jueves, 2 de julio de 2015

La Semana de Obama


A principios de esta semana la Corte Suprema de los Estados Unidos reafirmó la constitucionalidad del Obamacare, ese odiosa símbolo anticristo de la rancia derecha republicana, patrones de las aseguradoras de salud, de los consorcios de hospitales y laboratorios, al servicio de la oligarquía médica que ven en la salud de los ciudadanos una fruta de lucro asequible con sólo estirar la mano muerta de los monopolios y los oligopolios de la salud.

Resulta irónico que fuera el Juez Presidente Roberts quien asegurara la mayoría de la Corte para los pacientes pobres y de clase media esquilmados por la oligarquía de la salud.  Una histórica victoria de Barack Obama, que siembra esa decisión como legado del liberalismo social norteamericano iniciado por Franklin D. Roosevelt en 1933, y continuado por Harry Truman, Lyndon Johnson, Jack Kennedy, Jimmy Carter y Bill Clinton.  Se trata de una victoria transformadora de la estructura social americana en lo referente a la salud del pueblo, difícilmente reversible en un futuro predecible.

Ahora bien, no bien se hubo secado la tinta en esa decisión cuando el Juez Presidente Roberts presidió, afirmativamente, sobre otra dramática decisión transformadora de la urdimbre valorativa de la nación: la validación constitucional del matrimonio entre personas del mismo sexo, como un derecho fundamental garantizado por la Enmienda XIV, constitutivo del derecho humano previo al Estado.  Un poder y un derecho no delegado al Estado por el contrato constitucional.  Con ello se pone fin en los Estados Unidos a la tiranía de la ignorancia, de la musaraña moral, y a la dictadura insostenible de curas y pastores sobre una humanidad indefensa intelectualmente ante los chanchullos de las religiones y los tiranos, desde los días del Emperador Constantino.

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