Independencia
judicial, separación de poderes, forma republicana de gobierno, derechos
constitucionales intocables, y muchos otros guindalejos seudo-jurídicos
utilizados como hojas de parra para encubrir la desnudez moral del Tribunal
Supremo, caracterizaron las cuatro horas de racionalizaciones de los jueces en
defensa de sus intereses monetarios.
La
utilización de esos guindalejos seudo-jurídicos estuvieron plagados de
disparates históricos imperdonables.
Equiparar la forma republicana de gobierno con la separación de poderes
acusa ignorancia histórica y constitucional sobre esos conceptos.
La Constitución inglesa, madre de las libertades modernas, no contempla
la separación de poderes ni la dictadura judicial que los jueces defienden para
justificar sus gollerías económicas.
Por el
otro lado, hacer depender la independencia judicial de los ingresos actuales y
futuros de los jueces representa una confusión moral terminal, cuando en
realidad la independencia judicial es un asunto de carácter, de ética personal,
gane el juez mucho o poco o que cambien su ingresos a través del tiempo.
Lo que
contempla la forma republicana de gobierno es la selección libre por el pueblo
de sus representantes legislativos y ejecutivos, que a su vez designan a los
jueces mortales, y no a dioses intocables del Olimpo de Puerta de Tierra.
Un
Tribunal Supremo que contempla impasible la crisis económica, financiera y
fiscal que desgarra al País y exige el sacrificio y la solidaridad de todos los
sectores económicamente significativos, en una actitud egoísta, insolidaria,
insensitiva, no merece el privilegio que los distingue ni la confianza que
claramente dilapidan.
El
Presidente del Tribunal Supremo nos ha venido reprendiendo durante los últimos años
con el duérmete nene de la dignidad de la judicatura y de la necesaria confianza
del pueblo en ella. Las últimas
actuaciones suyas han pulverizado esa dignidad y esa confianza.
La
vista de hoy del pleno de la Corte delante de todo el País, fue un acto de
“stripteasing” --- desnudamiento delante de la gente.
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