Irlanda
es uno de los países europeos que más duramente ha sufrido los embates de la
recesión europea, junto a Grecia, España e Italia. Esa crisis cobra caracteres similares en todas las
sociedades organizadas políticamente en forma democrática: crisis de inversión privada, escasez de
dinero público para sustituir la empresa privada pusilánime u oportunista. De ahí que los gobiernos tengan que
ocupar el rol de los capitalistas privados que, si los gobiernos no los subsidian,
paralizan la toma de riesgos.
Recuerde
el lector el más claro ejemplo de esa sustitución del empresarismo privado
acobardado e enviciado por los dineros públicos: el Nuevo Trato del Presidente Roosevelt, de 1933 a
1945. Tuvo el Estado que rescatar
del hoyo de la depresión a todos los sectores económicos. Al cabo de dos o tres décadas, ante
depresiones económicas dolorosas y paralizantes, fue el Estado --- el pueblo
mismo organizado como estado --- quien acudió al rescate: legislación social de
amparo al pobre dejado atrás, y obra pública para mover el dinero y rescatar al
trabajador de la miseria del desempleo.
La
secuencia a lo largo de estas crisis es la de asistir, luego emplear y
ofrecerle amplias seguridades sociales, pero --- la vuelta completa --- cuando
llega la crisis de inversión, el Estado tiene que recoger velas frente y contra
sus clientelas del bienestar y la seguridad social para continuar haciendo
viable al Estado. El grito de
abajo ensordece a los gobernantes, pero no hay remedio, hay que recoger velas
ya que es la clase trabajadora desempleada o productiva la que consume la mayor
parte el presupuesto del Estado, y al limitar sus beneficios naturalmente
protesta y grita. Los políticos
gobernantes de turno saben eso y comprenden sus razones, pero no hay
alternativas porque sólo esos gastos sociales generan suficiente caudal al
Estado para seguir siendo viable como democracia representativa. Lo otro es la ruina de todos o el
totalitarismo tiránico, a lo chino y cubano.
En ese
proceso inevitable y recurrente el turno le ha tocado a Irlanda, que hoy sufre
una revolución social antigobierno porque por primera vez en muchas décadas le
han instalado metros de agua en sus patios. Tan radical --- pero necesario --- es ese programa que los
ciudadanos y familias se han tirado a la calle a romper medidores de agua
consumida. ¡Hasta el agua! ¿Qué te parece Puerto Rico? Pues que causas similares producen
efectos similares.
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