En
1946-48 el Partido Popular se enfrentó a una crisis interna --- de carácter
ideológico --- que de no ser por el liderato absoluto de Luis Muñoz Marín a la
cabeza del Partido este hubiese volado en varios pedazos. Gran parte del alto liderato nominal
del Partido, en las Cámaras y en el País, quiso ensillar al Partido con la
Independencia. Muñoz había cerrado
ese camino en 1940, antes de las elecciones, al declarar que el status no
estaba en juego en la votación de aquel año. Que eso se resolvería separadamente, aparte de los programas
económicos y sociales, que son los que el pueblo vota. Así se hizo con el plebiscito de 1967.
Claro,
la clarividencia política de Muñoz, que lo llevó a separar el status de programas,
era su convicción de que el pueblo de Puerto Rico no era independentista, como
se ha demostrado durante los últimos 75 años. Aquella crisis se superó en el PPD con claridad y firmeza.
La
segunda crisis del PPD ocurrió en 1968.
Habiéndose salvado en el 1940 y 1948 el carácter “popular” --- del
pueblo --- del Partido, lo que entra en problemas en el 1968 es su carácter “democrático”,
esto es, que el pueblo toma las decisiones mediante participación libre, votos
y mayorías. Don Luis sufrió en ese
año lo que yo he llamado un “brote caudillista”, a lo latinoamericano
tradicional, y llevó su partido a la primera derrota en 29 años, abriéndole la
puerta al PNP que conocemos hoy, anti-puertorriqueño y corrupto hasta la médula. Pero el Partido sobrevivió, se logró su
reunificación andando el tiempo, y se salvó el centro-izquierda programático de
nuestra política.
Con esa
recuperación, de 1972 en adelante, se salvó el elemento “democrático” de la
enseña partidista popular.
Hoy, al
cabo de 75 años de gestión histórica eminentemente positiva y creadora --- con
los descuentos naturales y los
desgastes del tiempo y el poder --- el Partido Popular entra, está sumido, en
su tercera crisis de identidad, y se trata de su desempeño de gobierno durante
los últimos 27 meses y su definición ante el País.
La
verdad es que hoy, a la hora que escribo estas líneas, el Poder Ejecutivo anda
por un lado, el Legislativo por otro, y el Judicial es --- con las nobles
excepciones de siempre --- un comité político apalabrado con la minoría política
PNP. Pero eso no es todo: la estructura y las instituciones
partidistas internas del PPD no funcionan, nadie las reúne, ni orienta, ni
reta. Poderosos alcaldes actúan y
hablan como adversarios del Partido y del Gobierno, y amenazan llevarlo a las
cortes PNP si no los complacen.
Si ese
es el espectáculo en que se complacen esos alcaldes y sus legisladores, si ese
es su concepto de responsabilidad partidaria y de gobierno, se están comprando
el repudio del pueblo no importa que a las puertas de la ciudad esperen golosas
las tribus corruptas del PNP, que como Alarico el Visigodo, vendrán a Roma por
todo, por lo que queda y que no les dio tiempo a robarse la última vez.
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