La
crisis económica que aflige a Puerto Rico, producto de la irresponsabilidad
politiquera de su clase política, de 1973 hasta el día de hoy --- Romero,
Rafael, Rosselló, Sila, Aníbal y Fortuño --- unos más y otros también, ha
enviado al País a jugarse su destino fiscal a las entrañas mismas del
imperio. Mientras tanto, los
responsables, aunque no son todos, disfrutan cínicamente de sus pensiones,
fundaciones, escoltas y fuerza de cara.
El
hombre al mando de esta nave averiada, Alejandro García Padilla, asiste a la convención
de los buitres especuladores de Nueva York a plantear la situación precaria de
las finanzas del País en busca de alguna racionalidad que le permita a Puerto
Rico pagar su gigantesca deuda, pero a la medida de sus posibilidades.
El
centro del argumento puertorriqueño en Nueva York tiene que ser doble: el liderato político previo le falló a
Puerto Rico al endeudarlo irracionalmente, por un lado; pero por el otro, “it
takes two to tango”. La avaricia
de los prestamistas, los buitres de la especulación, los llevó a explotar la
debilidad financiera de Puerto Rico hasta límites irracionales de gula
insaciable. Ahora, como Shylock,
el personaje de “El Mercader de Venecia” de Shakespeare, quiere cobrar entera
su libra de carne. Falta un juez
que les diga, “Sí, pero sin una gota de sangre, porque eso no estaba incluido
en el contrato”. Por eso el
planteo de Alejandro tiene que ser:
“Ustedes erraron en su avaricia”, y por lo tanto nosotros pagaremos
cuando podamos”.
La
amenaza que ofrecerán los bonistas será la de las cortes federales. Pues que vengan los tarugos de las
cortes federales a embargar al País.
La respuesta de Alejandro tiene que ser la desobediencia. Que vengan los tarugos del Imperio y le
pongan las esposas, y a sus sucesores también, y a todo el poder del ELA. Que repitan los jueces de Rivera Schatz
la infamia del juez republicano Marcelino Romany de octubre de 1944, cuando
encarceló a todo el Gabinete del Gobernador Tugwell por autorizar unos fondos
contra el desempleo. Les reventó
en la cara la jugada, en las urnas de noviembre. El País reaccionó y le dio la victoria más grande al PPD en
toda su historia.
El
pueblo necesita héroes civiles dispuestos a defender su dignidad. Ante la displicencia de Obama, ante la
servidumbre penepeísta de nuestras cortes, ante el colonialismo de las
federales, el País necesita en sus líderes la altivez y la dignidad que
dramatice el patrón de atropello imperial.
Esta es
la oportunidad de Alejandro, ante su pueblo y ante el otro.
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