Traduzco
literalmente el dicho yankee, pues expresa atinadamente el doble enredo en que
está debatiéndose el Secretario de Transportación y Obras Públicas.
En
primer lugar se trata de un profesional competente, de inteligencia superior y
de un record impresionante como empresario privado. Pero ha descubierto que la administración pública es
compleja, tanto en su ejecutoría como en el clima político partidista en que se
desenvuelve.
En el ámbito
administrativo las demandas de resultados rápidos, la escasez de recursos y las
exigencias razonables del público presionan al Secretario a tomar decisiones rápidas. Se trata de un campo fértil para
cometer errores de buena fe, porque la prisa es mala consejera. De ahí el desastre de las foto-multas y
los vertederos que representan los CESCO’s. Su reacción a la urgencia de los servicios convirtieron unas
medidas razonables --- las multas y el cambio de ubicación del CESCO de
Carolina --- en un verdadero sumidero de denuncias y de excusas mal
articuladas. Vagas, insuficientes
y contradictorias.
Por el
otro lado, por el ámbito político en que está necesariamente envuelto todo
proceso administrativo, el Secretario está pagando a lo justo por
pecadores. El clientelismo político
lo absorbió y lo ha puesto a tiro de pichón a manos de todos aquellos que
ignoran a propósito el proceso político en una democracia que se financia con
dinero de inversionistas privados.
¿What’s new there? El
Secretario está en medio de un
seminario avanzado de democracia competitiva con dinero privado. Ese es el estado de derecho, el uso y
la costumbre, para escándalo fariseo de las almas puras.
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