Escuché
atentamente el mensaje del Gobernador García Padilla, a la Legislatura y al
pueblo, sobre el estado del País.
En esta
ocasión, por tratarse de la condición fiscal y económica por la que atraviesa
el gobierno, la fusión del mensaje presupuestario y el diagnóstico de la
condición por la que atraviesa el País es enteramente propia.
Alejandro
habló como gobernante enteramente en dominio del tema: el diagnóstico sobre dónde estamos, sus
causas en el pasado y la valiente y dramática salida que propone. Ese pasado --- de seis gobernadores en
ristra --- fue uno de rutina, inercia y complacencia en el endeudamiento del
País, a nombre y a cambio de la fortuna, de la mala fortuna como en efecto
resultó.
De
regreso de una experiencia amarga ante los especuladores de la deuda pública
del País, salvando por este año la credibilidad financiera del Estado Libre
Asociado mediante medidas valientes y antipáticas, Alejandro decidió tomar el
toro por los cuernos y enfrentarse al monstruo de la súper burocracia
insaciable de su propio gobierno --- 74 años vieja --- y meterle mano a la
grasa, la ineficiencia, la complacencia administrativa del gobierno que
heredó. En otras palabras, toma
control del gobierno, en vez de que el gobierno lo controle a él y con ello
derrote sus propósitos y compromisos ante el pueblo.
El
mensaje, firme, largo y detallado, consistió de dos partes. La primera, sobre la enfermedad, el
vicio del prestado, comprometiendo el futuro de todos. En esta primera parte se mostró claro,
firme y decidido, como tenía que ser porque la única alternativa sería el descrédito
como País, y la muerte colectiva por inanición.
La
segunda parte fue una síntesis y enumeración de iniciativas en marcha, logros
demostrables, acción renovadora en todos los campos de la administración y la economía,
tanto pública como privada.
No hubo
en el discurso ni asomo del lamento borincano. Por el contrario, exhibió energía, convicción y confiada proyección
de futuro. Hizo reclamos discretos
de crédito por la obra hecha ante dificultades que hubiesen deprimido a otros, proyectó
hacia el futuro programas e iniciativas novedosas y seguramente productivas.
Por
primera vez en este año y medio siento que tenemos Gobernador. De mi parte merece un voto de
confianza.
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