Mientras
el mundo todo se estremece a manos de sus crisis económicas y el deterioro
social que es causa y efecto a un tiempo de la debacle de la producción, de los
empleos, y de los efectos fiscales de todo ello en la caja fuerte de los
gobiernos, en Roma se escenifica una opera bufa: la Iglesia Católica Romana --- y nunca ha sido mucho más que eso --- le quiere hacer creer
al mundo crédulo --- ¿y qué si no? --- que quiere y necesita creer, que vivimos
un drama humano legítimo, semi-trágico, porque el Papa se ha puesto viejo y
está cansado, y se retira a lo suyo personal, o espiritual, como se alega.
Pienso
que mis lectores ya saben lo que pienso sobre las premisas de toda esa
parafernalia teológica --- una “ciencia” o rama de la filosofía, que no tiene
objeto propio, demostrabilidad racional, o confirmabilidad
inter-subjetiva. En otras
palabras, es una ficción producto de la voluntad o la estructura de poder o de
dominio de unos hombres sobre otros, en otras palabras, una musaraña útil para
oprimir voluntades débiles o desavisadas, mientras demasiado muchos de sus
dirigentes, en Roma y en todos los continentes, navegan en un mar de corrupción
escandalosa.
Este criterio
es extensivo, claro está, a todas las religiones como instrumentos de
intimidación y opresión de unos listos sobre unos asustados sobre el
misterio. El Islamismo hace lo
propio, el Judaismo igual. Y así todas, desde las primitivas del Totem y el Tabú.
Cuando
se examinan los fundamentos racionales de esas religiones se encuentra la mente
seria con lo que han sido virtualmente confesiones de incapacidad intelectual
para demostrar nada que satisfaga la inteligencia.
En el
Siglo II después de Cristo, interrogado uno de los más prominentes “padres de
la iglesia” --- Tertuliano --- por las demostraciones racionales sobre el Dios
cristiano, confesó sinceramente que tratar de probar racionalmente la
existencia de Dios era un absurdo, que eso era cuestión de fe: “Credo Quia
Absurdum”, dijo. Porque es
racionalmente absurdo, lo creo. En
el siglo XIII, el filósofo oficial de la Iglesia Romana, Santo Tomás de Aquino,
hizo igual confesión, válida hasta el día de hoy: la razón no puede demostrar a Dios. Eso es un asunto de la voluntad, es
decir, del querer, de la necesidad, y eso, como sabemos, es la noche en que
todos los gatos son negros.
El periódico
El Nuevo Día de hoy 3 de marzo, le dedica 5 páginas a la opereta del Vaticano,
como si eso le fuera o le viniera a este pobre pueblo, ya en exceso embobado
por otras zarzuelas políticas y de bambalinas, que le llaman arte y televisión.
La
premisa de toda religión las establece el misterio y el miedo. Par combatirlos la naturaleza proveyó
la razón. Si usted abraza el
primero y entrega la segunda, siga con la opereta romana y todas las otras.
Cuando miro el puente Verrazano me llena de emoción ver como se mueve y no se cae, como las torres no son paralelas sino inclinadas para compensar por la curvatura de la tierra. Se que el puente es firme, seguro, útil, se acomoda a las diferentes temperaturas, y requirió la coordinación del esfuerzo de muchas personas para hacerlo realidad.
ResponderEliminarCuando miro el cohete Saturno V me maravilla como hemos podido controlar la energía requerida de forma que no estalle pero que impulse tres seres frágiles mientras alcanzan cuerpos celestes.
Cuando mi maestro de música nos anima para tocar una pieza, nos exhorta a tocar con belleza. Sabemos que esto significa tocar a tiempo, tocar la nota correcta, tocar con fuerza y sutileza según amerita la pieza.
Y me pregunto, ¿eso que tiene "demostrabilidad racional, o confirmabilidad inter-subjetiva", es eso lo que le da valor a la música? ¿Es ♩= 60 lo que hace un bolero romántico?
¿Qué significa "ay bendito"? ¿Que sería de Puerto Rico si no tuviéramos el "ay bendito"?
¿Qué demostrabilidad racional tiene el amor por un hijo o una hija? ¿Será que el sacrificio de un padre por un hijo es una "parafernalia" paternal?
¿Será posible que esas demostraciones de amor y cariño entre las personas no son sino "musarañas" útiles para obtener poder de uno sobre otro?
¿Será que cuando examinamos los fundamentos racionales del trabajo de Newton y encontramos errores debemos entender que Newton tenía una incapacidad intelectual?
¿Será cierto que no todo lo que cuenta se puede contar?
¿Qué satisfacción hay en que nos digan "Te quiero por que eres mi padre."? ¿No es precisamente la razón lo que le resta valor a la frase?
¿Qué preferimos escuchar "Te quiero," o "Te quiero por (tal razón)?