¿Recuerda
el lector? Romero la noche de las
elecciones en 1984; y Zulma Rosario en la prensa radial y escrita durante todo
el día de ayer. Romero no podía
creer en su derrota. Zulma Rosario
no puede creer que sus chanchullos politiqueros en la Oficina de Ética
Gubernamental le sean patentes a gran parte de nuestro pueblo inmunizado contra
la corrupción.
Me pica
la curiosidad. ¿Será mucho pedir que cuando la señora se apee de
la tribuna histérica que ha montado para encubrir su corrupción politiquera nos
diga qué ética es la que está aplicando? ---cuando defiende los conflictos de intereses descarados de
Luis Fortuño, Jesús Méndez y Guillermo Somoza Colombani, en sus roles de
aprovecharse de las funciones que debieron ejercer honrosamente, y no lo
hicieron, gracias a la protección de la señora Rosario.
¿Qué ética
es la que ella aplica? La de la Ética
de Aristóteles, o la de Kant, o la Ética More Geométrica de Spinoza, o las más recientes de John Dewey o
Eugenio María de Hostos? Que no me
conteste. La señora es éticamente
analfabeta, además de moralmente torpe.
Y es que su ética es la de Tomás Rivera Schatz, el padrino de todos los
nombramientos del reinado de Luis Fortuño. ¿Qué se puede esperar?
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