El
Ex-Secretario del Trabajo y abogado laboral Frank Zorrilla ha escrito hoy en El
Nuevo Día una columna oportuna e inteligente sobre lo que el llama Prudencia
Sindical, dirigida a los sindicatos laborales del sector público.
En un área
sensitiva de la vida económica del País en cuanto concierne a la relación del
gobierno con sus sindicatos, escribir esa columna requirió valor personal y una
especie de patriotismo sencillo: le ha dicho a los que usualmente son sus clientes
como abogado, que lo cojan suave con sus demandas económicas a un Estado en
crisis fiscal y financiera. Pide
prudencia a los sindicatos. No
estamos para fiestas patronales ni demagogias oportunistas ante un gobierno que
apenas cuenta con los haberes para evitar el retroceso de todos.
El
argumento de Zorrilla se fundamenta en hechos objetivos que el pueblo ignora,
cuya ignorancia facilita a los sindicatos públicos incurrir en demandas
salariales irrazonables, fuera del marco de realidad que vive el gobierno y el País. Por ejemplo --- argumento de fuerza
implacable --- que los sindicatos y sus trabajadores del sector público “gozan
de mejores salarios y beneficios marginales que su contraparte en el sector
privado”.
Si a lo
anterior le añadimos el hecho de que la sindicalización en el sector público es
de gratis porque sus afiliados constituyen una audiencia cautiva dentro de las
paredes de cada agencia o Departamento, el costo humano y económico de la sindicalización
es cero, comparado con los esfuerzos de sindicalización en el sector privado
donde las empresas son hostiles y mezquinas para con las aspiraciones de los
trabajadores por sueldos y condiciones dignas de trabajo.
El País
atraviesa una crisis económica fiscal y financiera. Eso quiere decir que todos estamos en crisis, si no
pertenecemos a la casta oligárquica
insensible e insaciable.
La prudencia
que aconseja el licenciado Zorrilla es lo mínimo que el sindicalismo público
puede contribuir a una recuperación del País en beneficio de todos. El consejo proviene de un amigo y
defensor de los trabajadores y sindicatos, como lo fue su padre en su tiempo. Debe escucharse.
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