Los filósofos
y teólogos medievales se entretenían afinando planteamientos ambiguos, o
dilemas cuyas alternativas cancelaban toda solución posible. Sea que fueran grandes y profundos
retos a la razón o divertimentos lógicos, la verdad era que se postulaban con
gran seriedad intelectual.
Pongamos
por caso el problema sobre cuántos ángeles cabrían en la punta de una
aguja. Dada la doctrina sobre el
carácter espiritual de los ángeles --- sin tiempo ni espacio --- el interlocutor
tendría que empezar por negar la premisa sobre la colocación espacial, para
concluir que no hay respuesta posible.
O este
otro dilema: ¿qué ocurre cuando
una fuerza irresistible choca contra un objeto inamovible? Después de darle muchas vueltas a la
noria dialéctica, la intuición racional sobre que los dos términos del dilema
--- fuerza irresistible y objeto inamovible --- son suposiciones contrarias a
la experiencia, como dicta la sana lógica.
Mudemos
la vista del Siglo XIII a nuestros días, el Puerto Rico del 2013: unas medidas económicas que hay que
tomar para salvar la credibilidad crediticia del País --- indetenible por su
naturaleza --- y una resistencia a enfrentarla, absoluta y unánime en el sector
laboral para que no se toquen sus intereses, legítimos por demás. Por algún lado debe estar operando una
falacia en esa actitud, no meramente lógica sino material en este caso. Se trata del supuesto que asume que los
logros sociales de una comunidad o un sector de ella, como el sector laboral,
son eternos, intocables, escritos en mármol, porque la sociedad política y la
realidad económica revisten rasgos de irreversible eternidad.
Por el
contrario, todas las condiciones existentes en la sociedad en un momento dado
son sencillamente historia y están sujetos a ella, la del presente y la del
futuro.
Por
ejemplo, ¿saben los trabajadores cuyos sindicatos amenazan con demostraciones y
huelgas si se toca tan siquiera el Fondo de Retiro de los maestros --- no
empece su deuda impagable de 10 mil millones de dólares, sin reconstruir ese
fondo, como se hizo con el estatal --- que las leyes laborales que los han
protegido por décadas son obras precisamente del Partido Popular a contrapelo
de los colmillús republicanos, estadistas, y penepés que ahora agitan para esas
huelgas?
El
dinero que hace falta para realizar las funciones del gobierno para todos los
puertorriqueños tienen que salir de los bolsillos y los haberes de los
puertorriqueños mismos. El
Gobernador no se puede inventar una isla encantada que fluya leche y miel como
se prometió y nunca se dio en la tierra de Canaán.
Menos
consumismo, menos Choliseos abarrotados, plazas comerciales engañando a las
masas medias y pobres, y más respeto a la historia y a las realidades económicas
de todos. Porque los maestros
tienen que saber que su plan de retiro fue muchas veces saqueado por sus
administradores, y que su precariedad económica para el retiro obedece gran
parte a un error, una miopía que los lideres del pasado cometieron al rechazar
su Seguro Social. Son aquellos
polvos los que han traído estos lodos.
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