Los
organismos biológicos o crecen o se mueren. Igual destino le depara la historia a los organismos políticos. En ese sentido, soy depositario de dos
confesiones sinceras y angustiosas que me hicieron los dos grandes arquitectos
del Estado Libre Asociado, a raíz de los fracasos se sus gestiones --- de 1963
y 1974 --- de sus propuestas ante el Congreso sobre el desarrollo del Estado
Libre Asociado: Don Antonio Fernós
Isern y Don Luis Muñoz Marín.
El
fracaso de 1963 fue obra de una traición personal y cínica del Presidente
Kennedy a Don Luis Muñoz Marín, con relación a la primera gestión del
crecimiento del ELA. La segunda
--- en 1974 --- fue obra del Presidente Richard Nixon, y de sus sucesor Gerald
Ford, contra la propuesta de Muñoz del Nuevo Pacto de culminación autonómica
del Estado Libre Asociado.
Aunque
Muñoz, hasta la hora de su muerte continuó alentando esperanzas de una apertura
congresional hacia el crecimiento autonómico del ELA, mi última conversión con
él, a la sombra del rancho de Trujillo Alto, denotó tristeza y desesperanza
para Puerto Rico ante la mezquindad y torpeza de los Presidentes y el Congreso
norteamericanos desde Kennedy hasta Nixon.
Esta
fueron sus últimas palabras, que mi amigo Jorge Font Saldaña y yo escuchamos
con pareja pesadumbre: "los americanos
han sido económicamente generosos con Puerto Rico, pero han sido políticamente
mezquinos." Eso sigue siendo así.
Treinta
y ocho años después de aquellas palabras angustiosas, la sordera norteamericana
a las aspiraciones y necesidades de Puerto Rico siguen inalteradas. Es hora de enfrentarse a la
realidad: o la estadidad que el
Congreso no quiere, o a la independencia --- en cualquiera de sus forma,
francas o simuladas --- que el pueblo de Puerto Rico no quiere. Si la quisiera, la podría obtener
mañana, al pelao, como la ofrecía el proyecto Tydings de 1937, hacia la ruina económica
y social. Y si quisiera la
estadidad, tendría que ser a base de perder su lengua materna, degradar su
cultura nacional e histórica, abandonar su autonomía fiscal, y aprestarse
espiritualmente a ser otra cosa.
Ante
ese cuadro de realidades indiscutibles, el Estado Libre Asociado es aún, y por
el futuro previsible, la mejor opción práctica, económica y política, del
pueblo de Puerto Rico. Pero, como
el coronel de García Márquez, necesita quien le escriba, quien lo mantenga
señalando al futuro. El Senador
Widen no es el Congreso, ni la Casa Blanca. Pero tampoco se trata de atacarlo en forma barata y politiquera,
como han hecho hoy los cadres politiqueros de Alejandro García Padilla. Porque el Estado Libre Asociado es lo
que le queda de realidad productiva a Puerto Rico. Lo que necesita es cabezas claras, y un discurso político
lógico y sensato que lo afirme ante alternativas claramente inferiores. Alejandro y la familia Hernández Colón no son esas cabezas.
Hay que continuar desarrollando ideas y creo que la Asamblea Constitucional de Estatus es la alternative para discutir el Tema. La union de muchos debe ser de donde surjan nuevas y buenas opciones para el bienestar de nuestro país.
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