miércoles, 13 de agosto de 2014

El Crecimiento del ELA: ¿Desarrollo Incremental Pragmático, o Salto Cualitativo Ideológico?


Las mentes y voluntades políticas dentro del Partido Popular Democrático parecen atraídas hacia dos polos ideológicamente incompatibles: por un lado el soberanismo en sus diversas versiones ideológicas, y por el otro la continuidad pragmática, ateniéndose a las realidades y a las posibilidades concretas de alterar, mejorándola, la relación política-económica con los Estados Unidos.

El soberanismo ideológico y jurídico es como el dengue: no es necesariamente mortal, pero debilita el organismo político que es Puerto Rico, a partir de su relación orgánica con los Estados Unidos a partir de 1900.  Sus defensores y agitadores ideológicos pertenecen casi todos al gremio abogadil, que tiende a confundir los cristalinos preceptos jurídicos con la realidad borrosa y compleja --- hasta la contradicción práctica --- del pueblo de carne y hueso, que vive desde la necesidad y el agradecimiento a los Estados Unidos, desde los años treinta del pasado siglo, que ha amparado sus necesidades más perentorias y sus inseguridades más existenciales, que no son las de los ideólogos y los abogados.

No fue por falta de inteligencia y patriotismo que próceres --- por idealistas, no por logros en el plano de la acción --- como Betances, Hostos, Albizu Campos y Gilberto Concepción de Gracia, no lograron tracción alguna en la vida concreta cotidiana de las masas y clase media de sus tiempos.  Fue por falta de conexión valorativa con las necesidades urgentes de su vida cotidiana, aunque durante el siglo 19 respaldaran sus ideas.

Fue Don Luis Muñoz Marín y su generación de patriotas excepcionales los que establecieron contacto con la vida real de los puertorriqueños, al margen de ideologías altisonantes y redentoras --- de boquilla --- hacia una salvación total y final.

Tres cuarto de siglo después, Puerto Rico se enfrenta a la misma dicotomía política como pueblo: la salvación total, redentora, final, a través de un nuevo status político --- el soberanismo en alguna de sus versiones --- que lo haga libre para después pactar lo que le convenga con los Estados Unidos.  ¿Qué les hace pensar que, puesto que Estados Unidos no está dispuesto a conceder lo menos, va a pactar lo más, desde la independencia política y jurídica de la soberanía?

El pragmatismo circunstancial e incremental le ha producido buenos frutos de crecimiento económico y justicia social a Puerto Rico.  Su actual crisis nada tiene que ver con el status, sino con gobernantes irresponsables, avaros, politiqueros, que echaron a perder --- o sumieron en crisis financiera --- al Estado Libre Asociado.  La calentura no está en la sabana, ni la solución a la crisis en las nubes soberanistas.

La democracia y los pueblos no necesitan redentores de boquilla, sino políticos que propicien las transiciones históricas mediante consenso, a partir y en continuidad --- no ruptura --- con lo ya logrado.  A la soberanía real como vida abundante se llega, no se parte de ella como preciosismo teórico.  Luis Muñoz Rivera le añadió soberanía al pueblo de Puerto Rico mediante sus conquistas autonómicas.  Luis Muñoz Marín hizo lo mismo para su tiempo.  He ahí dos enseñanzas metodológicas aprovechables en el momento actual, que no son menos por no ser altisonantes.

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