martes, 16 de junio de 2015

Jeb Bush y el Nominalismo Político


¡“Yo, Jeb Bush”! dice el nuevo candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos para 2016.  Frente al entramado de complejos problemas nacionales y mundiales a que tiene que enfrentarse un Presidente, Jeb Bush responde con un patético…!Yo, Jeb!

En el título de estas líneas les digo a los amigos lectores que se trata del ejercicio de una vieja teoría del conocimiento que consiste en afirmar que el único saber posible es el de las cosas individuales, concretas, objetos de sensaciones igualmente individuales, y que el saber científico o filosófico a partir de ideas, conceptos, esencias generales o universales no es posible.  El individuo, persona o cosa, es la primera, única y última realidad.

Tomemos como ejemplo a mister Jeb.  ¿De qué se trata?  ¿Del gobernador de la Florida, del hermano del otro Bush, de ingrata recordación, o de su padre dinástico, provenientes todos de la oligarquía original Bush de Connecticut?  La mera mención de estos miembros de esa casta refuta la pretensión publicitaria del nuevo candidato en el sentido de que sólo se trata de “Yo, Jeb”.

La identidad familiar, la historia o biografía política, la estructura problemática, nacional e internacional de la potencia más poderosa del mundo, insertada económica y políticamente en todos los continentes, desdicen de la pretensión político-publicitaria de Jeb.  Como decía Don José Ortega y Gasset, al yo hay que añadirle las circunstancias.  En este caso como cualquiera candidatura a dirigir la nación norteamericana tiene que partir --- por necesidad --- de un diagnóstico de las múltiples crisis a que se enfrenta, acompañada de un conocimiento ancho y profundo que ligarían al candidato a la estructura de esas crisis, incluyendo la crisis casi permanente ya de un Congreso norteamericano paralizado para decisiones relevantes a la vida real de la nación y del mundo.  Un Congreso “NO”, que no sea el beneficio de la criminal oligarquía económica del País, y especialmente del partido de Jeb.

La situación exige un Primer Ejecutivo educado, culto, conocedor del entramado causal de la sociedad y el Estado, a nivel nacional e internacional.

¿Es acaso suficiente la ambición personal y familiar por la Casa Blanca, de espaldas al saber pertinente sobre la estructura del Estado, de la nación, de la sociedad nacional e internacional a la altura del 2016?

Para esa vasta problemata --- universal y crítica aporía, como diría un griego --- se necesita mucho más que un Jeb.  Se necesita un líder a la altura de los tiempos.  En vez del narcisismo nominalista de Jeb, un líder relevante a las ideas, los conceptos, las realidades del mundo ancho y ajeno.

A eso llamamos en filosofía realismo político, o pragmatismo, que es la ciencia y la acción sobre “problemas importantes”, pragmata, contra todo nominalismo y narcisismo político.

1 comentario:

  1. Feliz de leerlo nuevamente en su blog. Gracias por su punto de vista sobre el mencionado candidato presidencial. Que no nos ciegue la simpatia que inspira su espanol tan bien manejado, ni su familia de raiz latinoamericana. Enfoquemos en sus ideas, decisiones, posiciones y si en alguna raiz, en la dinastica de la cual procede.

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