La
ganga de soplapotes políticos que fungen como jueces de nuestro Tribunal
Supremo lo hizo otra vez. Esta vez
en la sala, acaba de ensuciarse, esto es, producir lo que llevan por dentro: rabia politiquera que encubre su
incompetencia jurídica y su disposición a ser meros alicates ideológicos del
PNP. ¡Que vergüenza sería, si
tuvieran vergüenza!
Acaban,
por mayoría de cinco a cuatro, de ensuciarse en nuestra Constitución, que
dicta, tajantemente, para que hasta los analfabetos la entiendan, que excepto
por la jurisdicción original en asuntos de Habeas Corpus, toda otra
jurisdicción de ese Tribunal es determinada por ley (Articulo V, Sección
5). ¿Qué pasa, no saben leer? ¿O es que la pasión partidista los
ciega? Escoja el lector, el
producto es el mismo.
La
ganga de soplapotes partidistas del Supremo apela a una socorrida racionalización
para declarar nula la Ley 18, que exige que los casos contra el gobierno corran
el curso normal de Instancia, Apelativo y Supremo. Deciden a base de la intención de los legisladores. ¿Qué tal de la intención de los jueces
del Supremo? ¿Y cómo lo sabe uno
si no es adivino o espiritista? El
ladrón juzga por su condición:
entonces se trata de la intención politiquera de la ganga PNP del
Supremo contra la supuesta intención legislativa. ¿Y el derecho, donde está?
El Juez
Martínez, al declarar válida la Ley 7, afirmó que la Corte tiene que responder a las urnas. ¿Cuáles urnas, las del 2008, o las del
2012? ¡Será torpe el juez, o es
que se hace!
La
respuesta de la Asamblea Legislativa y el Gobernador no puede ser blandengue o
timorata. El asunto es muy serio
para reducirlo a táctica igualmente politiquera. La única respuesta válida es una apelación directa, rápida,
al Tribunal Supremo Federal, para que meta en cintura a estos cinco analfabetos
politiqueros. Cualquier cosa menos
que eso significa una entrega a la perversidad que dejó Fortuño como herencia.
La reacción
inicial del gobernador de que va a persistir en ese tipo de legislación no da
el grado. Le harán lo mismo los
soplapotes del Supremo. Puerto
Rico merece actitudes más firmes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario