jueves, 20 de agosto de 2015

El Fenómeno Trump: El Payaso, el Síntoma, y el Ridículo Americano


En la calibración de Donald Trump como posible Presidente de los Estados Unidos, aún tomando en serio el hecho de que se ha postulado, se ha cometido un error de bulto por parte de la prensa norteamericana, y aún de parte de los otros candidatos del Partido Republicano.  Porque, para empezar y a fin de cuentas, ¿qué hace este ricacho, brutote, payaso, denigrando la alta dignidad de ese puesto?  Tomarlo en serio de por sí es una enorme superficialidad, cuando en realidad el bufón lo que hace es darse un gustazo estrujándole su riqueza a los otros candidatos que dependen de colectas de otros grandes intereses que definen su partido oligárquico.  Un gustazo, como decía el político francés Gambetta, “pour écraser l’infame”--- para escandalizar a la Santa Madre Iglesia, pero nada en serio.

La importancia de Donald Trump y su temprano éxito político entre las masas ignorantes del Grand Old Party consiste en su calidad de síntoma de que ese sistema político está muy enfermo. ¿Síntoma de qué?  Síntoma de la desesperanza del pueblo norteamericano de que ese sistema político pueda producir soluciones a sus grandes problemas domésticos e internacionales.  Se trata de un síntoma de frustración de vastas mayorías de esa poderosa y  problemática democracia.  Trump es el coraje colectivo ---“by Proxy” --- ante el tranque político con que un Congreso reaccionario paraliza las soluciones propuestas por el Presidente.  Se trata de lo que el profesor Stuart Brown llamó hace medio siglo “el tranque de la democracia”.

Ahora bien, la payasada de este rico bufón certifica no sólo la desesperanza política del pueblo norteamericano, manifestada en su preferencia por el payaso, sino que como síntoma descriptivo de la “malaise” política, envía un mensaje tétrico al resto del mundo democrático como ente ridículo que no merece el respeto de ningún país o persona seria.

Payaso, síntoma o ridículo, Trump se ha hecho importante además de notorio.  Pero el tiempo y la realidad tienen una cita con él, y de aquí a pocos meses no pasará de ser mucho más que una bufonada patética en el cuerpo político de los Estados Unidos.

Mientras tanto… !Calma, piojo!

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