Pregúntese
el lector si los cambios en la capacidad fiscal de cualquier docena de países
de Occidente: España, Alemania,
Francia, Chile, Argentina, Uruguay, y docenas de otros, son remitibles a su
status político constitucional, o a los comportamientos administrativos de sus
gobiernos, buenos o malos. El
status constitucional de Chile es el mismo, bajo la presidencia de la señora
Bachelet que lo que fue bajo el funesto Pinochet. ¿Dónde está la clave entonces que explica los tiempos de
bonanza y los tiempos de crisis?
Para
los que ajoran los espejismos ideológicos, asimilistas o separatistas, tiene
que ser incómodo enfrentarse a las variaciones de la salud económica y fiscal
--- o su crisis --- dentro del mismo esquema constitucional de status.
Puerto
Rico dio los pasos más dramáticos de buen gobierno y economía creciente durante
los años de 1941 al 1952, que marcaron el rumbo ascendente que vivimos de 1953
al 1968. Durante el primer
periodo, la colonia cruda; durante el segundo, durante y por medio del Estado
Libre Asociado. ¿Veta común de
ambos periodos de crecimiento?
Buen gobierno, honesto y competente.
Suponer
ahora, en medio de una crisis fiscal apabullante, que la culpa es de la
colonia, o del Estado Libre Asociado, que para sus detractores lo explica todo,
representa una falacia patética.
¿Fue el progreso sostenido de 1941 al 1968 producto de la colonia, o del
ELA? ¿O lo fue de una clase política
de motivaciones patrióticas de servicio al pueblo y al País?
En épocas
de crecimiento económico y buen gobierno, parecería que el status constituye la
explicación causal. Pero no es así,
cualquier status --- como constante a través de varios gobiernos, representa un
marco jurídico y constitucional que tolera buenos y malos gobiernos, bonanzas y
crisis. Los malos gobiernos ---
las administraciones corruptas e incompetentes, dañan y echan sombras sobre
cualquier status.
La
calentura no está en la sábana, sino en el organismo. No en el status, sino en las administraciones. Aunque en el futuro puede y debe haber
reformas al status, el problema puertorriqueño es de moralidad política y de
capacidad administrativa.
A la
constante del ELA --- a través de épocas de creatividad y moralidad pública ---
hay que atribuirle la facilitación del progreso económico mediante el buen
gobierno. Las variables de la
corrupción y la irresponsabilidad de nuestros gobiernos, de 1973 al 2015 deben
responder --- porque sólo ellas explican --- por el presente descalabro, dentro
del mismo status.
De 1952
al 2015, dentro del ELA, ha habido buenos y malos gobiernos. La causa de la crisis no es el ELA --- sino
los malos gobiernos.
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