Tanto
en la vida cívica como en la específicamente política --- especialmente en una
democracia --- el proceso camino a las decisiones del gobierno constituye la
esencia que legitima los resultados, los productos de las decisiones y
deliberaciones.
Aplique
el lector ese principio definitorio de la democracia a lo que ha constituido la
propuesta, discusión y alteraciones continuas y desorientadoras sobre el IVA, y
tendrá una idea de la ineptitud política del actual gobierno. Pues lo que se propuso originalmente
como una solución razonable, suficiente y universal al problema de la penuria
fiscal del Estado, se ha convertido hoy en una mogolla infumable, a manos de
sus propios proponentes.
El
protagonismo personal, la cobardía partidista, las gradas y clientelas
cambiantes, se han tragado la seriedad de la propuesta original, de tal manera
que el supuesto liderato legislativo se espanta, recula, se entrega a todo el
que grita y desnaturaliza lo que al principio parecía una propuesta seria del
Gobernador y el Secretario de Hacienda.
¡No hay
rodillas, no hay vértebra, no hay carácter, más allá de un par de legisladores
en cada Cámara! ¡Pobre pueblo de
Puerto Rico, que a su debilidad y su ignorancia añade su liderato políticamente
torpe y moralmente cobarde!
Decía
Luis Palés Matos: “¡Piedad, señor,
para mi pobre pueblo, donde mi pobre gente se morirá de nada…!”
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