El
sector del pueblo atento a la gestión legislativa en su brega con los problemas
del País y sus relaciones con el Poder Ejecutivo --- y en su día con las cortes
--- no puede estar menos que sorprendido por la nueva metodología legislativa
para enfrentarse a las urgencias de la economía y la sociedad.
El
nuevo método legislativo consiste en virar patas arriba la secuencia de su
actividad: en vez de invitar a la ciudadanía
a expresarse sobre proyectos de ley, propuestas suyas o del Ejecutivo, retiene, retrasa o esconde las
propuestas y proyectos y somete los problemas a una especie de tertulia abierta
donde nadie se compromete con nada, ni se defiende o se ataca nada. Simplemente se oye, se opina, se
discute y se apoya o se refuta en el limbo, donde nadie se compromete con nada.
Eso ha
ocurrido con los proyectos fantasmas de la reforma contributiva y la conversión
del IVU en IVA. Al momento que
escribo nadie, ni Fortaleza, ni la Legislatura, ni la opinión pública afectada
sabe a qué atenerse. Se trata de
lo que el poeta-filósofo español Jorge Santayana llamó “diálogos en el Limbo”.
Se
aprueba una crudita basada en lo que disponga la entonces futura legislación
sobre Reforma Contributiva y cambio del IVU al IVA, sobre lo cual se cierne una
algarabía de voces, en espera del golpe seco, rígido y apenas examinado
provenientes de Fortaleza y Hacienda.
Se
trata de legislación al revés de los cristianos: primero vistas públicas de tertulia --- para cumplir --- y
luego, ya verán, el voto sobre un proyecto preparado en otro lado e impuesto
desde arriba. Ese es el nuevo método. Eso explica por que los legisladores,
cuando tratan de explicar lo que hacen, parecen gallinas cluecas, que cantan en
un lugar mientras ponen el huevo en otro lado.