Cuando
el Gobernador habla o actúa, habla o actúa a nombre, en representación del País,
del pueblo. Para bien o para mal,
o defiende o entrega con sus actuaciones los intereses básicos de ese pueblo.
En el
caso del arreglo con las elaboradoras de leche --- Suiza Dairy y Fonalledas ---
el Gobernador entregó el juego sin pelearlo. La intromisión imperial de la Corte Federal en el caso ---
detenida en el Circuito de Apelaciones de Boston --- debió haber sido combatida
hasta el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en defensa de los productores
y consumidores de leche en Puerto Rico.
Pero no hay cría, no hay pantalones morales para proteger al pueblo al
que tanto se le prometió.
Que se
comprometa el Gobernador a usar el Fondo General --- principal garantía de la
deuda pública --- para beneficiar a dos corporaciones extractoras del trabajo
del pueblo, demuestra que la clientela real del Gobernador no es “la gente”,
sino los grandes intereses, que hacen recordar a Luis Fortuño. ¡Tanto nadar --- el pueblo --- para
morir en la orilla! Por debajo de
esa jugada hay una esencial falta de respeto y desprecio a la inteligencia del
pueblo.
¿Usted
puede creer, amigo lector, que se use el dinero del pueblo, para financiar los
servicios que el gobierno le debe para que --- al son de millones --- las
elaboradoras de la leche reconstruyan sus plantas procesadoras?
Andamos
de claudicación en claudicación.
Primero el aeropuerto.
Luego el plan de salud --- con el cual se creó un monopolio odioso de la
Triple S y APS, a cual más colmillú de las dos, contrario al Obamacare
nacional, donde se obliga por ley la competencia. Ello quiere decir que la tesis republicana de allá es la que
Alejandro ha realizado acá, una entrega supina al emporio privado y corrupto de
la Triple S.
Ahora
le tocó a la leche. Mientras se
reducen las pensiones de retiro a los maestros y otros empleados públicos ---
en una legislación quizás inevitable --- se usa el dinero del pueblo pobre y
mediano para comprar los ladridos de Suiza Dairy y Fonalledas, y se reclama como
un gran triunfo.
Cada claudicación
de Alejandro nos recuerda a George Orwell: “La guerra es la paz.
El odio es el amor. La
mentira es la verdad”. En los
tiempos que vivimos, ¿qué va uno a saber?
No hay comentarios:
Publicar un comentario