Tenemos
un nuevo procónsul en la “provincia romana” de Puerto Rico. Se llama Carlos Cases y es tan
arrogante --- en su infinita ignorancia sobre su función y su clientela ---
como lo fue en su día su antecesor en el puesto, el inolvidable Luis
Fraticelli.
Ha
llegado este burócrata rebuznando contra todo y todos los que no adoren el
becerro de oro: los federales en
Puerto Rico. Su arrogancia se ceba
en las actitudes flojas y blandengues del gobierno de Puerto Rico cuando tocan
lo federal en la frontera de las jurisdicciones: policías, fiscales y jueces.
Supuestamente
puertorriqueño, Carlos Cases respira la inferioridad espiritual del judío
converso, cuyo síndrome de sumisión se expresa persiguiendo y choteando a sus
antiguos congéneres.
Ha
dicho este Faro de Alejandría que nos alumbra desde la Oficina del FBI en
Puerto Rico que el sistema judicial de Puerto Rico le huele a Macondo, lugar
donde se escenifica la sátira fantástica de Gabriel García Márquez. ¿La habrá leído? Porque de lo que su diatriba habla es
de conductas judiciales en el plano realista de la justicia puertorriqueña, un
asunto que puede dilucidarse si comparamos nuestro sistema judicial con los
vertederos morales de algunos estados y grandes ciudades de los Estados Unidos.
Alguien
debe educar --- si es educable el señor Cases --- sobre las fechorías del FB I
en Puerto Rico desde los días de Albizu Campos hasta el asesinato de Filiberto
Ojeda, a mansalva y sin ninguna intención de arrestarlo en forma legal y someterlo
a juicio. Seguramente él quiere
ignorar también el trabajo sucio del FBI en los asesinatos del Cerro Maravilla,
inspirados y dirigidos tras bastidores por el siniestro FBI.
Es
desde esa fétida historia --- desde su conocimiento o su ignorancia --- que
este nuevo americucho del país ladra contra nuestro sistema judicial, que
errores y limitaciones tiene y reconocemos, pero ¿no actúa el señor Cases como
pachuco agradecido por un puestecito que él interpreta como de árbitro de esa evaluación de nuestras
instituciones judiciales?
El Juez
del Circuito Federal Juan Torruella le ha salido al paso a este fantoche ensoberbecido por un
nombramiento de procónsul. En
lenguaje fino, racional con una lógica contundente, el Juez le ha dicho a Cases
ignorante de la realidad sobre la cual opina, y ciertamente insolente porque
tiene un poquito de poder. ¿Que le
conteste al Juez, si se atreve o puede?
Es
lamentable que a dos semanas de su retiro como Juez Presiente del Tribunal
Supremo y Administrador por tantos años de la Rama Judicial, Federico Hernández
Denton no haya salido en defensa de su trabajo y de la institución que ha
presidido y dirigido. ¿Se le escapó
acaso esa edición del periódico?
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