domingo, 26 de febrero de 2017

Entre la Decepción y la Esperanza

Hace apenas un mes, al nombrarse para la Secretaría de Educación a la contratista Julia Keleher, pensé que por su juventud y preparación en la materia infundiría nuevos ánimos y soluciones pertinentes a la postración anémica de ese Departamento: una Torre de Babel saturada de empleados, contratos, conflictos y desidias paralizantes.


Reclutada inexplicablemente del mundo de los contratos epidémicos de la fauna partidista, pensé que aún así podría orientársele sobre la calamidad sociológica de ese Departamento. Todo dependería de si tenía o no la capacidad para enfrentar la tarea con la convicción de un esquema conceptual educativo, integrado como proyecto de desarrollo.  No pasaron tres semanas sin que la propia Secretaria nos proveyera la respuesta: un contrato especial para que produzca ese proyecto de reforma, sobre el cual no tiene que convencer o persuadir a la Secretaria, porque el asunto nace y se queda en casa:  ella se contrata a sí misma para pensar y hacer de una manera diferente, renovadora, reformista, por el doble del dinero de los otros Secretarios de gabinete.  ¡Qué monería!, ¡Qué charada se juegan Rosselló y Doña Julia!


¡Que decepción! ¡Que desencanto!


La esperanza, con todo y eso, no está totalmente perdida.  Porque al otro lado del Departamento de Educación, entregado a la contratería y a la “contratista de luxe”, está la Universidad de Puerto Rico, la que con todo y los vendavales que ha sufrido, desde Ismael Almodóvar y Fernando Agrait, pasando por Antonio García Padilla, de la misma escuadra de galanes del servilismo, se ha mantenido como la joya de la corona del Puerto Rico de los últimos tres cuartos de siglo, de 1942 al 2017.


La U.P.R. ha sufrido crisis internas y externas, administrativas y políticas, y los claustros de esos años, contra viento y marea, han sostenido La Torre con los hombros y su lealtad de Alma Mater.  Pero ahora se enfrenta a un enemigo externo y poderoso --- PROMESA--- que en su ignorancia implacable amenaza desmantelar la U.P.R.  Y por eso se enfrenta --- como en el caso del Departamento de Educación --- a un enemigo implacable --- que suma a la ignorancia el poder, ignorando los altos valores de la actual Universidad, aún con todos sus problemas de falta de un proyecto institucional articulado.


Pero hay esperanza para la Universidad, porque a falta de que sus integrantes internos articulen sus valores y logros, existen ciudadanos observadores atentos a su obra que salen en su defensa efectiva.  Me refiero específicamente al análisis que en Perspectivas hace el editor de “El Nuevo Día” en su edición de hoy 26 de febrero: La U.P.R. su Peor Enemigo.


Se trata de un análisis amplio, objetivo, de la obra histórica y potencia de futuro de la U.P.R., que al no reconocerse en esa obra y en esa potencia, se ataca a sí misma, se debilita ante sus detractores.  ¡Que tomen nota los universitarios, y sobre todo los sátrapas de PROMESA!

1 comentario:

  1. Somos responsables de no quitarnos para seguir en los hombros, " la nacionalidad puertorriqueña." Se lo deberemos a nuestros hijos y nietos; porque nuestros abuelos, bisabuelos y tatara... crearon a nuestro 🇵🇷

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