El
semanario Claridad, órgano del independentismo socialista, aborda en su edición
de la semana pasada el documento, en forma de breve libro, conque Aníbal
Acevedo Vilá enfrenta la crisis financiera del gobierno de Puerto Rico y las
alternativas públicamente articuladas sobre la solución del status político del
País. Como recordarán los lectores
de ese importante opúsculo político, el exgobernador propone dos cosas: que el gobierno federal asuma y pague
la deuda que el ELA no puede pagar, y que a cambio se congelen a su nivel
actual los fondos federales al País, excepto aquellos que son derechos
adquiridos, como Seguro Social, Veteranos, pensiones y otros.
No voy
a opinar aquí sobre la viabilidad política y el realismo con que se adelantan
estas propuestas. Por hoy mi
opinión no es lo que intereso destacar, sino la opinión de los soberanistas clásicos en nuestro
mapa político e ideológico, los expertos verdaderos en el tema del soberanismo,
los independentistas de todas las confesiones.
Distinguidos
pensadores de ese sector ideológico analizan y repudian el planteo de Aníbal,
tales como Raúl Cotto Serrano, José L. Arbona, Cándido Cotto, Noel Colón Martínez,
entre otros. En un número
subsiguiente de Claridad --- de esta semana --- Carlos Gallizá expresa la
actitud más serena y balanceada sobre la propuesta de Aníbal.
El
punto convergente de todos los planteos de Claridad es sencillo, y
predecible. En su opinión casi
colectiva le están diciendo a Aníbal que su versión de la soberanía es tímida,
insuficiente, porque al fin y al cabo no se declara independentista, que es la única
soberanía que existe: poderes
plenarios, totales, acá y no allá.
Eso le
he venido diciendo yo en este espacio a los soberanistas del PPD: no existe más que una soberanía. Se llama independencia. Todo lo demás es jaibería retórica en
busca de estrellas. Pierdan
cuidado los independentistas. La soberanía
de los jóvenes turcos del PPD ladra, pero no muerde.