miércoles, 22 de julio de 2015

Grecia, Cuba, Puerto Rico a la Luz de los Estados Unidos


Han sobrado en días recientes, a partir de la crisis financiera y fiscal de Grecia, las falsas analogías que las apariencias convocan en situaciones complejas.

Para los ideólogos antiamericanos usuales, se trata, en el caso de Grecia, de otra fechoría del imperialismo capitalista, de marca europea o de marca norteamericana.  La realidad es otra, pues tanto Grecia como Puerto Rico pagan por las irresponsabilidades acumuladas de sus gobiernos, por el precio de la corrupción y demagogia populista, clientelista, de su clase política avara e incompetente.

Hasta la fecha la ventaja de Grecia para resistir y lidiar con la crisis es doble:  por un lado la Unión Europea es un organismo racional y responsable, aunque su principio de gravitación política es --- en cada país --- su estabilidad y progreso económico.  No están en el negocio de la caridad.  Por el otro lado, Grecia está dando la pelea tras un liderato joven, responsable y capaz.  Hasta la fecha va logrando el respeto y el respaldo de la Unión Europea, mientras pugna por educar a su pueblo sobre las consecuencias del venga más, dame más, y el que venga atrás que arregle.  La razón griega va terciando en la crisis, mientras apura los aprendizajes de hasta dónde estirar los pies más allá de la sábana.

Ambos, Europa y Grecia son viejos en estas lides, y más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Cuando pasamos a nuestros pueblos adolescentes, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos, hay lecciones duras que aprender todavía.  La decisión de Obama de reintegrar a Cuba el ámbito americano e interamericano es una señal de madurez política, del mismo tipo que llevó a Michael Gorbachev a romperle el espinazo a la Unión Soviética, y que llevó a Richard Nixon a visitar y abrir ambos sistemas --- el comunista y el capitalista --- a una especie de injerto modernizador, hacia un comunismo capitalista en China, y en Estados Unidos una ideología democrática realista sobre intereses económicos que hoy le abren la puerta al modelo marxista-leninista fracasado en Cuba.

Hay problemas, decía Don José Ortega y Gasset, que no se resuelven, sino que se disuelven.  Los intereses económicos que ablandaron a China ablandarán a Cuba:  la libertad y la afluencia económica son los mejores disolventes del totalitarismo, sea soviético, chino o cubano.

¿Puerto Rico?  En estos días se ha manifestado en todo su desparpajo lo que en 1979 le dije a un alto oficial de la Casa Blanca de Jimmy Carter:  “Nosotros actuamos como si Puerto Rico fuera un Estado Libre Asociado, y ustedes actúan como si fuéramos una maldita colonia”.

Esta semana, por fin, empiezan a darse señales de que tomen conciencia de su irresponsabilidad y maltrato para Puerto Rico.  Padecemos de un Presidente tuerto; ni mira ni ve para el lado de acá.

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