lunes, 24 de agosto de 2015

La Salud y la Educación: Dos Dramáticos Incumplimientos del PPD


Echemos por delante los principios: La salud es la vida y la educación el desarrollo de esa vida hasta su máxima potenciación, culminando en el ciudadano cívicamente avisado y capacitado para examinar su propia vida y la de los demás.  Sin salud no hay educación plena y consciente, y sin educación nos quedamos en la etapa de mamíferos, a lo más consumidores de lo que se es incapaz de crear o entender.

Toda la inteligencia médica de nuestro País ha reiterado la necesidad, económica y salubrista, de que los servicios de salud del Estado, en cantidades cercanas a los tres mil millones de dólares, estatales y federales, deben ser ofrecidos y administrados por el Estado: en un sistema universal de salud que asegure el acceso, la continuidad en el tratamiento, y la evaluación de sus resultados, como ocurría en Puerto Rico de 1941 a 1983, desde el doctor Fernós y Eduardo Garrido Morales hasta el doctor Guillermo Arbona y luego hasta 1983, cuando Pedro Rosselló se lo vendió por batatas a las aseguradoras de salud al servicio del lucro, a los mercaderes del templo, a sabiendas de su corrupción.  ¿Recuerda el lector a ACODESE?

El Partido Popular y su gobierno han traicionado esa promesa y esa obligación, para favorecer la continuidad de la oligarquía PNP-PPD, en beneficio de la familia de Rafael Hernández Colón, Alejandro García Padilla y Roberto Prats Palerm.  ¡Prohibido olvidar!

En cuanto a la educación pública, exigida por nuestra Constitución, está sujeta hoy a dos ataques.  El primero es uno de desmoralización, de incompetencia a nivel de escuela y maestros, de gigantismo burocrático en el centro, ajeno todo ello a la educación en la escuela y el salón de clase.  Maestros en gran medida incapacitados, estudiantes alelados y sin estímulos intelectuales y morales y planes portentosos de reformas más políticas que pedagógicas, mediatizado todo ello por la zafra de contratos políticos que le roban los recursos a la escuela, suponiendo que al nivel de salón de clases, laboratorios y actividades aleatorias se sepa lo que se está haciendo, por qué y para qué.

Las reformas fantasmales de educación son irrelevantes a las realidades de la escuela, ya que carecen  de tracción en la realidad.

En cuanto a la salud, creo que ya cruzamos el puente dantesco en que se perdía toda esperanza.  Porque en ese ámbito el dinero vale más que la salud, y ya estamos en campaña.

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