Los dos nombres propios que titulan estas líneas explican lo que José Trías Monge llamó “la colonia más antigua de la tierra”.
La tragedia puertorriqueña así planteada tiene que remitirse a la conducta de esos dos entes: el imperio y la colonia, el primero arrogante y la segunda sumisa. Don Luis Muñoz Marín, en la última conversación que tuve con él en el rancho de Trujillo Alto, me expresó con amargura la esencia de este planteo: “los americanos”, me dijo, con mi amigo Jorge Font Saldaña al frente, “ han sido económicamente generosos con Puerto Rico, pero políticamente mezquinos”. Cuando todavía le imponían los gobernadores a Puerto Rico --- de 1899 a 1941 --- antes de Rexford Guy Tugwell y Jesús T. Piñero --- nos enviaron los entes más corruptos e incompetentes de la fauna política americana, desde Gore hasta Blanton Winship. Bill Clinton nos trató con los pies, valiéndose de Jeffrey Farrow --- un buscón de contratos allá y acá, y ha terminado como ente alquilado por el PNP contra los intereses de Puerto Rico. Roosevelt nos trató como basura, y Obama ha seguido la tradición liberal allá y reaccionario acá, como Kennedy, Carter y Bush.
Ha sido Obama, sin embargo, quien ha botado la pelota: el liberal, el constitucionalista, ha puesto en efecto el “fraude monumental” que el Juez Magruder se negó a creer en su día: nos ha robado y destruido la realidad política, o la ilusión práctica, del Estado Libre Asociado, al servicio de unos especuladores de bonos --- buitres, les llaman -- que ni saben donde queda Puerto Rico en el mapa. Un pseudo-liberal se ha encargado de producirnos lo que Shakespeare llamó “the unkindest cut of all”.
Esa es la arrogancia del imperio; lo nuestro es la sumisión de nuestro supuesto liderato. En vez de una reacción indignada, unánime, contra el despojo, unos tristes pujos quejosos y patéticos. En vez de un frente común --- de todos los que registren la vergüenza del atropello --- una bochornosa sumisión ante el agravio. ¡Pobre pueblo!
En este espacio de opinión aspiro a poner al día los acontecimientos y las actitudes de los políticos y los partidos: ¿qué dicen, qué hacen, cuál es su record? ¿Cuáles serán en la realidad las consecuencias de cada postura? ¿Cuánta honestidad o mendacidad puede atribuírseles? ¿Qué es lo que está realmente en juego, la honestidad o la falsedad de los políticos y los partidos o la inteligencia práctica del pueblo, su sabiduría para afirmar sus intereses reales?
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¿Despierta del letargo inmovilista este señor o es puro aguaje? Contnuamos en sintonía...
ResponderEliminarPara un pueblo eñangotao, gobernantes faltos de escrupulos y avaros. Bien lo dice la Biblia, Dios quita y pone gobernantes y dice tambien que los hombres de los ultimos tiempos tendrian mentes aberradas, porque Dios se cansa de lidiar con nostros y nos da lo que merecemos. Tristemente a los pocos que nos atrevemos a protestar se nos ve como un problema, un estorbo y se nos saca del medio.
ResponderEliminarPara un pueblo eñangotao, gobernantes faltos de escrupulos y avaros. Bien lo dice la Biblia, Dios quita y pone gobernantes y dice tambien que los hombres de los ultimos tiempos tendrian mentes aberradas, porque Dios se cansa de lidiar con nostros y nos da lo que merecemos. Tristemente a los pocos que nos atrevemos a protestar se nos ve como un problema, un estorbo y se nos saca del medio.
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