jueves, 28 de marzo de 2013

La Universidad: Desde el Prestigio al Ridículo


¡Pobre Universidad!  ¡Pobre pueblo de Puerto Rico!  De 1942 a 1972 la Universidad constituyó el proyecto social más importante en nuestra sociedad de los muchos otros que a nivel de Gobierno Central se instituyeron, para rescatar al País de la pobreza, la anemia económica, y la explotación por los colmillús, que desgraciadamente han reaparecido como los guaynabitos de Fortuño y los amigos de la casa de Alejandro García Padilla, esta vez no corruptos y depredadores, sino incompetentes honestos, pusilánimes y mediocres.

Luis Muñoz Marín y Jaime Benítez, con el respaldo de toda la generación creadora de aquellos años, realizaron --- en cuanto se pudo --- la justicia social, el desarrollo económico y la transformación cultural que, mediante el Departamento de Instrucción de entonces y la Universidad reformada, económicamente respaldada con dinero y con inversión moral y reconocimiento a sus cuadros académicos e intelectuales, representó la inversión social más productiva de los últimos 70 años.

Hoy esa Universidad, en su alta y mediana gerencia, es un bochorno, un ridículo.  Dirigida por un politiquero vulgar, que no tiene el concepto de sí mismo como el soplapote político que es, un agrónomo de tiestos, de desempeño probablemente estúpido, languidece moral, administrativa y académicamente, a la vista de todo el País, y no hay calor en la cara en su Presidente y Rectores alcahuetes para abandonar, abochornados, sus puestos, como le ha sido solicitado por todos los claustros, y estudiantes de todos los Recintos.  El periódico El Nuevo Día es portavoz de esa súplica moral e intelectual, contra oídos sordos y caras frescas en la dirigencia universitaria.

Debo aclarar, sin embargo, que esa crisis moral y académica en la administración universitaria no es cosa de hoy, ni de ayer, ni de antier. Viene de lejos, desde que en 1985 Rafael Hernández Colón impuso a la Universidad la presidencia de la familia Agrait, de las viejas sanguijuelas que intrigaron contra Jaime Benítez buscando apoderarse del poder universitario.  Después llegaron los Manuel Saldaña y Antonio García Padilla, que se dedicó al derroche, a la “dolce vita” y a la destrucción de todos los poderes universitarios que no fueran la Presidencia:  poder total, magno, promotor de todas las mediocridades que fueron a la Junta de Síndicos que Fortuño aumentó y manipuló politiqueramente a su antojo.

Sila María Calderón, Aníbal Acevedo Vilá y hoy Alejandro García Padilla son responsables de esa Junta de PNP y PPD que no pueden distinguirse entre sí.  Igri Rivera, la anterior Presidenta, Isabel Picó, Marisara Pont, y Carlos Pesquera --- el exitoso buscón de contratos millonarios --- fueron elevados a esa Junta por los populares.  Los panitas de la oligarquía son intercambiables.  Me temo que eso seguirá siendo así bajo Alejandro García Padilla mediante el asesoramiento fatídico de su hermano mayor.

Prestigio quiere decir reconocimiento de excelencia. Ridículo quiere decir mofa, risotada merecida.  Pero la tragedia de la Universidad es muy grave como para reírse.  Si empezamos ahora, se tomará una década a dos para rehabilitar académica e intelectualmente la Universidad para devolverla al surco de creatividad importante en nuestra juventud, que tuvo un día la Universidad de Jaime Benítez y su generación, de la cual me siento producto, habiendo sido colaborador en varias funciones académicas y administrativas por 40 años.  Es obligación de todos salir a la mayor brevedad de este ridículo.

¡Que mucho duele el recuerdo de aquel prestigio, y la burla de este ridículo!

1 comentario:

  1. La gente tiene que tirarse a la calle a exigir la eliminación de la exención contributiva.

    Por eso Pierluisi no va para ningún lado. Pierluisi no entiende lo que es ser estadista.

    Hasta la fecha ese no era ningún problema para un penepé. Pero ahora sí. El movimiento estadista necesita a alguien que confronte a las 100 familias, alguien que no que sea un instrumento de ellas.

    Pierluisi y Alejandro Gracia Padilla andan en las mismas. Están tratando de ponerle más parchos a la colonia cuando la colonia no lo resiste.

    Puerto Rico a diferencia de Grecia y de Chipre está en mucho mejor situación porque con la extensión del IRS a Puerto Rico se ponen a las 100 familias a pagar contribuciones, se aumenta la base contributiva, se pueden reducir las tasas contributivas y se puede traer a Puerto Rico el federal earned income tax credit que será un estímulo al trabajo y no a la evasión contributiva que es lo que ha sido la 933 desde que se incorporó en 1976.

    La solución al problema económico Puerto Rico consiste en traer gente a Puerto Rico y no en exportarla. Pero gente que trabaje, que se comprometa con su futuro y esté dispuesta a pagar contribuciones. Para eso hay que modificar el sistema tributario radicalmente, eliminando la mayoría de las funciones del Departamento de Hacienda, de manera que lo único que tenga que hacer sea imponer un surcharge de 5% sobre la planilla federal.

    El estado de Maryland tiene un presupuesto que representa un 8% de su producto bruto a la vez que paga las contribuciones federales. El presupuesto de Puerto Rico es un 11% de su producto bruto y no paga contribuciones federales. Ese dato les deja ver que es falsa la aseveración de que Puerto Rico no puede pagar impuestos federales. La realidad es que la consecuencia de la autonomía fiscal no es desarrollo económico sino evasión contributiva.

    El deterioro de Puerto Rico se debe a que Puerto Rico no ha completado su unión fiscal con los Estados Unidos. Eso es lo que ha deteriorado su infraestructura, los servicios públicos e incentivado la exportación de su gente más productiva.

    Hay que salir a las calles a exigir que se complete la unión fiscal con los Estados Unidos para que se pueda garantizar el dinero para la infraestructura, para la educación, para los servicios médicos y para el retiro.

    Sin impuestos Puerto Rico no puede tener los niveles de vida del primer mundo al que tiene derecho por ser parte de los Estados Unidos.

    La libre asociación es un intento de preservar a Puerto Rico como un paraíso fiscal y convertir a Puerto Rico en otra Grecia y en otra Chipre.

    Hay que decir basta. Hay que exigir la Unión fiscal.

    Y esa exigencia Pierluisi no la va a hacer porque él es otro mofolongo como Fortuño que no se debe a sí mismo sino que se dobla ante los intereses de las 100 familias que no quieren pagar impuestos federales ni aquí ni allá.


    Si la lección de la Unión Europea es correcta, que una Unión Monetaria no puede funcionar sin una unión fiscal, entonces Puerto Rico tiene que escoger entre la Unión fiscal o como le están aconsejando a Chipre: salirse de la unión monetaria y establecer su propia moneda nacional.


    Mientras el mundo estaba de rodillas y los Estados Unidos era la primera potencia del mundo, Estados Unidos se podía dar el lujo de cargar a Puerto Rico. Pero como resultado de la crisis financiera y fiscal Estados Unidos no va a estar dispuesto a cargar a Puerto Rico por mucho tiempo más a los niveles que Puerto Rico exige y se merece. Puerto Rico tiene reestructurar su sistema tributario para que canalice sus energías por el camino de la productividad.

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