido el mundo contemporáneo.

Dos eminentes pensadores españoles me enseñaron, en los años 40 y 50 del pasado siglo, la ingenuidad de aquellos ideólogos diz que individualistas.  Don José Medina Echevarría primero, y Francisco Ayala después, escribieron brillantes ensayos que desmantelaron aquellas ingenuas teorías individualistas.  Uno supondría que Luis Fortuño haya tenido tiempo para enterarse.  Pero la formación de los abogados corporativos es para hacer dinero, no para cultivar el saber y la verdad. 

Tanto Medina como Ayala demostraron más allá de toda duda --- como hizo John Dewey en los Estados Unidos --- que los supuestos de aquel individualismo eran falsos, que --- y eso se sabía desde Aristóteles --- el hombre es un “animal social”, institucional, y no una entelequia de cultivo autosuficiente de “valores”, que supongo --- según Fortuño --- tomará del aire.

La teoría trililí del individualismo fortuñista fue pulverizada a principios del siglo pasado en los Estados Unidos por George Herbert Mead, William James y John Dewey.  Los tres demostraron, fundamentando a Aristóteles, que la sicología individual no existe, que toda sicología es intrínsecamente social.

La implicación política es clara:  los gobiernos no gobiernan sobre individuos aislados, solitarios, atomizados.  Gobiernan sobre conjuntos y comunidades sociales, instituciones, problemas que recíprocamente envuelven otros problemas y comunidades.  Salir ahora con la tesis patética de que el gobierno sólo tiene como cliente a los individuos no es sino una máscara que encubre el ejercicio cotidiano de Fortuño al servicio de su camarilla de depredadores del Bien Público.  Porque, este último, el Bien Común, ese tiene que ser el verdadero objetivo de todo gobernante. 

lunes, 9 de julio de 2012

La “Renuncia” de Fortuño

La primera plana de El Nuevo Día de hoy lunes 9 de julio lo implica todo:  Fortuño renunció.  ¿Por qué?  Porque, según dijo, no puede dirigir un programa de gobierno --- si lo tuviera --- firme y efectivo. Se confiesa ser enemigo implacable de un gobierno de servicio al pueblo, en pos siempre de lo que se ha conocido en Occidente, desde Clístenes y Solón hasta John Dewey y José Ortega y Gasset, como el Bien Común, o en términos norteamericanos democráticos, como “el Público”, es decir el pueblo que vota confiado que el gobierno es su instrumento principal para asegurar la justicia, que es la virtud social por excelencia.

Luis Fortuño compareció ante ese pueblo en el 2008, con su libro azul de cientos de páginas, prometiendo que resolvería, bajo su gobierno, los acuciantes problemas de la gente:  en la economía, la salud, la educación, la seguridad, mediante un gobierno justo, dinámico, honesto, eficiente.  Lo que ha producido es una avalancha de corrupción y autoritarismo fascista, mediante un gobierno de poderes omnímodos que ha concentrado el poder social en un poder gubernamental más fuerte que nunca antes en nuestra historia, desde los días de Romualdo Palacios hace siglo y cuarto: el gobierno más total y fuerte, por legislación propuesta por el mismo.

Fracasado en esa gestión de gobierno, por debilidad, por cobardía ante los caciques legislativos, por corrupción masiva originada en la Fortaleza misma, por hipocresía y mendacidad personal, sale ahora --- cuando se siente derrotado ante y por ese pueblo --- con el cuento patético de que lo que ocurre es que él no cree en un gobierno fuerte y efectivo, como lo necesita el pueblo, como él mismo lo prometió.

Se trata de una pobre excusa. ¡“No las puedo comer, no están maduras”!, dijo la zorra en la fábula.

¡El hombre es un fraude viviente, un paquete bien envuelto!  Porque se necesita cuajo --- como decía mi vieja --- para solicitar dirigir el gobierno, fracasar en tres años y medio, y reclamar ahora que la razón es filosófica, que no cree en el gobierno.  Que se vaya con doña Luce a Virginia y monte un pequeño “beauty parlor”, para que nosotros no tengamos que pagarle sus polvos y coloretes, mediante el gobierno grande que él aborrece.

¡Ah!  Pero que no se desespere el pueblo, porque él tiene un programa de valores, dirigido por un conocido raquetero fundamentalista, y por sus congéneres Otoniel Font y Wanda Rolex, que le van a resolver el problema económico, el social, el de inseguridad, el de la salud y el de la masiva corrupción que dirige el propio Fortuño desde Fortaleza.  Quizás ya ha encontrado el gobernador otra líder para ese programa de valores, la señora de Gaffer, el botado de la AEE, por su fino estilo de comunicación social, que los niños necesitan urgentemente.

Ese programa seguramente enseñará los “valores” de Fortuño:  el dinero, el poder a como dé lugar, la mentira dicha con carita de monaguillo, la corrupción, que no lo es cuando se trata de sus amigotes delincuentes.  ¡Para eso el gobierno es fuerte!  Para servir a las necesidades perentorias del pueblo, ni pensarlo…

Si no puede gobernar, como es ya demasiado patente, que deje a otro.  En todo caso, el pueblo le aceptará la renuncia el próximo seis de noviembre, y corregirá su error del 2008.

La Emergencia es Fortuño

Cuando Luis Fortuño llegó a Fortaleza, producto de una campaña mendaz y de la credulidad del electorado --- que quería creer, ante la crisis económica desatada desde el 2006 como resultado de la destrucción de la base industrial de la Sección 936, obra de Romero, Rosselló y Fortuño --- llevaba preparado un plan similar al que implantó Adolfo Hitler desde 1933 en Alemania tras haber sido electo por otro electorado obnubilado por las promesas fascinantes del Führer.

