lunes, 28 de octubre de 2013

La Leche: Productores, Elaboradores y Consumidores


El acuerdo anunciado por el Gobernador para entregarle 50 millones de dólares en lo que resta del año al emporio Fonalledas y a la multinacional peruana de Suiza Dairy representa una claudicación demagógica ante los grandes intereses y una entrega al intervencionismo federal en asuntos internos de los puertorriqueños.  Por algo el Circuito de Apelaciones de Boston paró en seco al juez Daniel Domínguez, porque intuye que esa es una dimensión enteramente doméstica, en la que la ficción del “interstate commerce” está traída por los pelos para lograr lo que en justicia no han podido lograr, y que ahora Alejandro García Padilla les regala temerosa y demagógicamente.

El precio de la leche y su división entre los componentes de la industria es un asunto de ganaderos productores, elaboradores y consumidores, no de las cortes federales ni de los depredadores más allá de la función elaboradora, que tiene derecho a la remuneración por sus servicios, no para diezmar a los productores ni imponerle precios onerosos a los consumidores.  Pero para que ello sea así se necesitaría un gobernador que pelee y luche por el pueblo, en vez de uno asustadizo que replica como clon a Luis Fortuño.

El acuerdo del Gobernador con los extorsionistas de Suiza Dairy y Tres Monjitas es patético:  50 millones del Fondo General para saciar la gula de estos colmillús.  Es decir, el maestro, el policía, el obrero manual, la secretaria --- toda la clase media baja y media --- pagaremos por el contrato con las elaboradoras multimillonarias.  Con defensas como esas el pueblo no necesita gobernador.  Con un margen prestatario en ruinas, con un Fondo General famélico, el Gobernador prefiere sacarle al trabajador, al empleado público, al pequeño comerciante la libra de carne del judío usurero:  Jaime Fonalledas y Suiza Dairy.  A ellos porque de ahí hacia arriba las contribuciones son voluntarias --- lo que los comercios, industrias y profesionales quieran pagar, después que soben hasta la nada sus planillas contributivas.

Ante ese cuadro, el pánico político del Gobernador lo lleva a claudicar ante los grandes intereses de la leche, a costa del pobre y el mediano, que no tiene prensa, y a veces ni inteligencia ni memoria.

El Gobernador demuestra cada día la verdad amarga que un día pronunció el libertador argentino José de San Martín, sobre los vinos de Mendoza: ¡Son flojos!

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