domingo, 5 de abril de 2015

Clase Política y Clase Dirigente


La gente, casi todo el pueblo, confunde a diario, mientras opina y mientras sufre la crisis gubernamental --de economía y específicamente de finanzas públicas --- lo que puede llamarse la clase política, por un lado, y por el otro la clase dirigente.  La primera tiene que ver con las actividades en torno al poder político --- partidos, comités, cuerpos legislativos, primarias, elecciones y organismos de gobierno.  La segunda consiste de ideas, visiones, proyecciones de una vida social deseable y posible.

Normalmente , históricamente hablando, la clase política en Puerto Rico --- de 1868 a 1968, cien años --- coincidió con la clase dirigente, la que proyectaba visiones, estrategias, programas y cursos de acción para avanzar la libertad y la felicidad colectiva.  En ese roster de clase política y dirigente a un tiempo se inscribieron Eugenio María de Hostos, Ramón Emeterio Betances, Luis Muñoz Rivera y Luis Muñoz Marín.  Practicaron el arte político y a la vez practicaron la cultura política desde ideas, principios y valores que señalaban futuros deseables y posibles.

De 1968 a esta parte ha hecho crisis tal empobrecimiento de la política que hay que buscar por otros linderos la cultura política, esto es, las ideas de dirigencia, por otros caminos y con otros tipos de liderato.  Porque la clase política es hoy palpablemente machorra a la hora de las necesarias orientaciones valorativas y posturas regeneradoras que superen el bache político que ella misma ha creado.  El 1968 marcó esa transición, cuando Luis Muñoz Marín rindió la función creadora y “utópica”, si se quiere, por la función pedestre de retener el poder político sin responsabilidad legitima  moral y democrática.  De ese momento en adelante se empobreció la política y se secó la imaginación futurista amparada en una dirigencia moral respetable y enaltecedora.

Si hoy se quiere pensar en dirigencia moral, democrática, futurista y necesariamente utópica --- en aras de lo ideal deseable --- no hay que acudir a los partidos para nada, ni a sus políticos de turno.  Hay que fijarse en la cultura políticamente independiente, en los escritores libres, en las revistas de ideas libres, no importa el ideario político que sustenten.  Sobre ello pongo sobre la mesa dos ejemplos:  el ensayo reciente de Ingrid Vila sobre los espacios libres necesarios para adecentar la política y la administración, y los números semanales de Claridad y El Cucubano, órgano de Servios Legales de Puerto Rico --- donde plumas libres, pero con compromiso con el País, proyectan un Puerto Rico deseable.  No hay que estar de acuerdo con ellos, pero ciertamente representan un esfuerzo de dirigencia cultural, social e histórica, que no se encuentra en los partidos, cansados y agotados como están.

1 comentario:

  1. Unicamente los caculos politicos como usted conciben y "sufren" una crisis gubernamental. La poblacion realmente sufre la crisis social publica. No se contribuye al bienestar general "sufriendo" fines politiqueros.

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