miércoles, 30 de octubre de 2013

Sin Líderes el Pueblo Perece


Sociológica y filosóficamente hablando, el líder en cualquier forma de gobierno es el que va al frente:  señala caminos, define ideales, educa sobre las oportunidades y resistencias al futuro que señala y proyecta, y ejercita las artes del lenguaje y la lógica al señalar caminos.

En ese sentido elemental de lo que es el liderato, Puerto Rico en estos momentos --- momentos largos, desde 1968 --- carece de liderato político y moral que trascienda el electoralismo miope que nos divide, nos confunde y nos paraliza, desde Fortaleza, la Legislatura, los partidos políticos y las instituciones educativas y culturales --- las oficiales --- disecadas e inertes, presas de la politiquería y la corrupción.

Acabo de ver y escuchar un discurso de Barack Obama en Massachusetts en el que confrontó la demagogia, la mezquindad y la corrupción moral e ideológica del partido oligárquico de los Estados Unidos frente al sistema de salud que definió, impulsó, logró aprobar y defiende con razón, elocuencia, voluntad y arrojo político. Eso es liderato.

El liderato requiere cultura política asentada en una educación sólida --- aparte e independiente de los grados académicos ---, un discurso político consistente, claro, con una lógica comunicable y persuasiva por la fuerza de sus principios y valores.  Todo menos la majadería de relaciones públicas cotidianas, en plan de campaña, a base de frases huecas y aisladas del conjunto problemático de la realidad.

El liderato supone lo que los romanos llamaban Gravitas, Dignitas y discurso lógico racional:  que comunique algo importante, real y permanente sobre el bien común de los receptores del mensaje.  Y requiere además voluntad, a riesgo de ser rechazado, pero representando siempre un horizonte posible y deseable.

El pueblo de Puerto Rico tiene sed de esas actitudes y capacidades. ¡Hace tanto tiempo que no las ve por ningún sitio!

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