Destaco
--- les recuerdo a los lectores más bien --- esta parte de nuestra Constitución,
por si a alguien le interesa su expresión literal, sencilla, inconfundible, en
el sentido de que nuestro pueblo o cualquiera parte de él, grande o pequeña,
“tiene el derecho a reunirse en asamblea pacífica para pedirle al
gobierno la reparación de agravios”.
¿Qué
parte de esa sencilla disposición y garantía constitucional no han entendido
los maestros violentos y revoltosos que asaltaron el hemiciclo del Senado el
pasado jueves?
Uno supondría
que el maestro es maestro todo el tiempo, y que no enseña solamente con sus
lecciones, sino con su conducta, quizás mucho más con la última que con la
primera. Puesto que con sus
expresiones y acciones están enseñando --- lo que sea que enseñan --- todo el
tiempo. En esa relación --- en la
calle o en el salón de clase --- enseñan al manifestar lo que llevan por
dentro, en la mente, en el corazón, en el carácter. Porque ¿da derecho la circunstancia por la que ahora
atraviesan con respecto a sus ingresos materiales, a convertirse en energúmenos
o vándalos contra las personas y la propiedad y los derechos de la Legislatura
a realizar sus deliberaciones en paz?
Si así actúa
ahora ese grupo de maestros de la desacreditada Federación de Maestros frente a
los poderes públicos legítimos, ¿qué no harán en las escuelas y con los
estudiantes ante las circunstancias problemáticas que a cada momento surgen en
ellas?
El País
ha visto desde el jueves pasado la vuelta a los días de Renán Soto y Jesús
Delgado y sus métodos de confrontación física y de mentiras y de insultos
personales. Menos mal que la
profesora Aida Díaz con su estilo razonable le ha lavado la cara al magisterio,
aunque sus adversarios de la Federación siguen constituyendo un “sucio
difícil”.
Dentro
de la situación extremadamente crítica que sufren nuestras finanzas públicas,
el trato recibido por los maestros ha sido razonable y necesario. Ese trato endereza la mala
administración que los propios maestros hicieron de los dineros de su Fondo de
Retiro. Antes de atacar e insultar
al Gobernador y los legisladores que han sacado la cara por los maestros, estos
deben agradecerles el rescate que han hecho del derrumbe frente al abismo en
que se encontraba el famélico Fondo de Retiro de los maestros.
¡Si a
estas alturas los maestros no saben eso, es como para preguntarse si están
preparados para enseñarle nada a nadie!
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