Con
Fidel Castro en Cuba, Hugo Chávez representó
la protesta moral y política de América Latina contra la hegemonía imperial de
los Estados Unidos, desde las primeras décadas del siglo 19, afirmada por voz
del Presidente Monroe en su famosa doctrina de America para los americanos, lo
que en realidad se traducía en el predominio imperial de los Estados Unidos en
America Latina como la gran finca americana.
Con
Fidel Castro también puede reconocérsele
a Chávez dos actitudes morales y políticas positivas. Por un lado, ninguno de los dos le bajó la vista al imperio
americano, por no reconocerse inferiores, aunque reconociéndose más débiles en
cuanto a economía y poder militar.
En segundo lugar, es innegable que ambos utilizaron el poder total que
ejercieron sobre sus países en beneficio de las clases más pobres, olvidadas, y
oprimidas económicamente. Eso los
inscribe en la historia como verdaderos patriotas.
A la
hora del enjuiciamiento total, sin embargo, hay que hacerles a ambos un significativo
descuento: fueron mandones, dictador
uno --- Fidel --- y autoritario y totalitario en ánimo y carácter el otro --- Chávez
--- a pesar de su retórica socialista y democrática.
Fidel subió
al poder jurando defender la Constitución democrática liberal del 1940, y la abolió
y pisoteó desde el poder total, “para el pueblo”, pero sin el pueblo. Eso dice en Cuba la historia del último
medio siglo.
El caso
de Chávez es más complejo, aunque llega al poder con los votos, a pesar de su intento golpista militar
previo, y se ampara en el obelisco patriótico de Bolívar, como Fidel se amparó
en el obelisco moral y nacionalista de José Martí. Se trata de dos pretensiones espurias, totalmente fraudulentas
y francamente ilegítimas. Su
fundamento político ha sido la demagogia.
En
ambos casos se llega al poder con un ideario proto-democrático, y desde el
poder se actúa para abolir la democracia.
En Cuba de manera oficial, en Venezuela de manera virtual. Evo Morales en Bolivia, los Ortega en
Nicaragua, y los Correa en Ecuador siguen ese paradigma: ganan el poder mediante una
constitución liberal, y desde el poder --- por falta de confianza en sí mismos
y en el pueblo, la alteran para servirse a la medida de su demagogia. Eso, aunque se le reconozca la obra de
justicia social que han producido.
La
dictadura cubana de Fidel siempre resultó más fácil que la mandonería y
demagogia de Chávez. La diferencia
era de riqueza y de complejidad social.
Así será en los años venideros.
Paradójicamente, quizás la única salida de Venezuela será la dictadura a
lo Castro, ya que su diversidad de clases sociales no consentirá la continuación
del chavismo sin Chávez, mientras el cambio en Cuba podría ser hacia una democracia dirigida, pero
democracia al fin, con el pueblo como protagonista, en vez de mero objeto
porque los Castro no tienen herederos legitimados.
No me
parece concebible en Venezuela el chavismo sin Chávez, ni en Cuba el castrismo
sin Castro.
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