Las
docenas de promesas falsas, mendaces, que hizo antes de las elecciones, y los
embustes subsiguientes después, producen, al retratar su transparencia, una lámina
en blanco: no hay en su persona substancia, contenido, materia sobre la que se
pueda discurrir. Es una estampilla
iluminada, de esas que regalan en el catecismo católico. En otras palabras, el hombre es un
fraude, un uniforme vacío, que le tiene miedo a todo y a todos, mientras
tiembla como conejo asustado frente a los movimientos del ambiente que le rodea
--- siempre hostil a su inanición.
Ninguna
situación lo ha pintado mejor, de cuerpo entero, como el robo de la elección de
los dos representantes de los abonados de la AEE, a manos del mequetrefe de
DACO, Rivera Marin. Esa orden de
detente, en lo que los pilletes de la AEE tapan su porquería y entregan los
cientos de millones a sus cuates --- a los de Fortuño y a los suyos propios ---
no puede haberse originado en otro sitio que no fuera la Fortaleza de Luis
Fortuño, a través de la “gata persa” de Marcos Rodríguez Pujada. Rivera Marín no los tiene como para
asumir el esa monstruosidad ética y administrativa. El pobre diablo, mandadero dócil de los de más arriba, es un
caso dramático adicional de la “transparencia” de Fortuño, a través de quien se
ve todo, de un lado a otro, mientras balbucea mentiras.
El robo
y la prostitución de la democracia en DACO es sólo comparable con la prostitución
y el robo de la democracia en las primarias PNP de Guaynabo. Un alcalde caudillista, corrupto, a
quien se le ha ido el acetileno del poder al cerebro, prostituye a su policía y a otros los
empleados municipales, y a Fortuño
se le pierde la lengua y la transparencia, y lo único que se le ocurre
es culpar al Juez Conty --- que le ha dado lecciones de integridad --- por la dilación
en las certificaciones, en vez de culpar a su líder corrupto de Guaynabo por
intentar robarse un escaño legislativo.
¿Cobardía? ¿Cinismo? ¿Transparencia vacua?
Estos
cinco meses y medio que faltan para el día del juicio a este fraude, a este
pastel ciego, son quizás los más peligrosos en siglo y pico: la pandilla de depredadores que dirige
Fortuño --- transparentemente --- intentarán robarse lo que queda del tesoro público. ¿Por qué? Porque pueden; porque ganaron
las elecciones del 2008, y el triunfo da derecho a ser canalla.
Al otro
lado de la transparencia hueca de Luis Fortuño, ¿hay pueblo?... Le dejo la pregunta a ese pueblo.
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