Hitler empezó --- legalmente, a destruir, eliminar, todas las instituciones de control, de límites al poder del estado, que tiende siempre a tragárselo todo.  Destruyó el poder judicial, los sindicatos, los otros partidos, las universidades --- igualito que Fortuño.

Saquemos cuenta.  En la Ley 7 botó del servicio público a más de 30,000 empleados que llegaron a sus puestos bajo otras administraciones y otros partidos, por partes iguales.  No sólo hizo eso, sino que lo hizo bajo el manto supuesto de una “emergencia financiera” basada en embustes y números fatulos, para hacerle espacio a las tropas azules que fueron luego entrando por la puerta de atrás, mediante su cuerpo administrativo partidista, politiquero, inpreparado.

A esa emergencia sumó la “emergencia energética” --- de puro embuste, ya que el costo del combustible y las fuentes alternas al petróleo eran las mismas que son hoy.  Pero él aprovechó la incapacidad de su rebaño legislativo para especificar, en esa falsa emergencia, que los contratos para implementarla no se tenían que conformar a las leyes vigentes, por ser supuestamente una emergencia.  Eso le concedió la patente de corso de convertir la Fortaleza en una oficina de contratos, cenáculo de buscones, tumbólogos y favoritismo a sus amigotes ricos, protegidos por Marcos Rodríguez Pujada, el destructor del sistema de salud pública de Puerto Rico, al servicio de Pedro Rosselló.

Claro está:  ninguna de esas emergencias podría validarse bajo el estado de derecho vigente al 2 de enero de 2009.  Porque había un Tribunal Supremo que aplicaba las leyes con rigor, cultura jurídica y pudor personal.

Eso exigía, por tanto, destruir primero la independencia judicial, por lo que Fortuño maquiavélicamente diseñó un Tribunal Supremo PNP --- mientras más torpes y más incultos mejor.  Aumentó el número de jueces… ¡y ya está!  Se puede abolir la ley de gravitación universal y ese combo de tarugos con toga dirán que sí a base de que lo dice el gobernador de su partido y el rebaño de Puerta de Tierra.  La última decisión de este mini-tribunal es tan torpe, tan ilegal, que abochornaría a cualquier estudiante de segundo año de Derecho.

Con ese comité político allí, donde una vez actuó el Tribunal Supremo de Puerto Rico, no hay límites a lo que este mini-caudillo tropical puede hacer con impunidad.  Por eso se esmandó con la Ley 7 y con la “emergencia energética” que facilitó el robo organizado en la Autoridad de Energía Eléctrica.  Allí están los cuarenta ladrones.  Alí Babá está en Fortaleza.

Por eso digo, para el País sano … la emergencia es Fortuño.

domingo, 8 de julio de 2012

Fortuño: ¡Tus Valores Cuentan!

Las últimas semanas, en base a información oficial, el gobierno de Luis Fortuño se ha desenmascarado, en sus pretensiones deshonestas y en su realidad palpitante, en la calle, en la opinión pública, en la prensa independiente y en los hogares de la vasta mayoría del País.

Lo que el pueblo observa y vive es la anarquía social --- en lo privado --- y el caos moral y administrativo en lo que concierne al Estado.

La mentiras oficiales --- desde la boca de comer de Luis Fortuño --- y la desmoralización del servicio público o de aquellos que quieren servir, más la protuberante corrupción de los que sólo quieren servirse a sí mismos, han producido un sentido de aturdimiento en los que sufren y observan este proceso cínico de destrucción institucional.

Una sola estampa luminosa ilustra la profundidad y extensión de la crisis:  el mensaje electrónico de la señora del último buscón de contratos, aprovechao de la conexión con Fortuño, al despido vía renuncia simulada de su esposo, Jerome Garffer, uno de los “bagmen” de Fortuño desde Energía Eléctrica:  “hijos de perra” le dice la señora a los que desenmascararon a su esposo, y les recomienda meterse un supositorio por buen sitio para aliviarse de su estreñimiento, léase indignación moral ante la conducta ratera de su esposo.  ¡Que fina la señora!  O ¡que “finoda” es la “crema de la crema” PNP!  Nos ha provisto de sí misma un retrato a cuerpo entero.

He dicho en otras ocasiones lo que repito hoy:  Rosselló cayó en la tentación de la corrupción al año y medio de su gestión, y Fortuño le llamó “cáncer”.  Fortuño llegó a Fortaleza con un diseño malsano:  tomar por asalto la Corte Suprema; declarar en emergencia energética al País, sin razón alguna en la realidad; destruir el Colegio de Abogados; apoderarse de AEELA, poniéndola a cargo de tarugos políticos suyos y aprobando una Ley Siete que lo constituía en dictador y jefe en la repartición de contratos ya millonarios sin atender a las leyes, a las subastas, a nada que lo limitara:  un pequeño Trujillo boricua.

Esos han sido los valores efectivos de Luis Fortuño:  el saqueo, el amiguismo, el desempleo, por un lado, y por el otro la mano dura que no es dura nada, sino incompetente, corrupta, simuladora.

Es tiempo que el pueblo le devuelva el afiche cínico a Fortuño, y le diga “tus valores cuentan”: la mentira, la hipocresía, el enriquecimiento ilícito, de él y su señora, que hasta los coloretes y los polvos tenemos que pagarle, mientras gana millones en los bancos beneficiados por la legislación de su esposo.  ¡Esos valores, los valores de Fortuño sí cuentan para desgracia del pueblo!

Para encontrar un caso igual habría que remontarse a las antiguas repúblicas bananeras de medio siglo atrás, con sus caudillos inclementes con sus pueblos.  Con la diferencia --- oh, ironía --- de que aquellos no eran electos.

Aquí hay votos.  La pregunta es... ¿hay pueblo con inteligencia y memoria?