Los
problemas cumulativos de la AEE no provienen de la incompetencia gerencial
intrínseca. Provienen de donde
mismo proceden los defectos paralizantes --- a la luz de su función original y
verdadera --- de los otros organismos administrativos del estado, departamentos
e instrumentalidades, y toda la enredadera de agencias burocráticas cuyo origen
ha sido el clientelismo partidista.
En
realidad, debajo de toda la paja del debate público sobre la quiebra económica
de la AEE, proveniente de una deuda descomunal, a la vez que las otras agencias
de gobierno no le pagan, lo cierto es que el precio descomunal del
kilovatio-hora en Puerto Rico --- el doble de sus homólogos en los estados ---
no se debe a incompetencia o ineficiencia en la producción, sino al embuste
entronizado sobre el costo de producción, que esconde todos los subsidios a los
municipios, hoteles, iglesias y demás clientelas de la AEE como costo de
producción --- el abominable ajuste de combustible.
Pero los
partidos --- los dos --- prefieren la mentira demagógica a la verdad de costos
reales y precios razonables para el consumidor real, bona fides, usted y yo,
amigo lector.
Sabiendo
todo esto, tanto el Presidente del Senado, Eduardo Bhatia, como el representante
Javier Aponte Dalmau pretenden ignorarlo, y prefieren desmantelar la AEE,
romperla en pedazos privatizados, abjurar de su responsabilidad de adecentar la
administración de la AEE mediante la despolitización partidista, y proponen
desmembrar la agencia, el barco bandera de la economía pública puertorriqueña. Se trata de las empresas público-privadas: el pueblo pone el capital físico y la
cultura gerencial acumulada, y la empresa privada recibe las ganancias, y si
fracasan, el pueblo lo pierde todo.
Se trata del fortuñismo Parte II.
Si se
fumigara todo el patronazgo político de la nómina de la AEE, si se
profesionalizara su ejecutoria cotidiana, si se aprobara una Ley Hatch
puertorriqueña para erradicar el partidismo en la conducta de los empleados de
la agencia --- energéticos PNP y energéticos populares ---, y el mismo criterio
imperara en la alta gerencia, no habría que pensar en regalarle a clientes
privados los haberes y la experiencia de la AEE. El mismo principio debe aplicarse a todo el gobierno, como
un acto de fumigación moral que rescate el servicio público para el
pueblo. Pero de eso no se habla,
porque eso no le deja al político.
Prefieren sus propios clientes, pues del pueblo sólo les interesan los
votos.
En el
fondo, estoy convencido de que los distintos planes y proyectos del Senado y de
la Cámara son otras tantas movidas político-partidistas en busca de
protagonismo, cámaras, y opciones más altas para el 2016.
http://finance.yahoo.com/blogs/daily-ticker/detroit-great-financial-shape-compared-puerto-rico-124315399.html
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