Nos
dice el cable que Alejandro García Padilla y su gobierno han mudado sus tiendas
de Washington, de su planteo original de una prerrogativa de quiebra parcial ---
en las instrumentalidades públicas más quebradas ya --- a una quiebra
potencialmente general, total, en todo el gobierno. Esa mudanza, sostengo, esta más que justificada por los
hechos, porque si no, ¿dónde dejamos a Salud, Transportación marítima y
terrestre, y Educación y Seguridad Pública? Esta crisis, como se dijo de la túnica de Jesús, es de una
sola pieza.
Sorprende,
anonada, la reacción automática de Pedro Pierluisi, alegando que le dañan su
proyecto parcial, cuando por demás sabe que la crisis es total, que él mismo
ayudó a crear con su apoyo cómplice
a Pedro Rosselló como Secretario de Justicia y a Luis Fortuño como su
Comisionado Residente.
Independientemente
de una u otra versión de la autonomía buscada para quebrar, lo que late en la reacción
pavloviana de Pedro Pierluisi es el peligro de que una opción de quiebra total
favorecida por el Congreso --- bajo su poder de disponer, en todo o en parte,
del status territorial --- fortalezca la autonomía política y económica del
Estado Libre Asociado, y entonces, ¡”adiós estadidad”!
Esa objeción
de Pierluisi tiene visos de desesperación. ¡Se entiende!
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