martes, 11 de junio de 2013

El Demonio de la Carrera Política


El buen pueblo de Puerto Rico se arranca las últimas greñas que le quedan tratando de explicarse --- y si puede, justificar --- la deslealtad de los políticos.  No que siempre sea así o que históricamente ese sea el caso.  Suficiente saber histórico tiene para recordar que un Muñoz Rivera, un Muñoz Marín, un Roberto Sánchez Vilella representaron la más depurada lealtad a su palabra empeñada en las campañas políticas.  Pero eso fue antes de lo que García Márquez llamó “los tiempos del cólera”, esto es, los tiempos de los cabilderos representando intereses millonarios y agencias de publicidad que borran la frontera entre el ser y el aparecer.  De tal manera que lo que Aristóteles llamaba “ lo que le parece bueno” al ciudadano ordinario, se ha evaporado al impacto de la publicidad que fabrica candidatos, issues, e historias, dependiendo del presupuesto de publicidad de los partidos.

En 1992 Joe Franco, un publicista individual curtido en las nuevas construcciones de la verdad, confesó que a Rosselló él lo había “fabricado”.  Claro, la imagen se gastó, y ya para el 2004 ni Wanda Rolex pudo resucitarlo proclamándolo “mesías”, debidamente ungido.  Aún el dinero y el fariseísmo religioso tiene sus límites.

¿Cuáles son los supuestos, los entendidos sanos de la democracia?  El pueblo necesita salud, seguridad, empleo y educación.  Elige gobiernos, y les confiere honores, sueldos, prestigio, para que provean esos servicios.  El proceso culmina en la elección de un gobernador y una Asamblea Legislativa.  ¿Qué ocurre entonces?  Que ese gobierno se dedica --- al otro día de tomar posesión --- a ver no cómo resuelve los problemas del pueblo, sino a ver cómo se reeligen en la próxima jornada electoral. 

Esa deslealtad moral, sumada a la faena de los cabilderos de los grandes y medianos intereses, transubstancia al político, le altera la sustancia --- le capa la voluntad para cumplir su palabra, su contrato con el pueblo y lo convierte en un guiñapo de hombre o mujer que pierde totalmente el compás de su autoestima moral.  La “carrera” política los aniquila.

Lo que llevo dicho explica mucho, si no todo, lo que está pasando en Puerto Rico a los cinco meses y medio del nuevo gobierno.  Perdónenme si por decirlo molesto la sensibilidad de algunos políticos “de carrera”.

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